A niveles espirituales la verdad es una; no puede ser de otra forma porque la existencia es un universo. Es una unión. Lo que llamamos Verdad, Tao o Dios.
La verdad libera, lo demás esclaviza. Y la verdad no se puede encontrar mediante el esfuerzo intelectual, la verdad no es una teoría, es una experiencia.
La verdad no ofrece garantía alguna. La verdad es tan sincera que no puede prometer: da lo que tenga que dar aquí y ahora. La verdad vive en el presente.
Los místicos insisten que la verdad se conoce a través del silencio. Si dejas las palabras conoces la realidad, las palabras crean la barrera en tu mente.
Si tu mente no crea palabra alguna, en ese silencio está Dios, o la Verdad. En el momento en que aparecen las palabras, dejas de estar en tu propio ser.
Tú no puedes conquistar la verdad. Es una tontería la parte conquistando al todo. La verdad no es un proceso que tú puedas conseguir, es un acontecimiento.
Es realmente importante buscar la verdad y estar dispuesto a renunciar a las ideas equivocadas para encontrarla. Lo que vemos no es lo que realmente es.
La gente prefiere aceptar a la mentira disfrazada y no a la verdad desnuda. Algún día toda la verdad saldrá del pozo para fustigar a todos los mentirosos.
¿Todas tus andanzas y tus búsquedas para descubrir la verdad te sirven para algo? Sí, te preparan para reconocerla en el preciso momento que se presente.
Nunca monopolices la verdad. Con esa actitud puedes reírte de toda estupidez creada en nombre de la religión, en nombre del amor, en nombre de la iglesia.
La síntesis, la verdadera síntesis, la síntesis orgánica es un trascender; tu actitud ha cambiado, estás en la cumbre más alta. Desde allí puedes observar.
La mente llena de pasión no puede ver la verdad, es una mente llena de descontento con el presente, que no vive. Dice que mañana, nunca aquí y ahora.