La iluminación espiritual

El poder de la verdad única

POR: OSHO

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LA VERDAD SÓLO PUEDE SER UNA

Conocer la verdad es experimentar la existencia tal como es.

¿Estás en contra de todas las religiones?

¿No es la religión algo esencialmente necesario por el hombre?

Sí, estoy en contra de todas las religiones, porque estoy a favor de la religión. El hecho de que haya tantas religiones es suficiente para probar que hay algo básicamente incorrecto, que no hemos sido capaces de descubrir la verdad sobre la religión, porque la verdad solo puede ser una, las mentiras pueden ser cientos.

Ficciones, puedes crear tantas como quieras; es tu imaginación. Pero la verdad no es tu imaginación. La verdad es una revelación. Ya está ahí. No tienes que inventarla; tienes que descubrirla.

Estoy en contra de todas las religiones, porque todas esas religiones no son religiones. Si fueran religiones, solo habría habido una religión en todo el mundo. No hay posibilidad de que existan ni siquiera dos religiones, qué decir de trescientas religiones es totalmente absurdo. Es extraño que el hombre continúe tolerándolo.

Todas son ficciones, creadas por personas diferentes, diferentes sociedades, diferentes geografías. No tienen nada que ver con la religión como tal, porque la religión no es geográfica, no es histórica. La religión no es racial, no es nacional. Todas esas categorías son irrelevantes en cuanto a la religión se refiere.

¿Alguna vez concibes la ciencia en términos de naciones, razas, países, períodos históricos, geográficos?

Si el agua hierve a cien grados aquí, hoy, siempre ha estado hirviendo a cien grados en cualquier parte en el pasado, y va a hervir a cien grados en el futuro también.

No habrá ninguna diferencia si la persona que está hirviendo el agua es judío o hindú o cristiano o comunista; si cree en Dios o no cree en Dios; sea un pecador o un santo. No habrá ninguna diferencia en absoluto; el agua hervirá a cien grados de todos modos. Esto es una verdad, y no necesitas crear ninguna ficción sobre ella.

La experiencia religiosa es una verdad. Cuando la descubres, no encontrarás que sea cristiana o hindú o musulmana o budista. No tiene nada que ver con todas esas palabras. En el momento en el que descubres la verdad religiosa, todo el espacio, todo el tiempo se vuelve irrelevante. Está simplemente más allá del tiempo y del espacio. Es inmaterial. Cinco mil años antes, cinco mil años después, es exactamente la misma.

LA PERSONALIDAD

El universo sigue siendo auténticamente el mismo.

No está vistiendo máscaras falsas que va cambiando, de modo que cuando le conviene una máscara, la utiliza; cuando le conviene otra, utiliza esa otra. El universo no tiene máscaras, está completamente desnudo.

No es como tú; no tiene personalidad. La verdad no tiene personalidad. Tú no solo tienes una personalidad; tienes personalidades, cada uno de vosotros muchas personalidades, porque necesitas diferentes caras en diferentes situaciones con gente diferente.

Cuando estás hablando a tu esposa necesitas una personalidad diferente: la personalidad de un marido. Cuando estás hablando a tu novia hablas diferente; estás usando la personalidad de un amante. Cuando estás hablando a un sacerdote, sin duda te comportas de una manera diferente. Y cuando estás hablando con tu criado, ¿te comportas de la misma manera como te comportas con el rabino, con el papa, con el mahatma?

Si te observas a ti mismo, verás cuantas veces vas cambiando de personalidad en veinticuatro horas. Y ya se ha vuelto un proceso tan automático que no necesitas hacer ningún esfuerzo para cambiarla; el cambio es automático. Ves a tu esposa venir, cambia automáticamente. Ves a tu jefe venir, cambia automáticamente. Ha sido tu rutina durante tanto tiempo, que ahora has de entender una cosa sobre el hombre: la mente del hombre tiene una parte automática.

Cuando aprendes algo, tienes que estar alerta.

Por ejemplo, si estás aprendiendo a conducir tienes que estar alerta, vigilando muchas cosas: la carretera, la gente, los otros vehículos conduciendo. Tienes que ser consciente del volante, tienes que ser consciente del freno, tienes que ser consciente de las ruedas. Y al principio cuando alguien aprende, encuentra muy difícil estar atento a tantas cosas al mismo tiempo.

Una vez que lo has aprendido, ¿Qué sucede?...

Entonces puedes cantar y conducir, hablar y conducir, escuchar la radio y conducir. Tu mente ha llevado la conducción a otra sección, y esa sección es la parte automática de la mente. Ahora el robot se encarga de todo lo que tenías que ocuparte al principio. Lo mismo ocurre con tus personalidades. No eres consciente que cambias tan rápido no hace ningún sonido, ningún cambio visible pero si observas, verás que todo ha cambiado.

LA VERDAD ÚLTIMA

La verdad no puede ser más que definitiva, sin embargo, los místicos han tenido que hablar de la verdad última por cierta razón. La razón era que los filósofos han hablado de la verdad relativa, y han resaltado el hecho de que cada verdad es relativa. Albert Einstein llevó el concepto de relatividad a las verdades científicas que antes se consideraban definitivas: devinieron relativas. Y tenía razón. Mahavira, Gautama Buda, todos ellos hablaron de la relatividad. Una de las cosas que falta es que nadie distingue entre verdad y hecho. Los hechos son relativos y la verdad es definitiva, pero si te confundes y empiezas a pensar que los hechos son la verdad, entonces será relativa.

En primer lugar dos cosas: los hechos son relativos y tienes que entender exactamente lo que quiere decir relativo. Significa que algo puede ser verdad en cierta situación y lo mismo puede no ser verdad en otra.

Se dice que cuando vivía Albert Einstein solo había doce personas en el mundo que entendían a qué se refería cuando hablaba de relatividad. Es una explicación muy delicada y sutil sobre el Universo. Cuando iba a algún club o restaurante, fuera donde fuera, la gente le preguntaba: Dinos algo sobre la relatividad y dilo de tal forma que el hombre de la calle lo pueda entender.

Finalmente encontró la forma de hacerlo y dijo: si estás sentado sobre una estufa caliente, te parecerá que el tiempo pasa muy despacio; un solo minuto te parecerán horas porque estás sentado sobre esa estufa. Tu estado cambia la concepción que tienes del tiempo. Pero si estás sentado con tu novia, pueden pasar horas y parecerte que solo han pasado segundos.

El decía: Esto es a lo que me refiero cuando hablo de relatividad: el tiempo es relativo a cada situación particular. No hay un tiempo definitivo; así que hagas lo que hagas, el tiempo es el mismo. Siempre se ha sabido que cuando eres feliz el tiempo pasa deprisa y cuando eres desgraciado, el tiempo pasa muy despacio.

Einstein estableció la relatividad de una manera tan profunda que ahora está entretejida con todos los descubrimientos científicos. Solo quiero que recordéis una cosa: él habla de hechos y les llama verdad. Y por eso los místicos tuvieron que usar términos como última o definitiva. Quieren expresar que hay una experiencia que está más allá de la relatividad. Eso es lo que quieren decir: la verdad es definitiva.

Pero el mundo está lleno de hechos y los hechos son relativos. Tiene que quedar muy claro para los científicos que Einstein no estaba hablando de la verdad sino de hechos. Pero para la ciencia no hay otra verdad que la que ellos descubren. No aceptan la verdad del místico, porque el místico no puede ponerla delante del científico para que éste pueda diseccionarla y descubrir de qué está constituida: sus medidas, su peso y cosas así.

Es una experiencia, y es totalmente subjetiva. No puede hacerse objetiva.

Por eso, si insisten en llamar verdad a los hechos, tenemos que decirlo de esta forma: las verdades objetivas son relativas y la verdad subjetiva es siempre definitiva. Pero para no mezclar las cosas, los místicos le han llamado verdad última.

Toda verdad es definitiva. Pero hay verdades científicas que solo son hechos. Por ejemplo: si estás sentado sobre una estufa caliente, la experiencia de que el tiempo pasa muy lentamente es un hecho de tu psicología; no tiene nada que ver con el tiempo. Pero nadie le dijo esto a Albert Einstein. Cuando estás sentado con tu novia y el tiempo pasa deprisa, eso tampoco tiene nada que ver con el tiempo; tiene que ver con tu mente.

El tiempo sigue siendo el mismo; es tu mente, tu concepto de tiempo lo que es relativo. Lo último o definitivo y La verdad significan lo mismo. Puedes usar cualquier de estos dos términos, pero usar ambos es una repetición innecesaria. La vida no es matemática; no es lógica, no es ciencia. Es algo más, y ese algo más es lo más valioso.


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