La cámara lenta y la paciencia

Merma velocidad un segundo menos, luego dos, luego tres y así sucesivamente hasta que te liberes de la corriente energética de la humanidad acelera.

JEBUNA

OBSERVAR AL DETALLE

Para observar al detalle, debes estar despierto en el aquí y en el ahora.

Ten paciencia y merma tu velocidad un segundo menos, luego dos, luego tres y así sucesivamente hasta que te liberes de la corriente energética en la que la humanidad arrastra a todos aquellos que no son conscientes de aplicar el principio de vibración.

Observa con paciencia una manifestación cualquiera y te dará cuenta que es una corriente energética que contagia y arrastra a todo aquel que esté cerca, si estás ahí, déjate arrastrar para que experimentes. Luego, disminuye tu velocidad en la que los manifestantes se mueven y en poco tiempo estarás nuevamente libre.

El principio de vibración está a favor en el momento que nuestro ser fluya a voluntad por las diferentes corrientes energéticas que se emanan a nuestro alrededor. Para hacerlo, debes estar despierto en el aquí y en el ahora. Cuando estés así, experimentaras una especie de cámara lenta en la que observas al detalle todo tú alrededor.

En la escala musical la nota si es la séptima y última nota. Su frecuencia está por encima de todas vibrando con mucha fuerza y cuando se ejecuta opaca a las demás.

La frecuencia en que te mueves te dará el poder. El amor es la máxima frecuencia en la que el espíritu puede vibrar estando por encima de las demás. Piénselo, el amor es la frecuencia más poderosa en el universo.

La frecuencia del amor no es una cuestión de velocidad sino de armonía. Cuando te detienes y dejas de ser veloz, puedes armonizar como la frecuencia más elevada, puedes ver todo lo que dejaste abajo con claridad. Por eso el amor es tan poderoso, su armonía supera a las demás frecuencias.

Es la ley de la naturaleza que una frecuencia baja deba esperar la ausencia de la frecuencia más alta para hacer su aparición. A manera de conclusión, cuando la maldad hace presencia es porque la frecuencia del amor está ausente.