La iluminación espiritual

Los perdones del vaticano

AKASHICOS

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Historial tétrico de la Iglesia

No faltaba más, como afirmaba algún personaje en estos días; el Vaticano pidiendo perdón por los crímenes más atroces que la Iglesia cristiana (católicos y protestantes) ha cometido en su ya larga y tenebrosa historia. La noticia no puede ser asimilada sino por quienes conocemos a fondo ese historial tétrico de la Iglesia. Precisamente, durante el homenaje que la Escuela tributó a Giordano Bruno a los cuatrocientos años de su ejecución en la hoguera de la Inquisición, bajo las órdenes del Papa Clemente VIII, pudimos constatar que la mayor parte de las gentes no conocen cuáles crímenes fueron los cometidos por la Iglesia y, por lo tanto, de qué es que pide perdón ahora el Vaticano por boca de su actual regente, el Papa.

Desde que el Emperador Constantino se convirtió al cristianismo, para tratar de ocultar sus crímenes, las jerarquías cristianas se convirtieron en el brazo criminal que servía los intereses de las castas dominantes. Constantino fue el mayor criminal del momento histórico en el que se convirtió al cristianismo: "Ese monstruo Constantino. (...) Ese verdugo hipócrita y frío, que degolló a su hijo, estranguló a su mujer, asesinó a su padre y a su hermano político, y mantuvo en su Corte una caterva de sacerdotes sanguinarios y serviles, de los que uno solo se hubiera bastado para poner a media humanidad en contra de la otra media y obligarlas a matarse mutuamente" ( Percy Bysshe Shelley- Citado en "Historia Criminal del Cristianismo" - Karlheinz Deschner- pag. 169 Tomo I- Editorial Martínez Roca).

El alto clero cristiano asumió la posesión y propiedad de grandes extensiones de tierras y a quienes le hicieran resistencia condenaban como "Herejes" y les expropiaban sus propiedades. Se inicia una persecución inmisericorde contra todo lo que pusiera en duda los dogmas y la conducta de esa horrenda y criminal casta jerárquica cristiana. Podríamos traer miles de ejemplos de crímenes a partir de este acceso al poder por parte de la jerarquía cristiana, pero es suficiente con anotar la connivencia con Hitler al comenzar la Segunda Guerra Mundial, el caso del desfalco al Banco Ambrosiano por la suma de mil trescientos setenta y tres millones de dólares, suma que el cardenal Marzinskus utilizó para desestabilizar el régimen comunista de Polonia y financiar los asesinatos que la organización paramilitar argentina llamada la "Triple A" llevó a cabo en la humanidad de todo aquel que era considerado como "comunista" así no lo fuese en la realidad. Las dictaduras de Argentina, Brasil, Chile, Bolivia y otras más, estuvieron siempre legitimadas por los jerarcas de la Iglesia católica o las Iglesias cristianas.

En Colombia, la Iglesia ha sido cómplice en toda su historia de violencia y represión contra movimientos y partidos que no se someten a la dominación capitalista. En las épocas de la llamada "violencia", entre los años 1.946 y 1953, cuando fueron asesinados por el régimen conservador-católico, apostólico y romano, unos trescientos mil colombianos, la Iglesia estuvo siempre al lado del gobierno de turno. Más aún, se inventó "consagrar" la nación al denominado "corazón de Jesús".

Qué bonito espectáculo era, entonces, el que teníamos que presenciar todos los años cuando los altos funcionarios del Estado a cuya cabeza estaba su Presidente, acudían a la Catedral de la Capital del País para hacer la consabida "Consagración" mientras en los campos caían cientos de campesinos bajo las balas asesinas del régimen del cual los jerarcas católica que oficiaban eran sus legitimantes ideológicos y políticos.

¿Qué se pretende con esta comedia del bufón del mundo cristiano? Que los ingenuos y los ignorantes sigan bajo el engaño que por siglos vienen protagonizando. Sin embargo, el mundo en que vivimos ya no es el mismo ni siquiera como el de hace pocos años. Los medios de comunicación, el acceso a ciertos niveles del conocimiento, impiden que las gentes de mayor capacidad intelectual caigan en el engaño. Para supeditarse a los "cuentos" del Vaticano es necesario tener intereses qué defender o qué obtener. Y para ello, el fraude, la mentira, el engaño, son las armas que sigue empleando el Vaticano y toda esa casta de sacerdotes y monjes que obedecen su mandato.

Debemos tener claro que para nosotros toda esa jerga clerical tiene como fin el ocultar la conducta fraudulenta y criminal que las iglesias siguen llevando a cabo contra las gentes que padecen de ignorancia sobre la realidad histórica de la humanidad. Pero debemos denunciar toda esa farsa que, como teatro del absurdo, viene protagonizando el Vaticano a través de los siglos. Difundir el conocimiento, la verdad de los acontecimientos históricos, elevar la calidad intelectual de quienes nos rodean, es la actividad que llevamos a cabo como materialistas dialécticos y como humanistas reales.


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