La iluminación espiritual

Concientes de la plena consciencia

POR: THICH NHAT HANH

Imagen; Concientes de la plena consciencia; Thich Nhat Hanh

LAS CINCO CONCIENCIAS

Las cinco conciencias son un modo de practicar la plena consciencia con la persona a la que amas.

La recitación conjunta de estas conciencias puede fortalecernos y ayudarnos en circunstancias difíciles. Puede formar parte, por ejemplo, de una ceremonia nupcial o hacer también que cualquier relación amorosa se fortalezca y dure más.

* En la primera conciencia, nos vemos como un eslabón en la continuidad de nuestros antepasados y como un vínculo con las generaciones venideras. Cuando nos vemos de ese modo, sabemos que, cuidando de nuestro cuerpo y mente en el presente, estamos cuidando también de todas las generaciones pasadas y futuras.

* La segunda conciencia nos recuerda las expectativas que nuestros ancestros han puesto en nosotros y las expectativas que también albergan nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Nuestra felicidad es su felicidad y nuestro sufrimiento es su sufrimiento. Si observamos profundamente, sabremos lo que nuestros hijos y nietos esperan de nosotros.

* La tercera conciencia nos dice que la alegría, la paz, la libertad y la armonía no son cuestiones individuales, sino que tenemos que vivir de un modo que permita que nuestros ancestros internos se vean liberados, y que nosotros podamos liberarnos también. Si no lo logramos, seremos nosotros quienes estaremos esclavizados durante el resto de nuestra vida, y eso será lo que transmitiremos a nuestros hijos y nietos. Este es el momento de liberar a nuestros padres y a los ancestros que llevamos dentro. Podemos ofrecerles alegría, paz, libertad y armonía, al tiempo que nos ofrecemos alegría, paz, libertad y armonía a nosotros mismos, a nuestros hijos y a nuestros nietos, todo lo cual no es sino un reflejo de la enseñanza del interesado. Mientras nuestros ancestros internos sigan sufriendo, no podremos ser realmente felices. Cuando damos un paso conscientemente, tocando la tierra con un sentimiento de felicidad y libertad, lo hacemos en el nombre de todos nuestros antepasados y de todas las generaciones venideras.

* La cuarta conciencia nos enseña que donde hay comprensión hay amor. Cuando entendemos el sufrimiento de otra persona, nos sentimos motivados a ayudarla y se liberan las energías del amor y la compasión. Todo lo que hagamos desde esa actitud redundará en la liberación y felicidad de nuestros seres queridos. Tenemos que practicar de modo tal que todo lo que hagamos por los demás aumente su felicidad. No basta con el simple deseo de amar. Es imposible, cuando las personas no se entienden, que lleguen a amarse.

No te olvides de practicar en el contexto de una comunidad. Haz todo lo que esté en tu mano para aportar felicidad al aire, el agua, las rocas, los árboles, los pájaros y los seres humanos. Vive tu vida cotidiana de modo tal que en todo momento sientas en ti la presencia de la comunidad. De ese modo recibirás el tipo de energía que necesites cada vez que, en tu vida y en la vida del mundo, te enfrentes a dificultades. El mundo necesita que estés atento y seas consciente de lo que está ocurriendo.

Tenemos que vivir profundamente cada momento que nos es dado vivir. Si eres capaz de vivir profundamente un solo momento de tu vida, puedes aprender a vivir del mismo modo el resto del tiempo. El poeta francés René Char dijo: Si habitas un instante, descubrirás la eternidad. Convierte cada instante en una oportunidad de vivir profunda, felizmente y en paz. Cada instante es una oportunidad de hacer las paces con el mundo y de convertir la paz y la felicidad en algo que se halle al alcance de todos. El mundo necesita nuestra felicidad. La práctica de la vida despierta puede ser descrita, en ese sentido, como la práctica de la felicidad y del amor. Debemos cultivar, en nuestra vida, la capacidad de ser felices y de amar. La comprensión es el fundamento del amor, y la observación profunda, la base de la práctica.

* Practicamos la quinta conciencia porque, aun cuando sepamos que culpar y discutir nunca son de ayuda, solemos olvidarlo. La atención a la respiración nos permite desarrollar, sin entrar en culpaciones ni discusiones, la capacidad de detenernos en el momento crucial.

Todos necesitamos cambiar para ser mejores. Nuestra responsabilidad estriba en cuidar también los unos de los otros. Somos jardineros que ayudamos a las flores a desarrollarse. Si lo entendemos, las flores crecerán bellamente. Sin embargo, no basta con buena voluntad, puesto que necesitamos aprender el arte de hacer felices a los demás. Ese arte, que es la esencia de la vida, es también la esencia de la atención plena.


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