La iluminación espiritual

Vejez: ¿Carrera contra el EGO?

LA TERCERA EDAD

Pero ¿qué es la vejez exactamente?

Desde Cicerón, que fue el primer autor de un libro sobre la vejez que puede leerse online (1), Se ha escrito mucho sobre lo que ahora se suele llamar Tercera edad, identificándola con decadencia en todos los órdenes, y antesala de la muerte. ¿Es así? ¿O la vida es una energía espiritual que trasciende la materia y en ese caso el cumplir años en traje terrenal es menos significativo por sí mismo de lo que se piensa?

Al observar el ciclo dela vida en la naturaleza, y compararlo con el discurrir de la vida humana –puesto que formamos parte - apreciamos que la primavera se corresponde con las primeras edades, el verano con la juventud, el otoño con la edad madura y el invierno con la vejez. Del mismo modo, vemos que la niñez y primera juventud son la manifestación de la magia de una vida que nació y evoluciona a través de muchos cambios físicos, mentales y espirituales que tienden a buscar un equilibrio estable y una definición diferenciada y personal en la plenitud juvenil. Así termina la primavera de la vida. Si esta fase culmina con éxito, en la edad madura se cosecharán logros positivos: es el otoño, con sus dulces frutos. Y poco a poco, se va entrando en la vejez, que es el tema que nos ocupa hoy: el invierno de la vida. En la naturaleza, los árboles pierden las hojas y la vitalidad de los vegetales se reduce al mínimo, mientras otros murieron en el tránsito. Es una estación de sosiego, de meditación. La madre naturaleza se toma un respiro hasta su próximo renacer y comienzo del siguiente ciclo. También las personas vemos reducida nuestra energía, al llegar aes a edad que se llama tercera, disminuía nuestra vitalidad orgánica a nivel físico. Y a eso se le llama vejez.

Pero ¿qué es la vejez exactamente?

Si vemos a una persona de edad avanzada y nos quedamos con sus arrugas, y con ese cuerpo que perdió su vigor y tal vez tenga más de un problema de mantenimiento solo nos quedaremos en la superficie de esa realidad a la que llamamos vejez. Si observamos nuestro mundo, vemos que se huye dela vejez física como de la peste. ¿Acaso no es normal que no queramos envejecer físicamente y perder los atributos de la juventud y la edad madurar? Otra cosa es rechazar, no aceptar, resignarse con malos humos a cumplir muchos años. Y entre la gente mayor no se llega fácilmente a aceptar el hecho de ser eso, gente mayor. Así que los cirujanos se hacen millonarios con las operaciones de estiramientos o de filtraciones con productos químicos insanos que pretenden retrasarla flacidez. La gente no acepta la vejez porque también sabe lo que le espera físicamente y no se suele llegar preparado espiritualmente. Produce tristeza ver esos autobuses cargados de ancianos y ancianas que todavía piensan en divertirse como adolescentes que bailan, flirtean, comen y beben más de lo que debieran intentando huir hacia atrás.

Generaciones antes, un anciano era un rango social. Ser anciano representaba el buen juicio, la prudencia, la sabiduría, y eran por eso respetados y escuchados. En la sociedad del productivismo sin límite, ser mayor es ser socialmente improductivo, y por tanto alguien carente de valor y a menudo, un problema de convivencia y espacio en el hogar familiar de la sociedad industrial, donde el anciano es un asunto de pensiones, hogares para mayores, gastos médicos extras…Ahora es un trasto inútil cuyos conocimientos y experiencias no tienen mayor valor en una sociedad que desprecia tan a menudo los valores éticos, los conocimientos o la sabiduría de la experiencia del anciano y donde el culto al cuerpo y el ser eternamente joven es una meta; se saca a la muerte de casa y se esconde en los tanatorios para convertida en un bien de consumo más.

Pero la vida es algo más que aprender un oficio, trabajar, envejecer consumir y morir. Es un proceso de purificación espiritual que conduce finalmente a la plenitud, al vigor espiritual y mental y a la paz hasta en la vejez física. Esta nos aparece entonces como la antesala a un Más Allá que es mucho más fácilmente aceptado sin temor, como lo que podríamos llamar el salto cuántico del alma hacia su lugar de origen, o -siguiendo nuestros paralelismos con la madre naturaleza- como el esfuerzo final de la larva para convertirse en mariposa.

En su libro Tu vida en la Tierra es tu vida en el Más Allá, (2)del que extraemos a continuación algunos párrafos, la profetisa Alemana Gabriele Witteck, que los lectores de La Iluminación ya conocen por otras publicaciones, dice lo siguiente:

La vida en esta Tierra consiste para cada uno en el margen de vida y el margen de muerte. El margen de vida de un hombre puede ser corto o largo; puede durar horas, años o decenas de años. Todo depende de lo que cada uno haya introducido en la computadora causal durante su vida terrenal anterior y lo que le queda para hacerse consciente, para purificar y cumplir en esta existencia.

Al hombre se le muestra diariamente durante el margen de vida lo que ha de purificar en este día, no mañana. Lo que la energía del día nos muestra a través de nuestro mundo de sensaciones y pensamientos o de personas y sucesos, y lo que hemos reconocido como comportamiento erróneo, lo hemos de purificar hoy mismo, no mañana….

Mañana nos irradiará otra constelación planetaria y nos traerá otros espectros para el reconocimiento que habremos de purificar mañana, es decir, en el día que para nosotros será otra vez el hoy. Lo que habíamos emitido a las estrellas vuelve a reflejarse sobre nosotros. Es decir, lo que nos viene de las estrellas hoy trae también la fuerza para que se repare hoy.

Cuanto más conscientemente vivamos más claramente podremos reconocer lo que el día nos irradia para ser superado. El margen de vida también puede ser llamado margen de flexibilidad. En este margen podemos enmendar lo pecaminoso que tenemos, porque todavía el cerebro es flexible, a menos que hayamos endurecido e inflexibilizado las células cerebrales mediante nuestras pasiones.

El margen de muerte, sin embargo, puede ser llamado margen de inflexibilidad porque los programas humanos han adquirido una cierta rigidez teniendo en cuenta que el cuerpo físico se va degradando cada vez más y el hombre ya no puede captar tantas cosas como en el margen de vida. En el margen de muerte suceden frecuentemente los golpes de destino más graves. Esto es porque el alma quiere deshacerse de lo que se ha ido acumulando en ella, debiendo haberlo descargado durante el margen de vida. Cuanto más hayamos purificado durante el margen de vida tanto más tranquilos y contentos podremos vivir los días del margen de muerte. (Hasta aquí la cita)

Cuando observamos el modo de vivir y actuar de los ancianos, situados claramente en el margen de muerte, a menudo les vemos refugiados en su pasado, volviendo incluso a sus lugares de nacimiento para pasar allí sus últimos días queriendo encontrar en sus pueblos o ciudades de origen tal vez una sensación de seguridad que acompañe los recuerdos del paraíso dela infancia, o el calor emocional de sus antiguos amigos o paisanos. Muchas de las personas que llegan a edades avanzadas son presas de golpes de destino en forma de enfermedades graves u otros problemas ahora de difícil solución a los que no supieron o quisieron enfrentar en el tiempo de gracia de la vida y ahora se les vinieron encima. Y así se convirtieron en amargados cascarrabias, conservadores en extremo, intolerantes, egoístas, insolidarios, y otros rasgos negativos que no vienen a ser más que la manifestación de lo que guardaba su subconsciente no purificado y que ahora aparece, junto a sus problemas, mostrando su verdadera personalidad. Otros mayores, en cambio, son como esos vinos buenos que ganan con el tiempo, y son bellos en su ancianidad, bondadosos, pacíficos, amables, sabios. Han sabido aprovechar el tiempo de gracia de la vida y llegan a la cima de sus años victoriosos sobre su ego, libres de las cargas y miserias del tiempo. Están ya preparados para su salto cuántico al mundo del Más allá que supieron ganar en esta vida. ¿Quién no quisiera ser uno de estos?