La iluminación espiritual

Frases Gueshe Kelsang Gyatso

Citas Gueshe Kelsang Gyatso


Las circunstancias y los demás seres no tienen la capacidad para producirnos malestar.

La felicidad y el sufrimiento son estados mentales y, por lo tanto, sus causas principales no existen fuera de la mente misma. Si queremos ser verdaderamente felices y liberarnos del sufrimiento, debemos aprender a controlar nuestra mente.

Si respondiésemos ante las dificultades con una mente pacifica y constructiva, no nos causarían problemas, sino que las consideraríamos como oportunidades y retos para progresar en nuestro desarrollo personal.

Toda la felicidad de este mundo surge del deseo de que los demás sean felices.

Debemos comprender que la persona que desea perjudicarnos carece de libertad, pues esta bajo el control total del odio.

La verdad ultima es la vacuidad. La vacuidad no es la nada, sino la carencia de existencia inherente. La mente de auto aferramiento proyecta en verdad.

Nuestra vida humana encierra un gran valor y significado, pero solo si la utilizamos para alcanzar la liberación permanente y la felicidad suprema de la iluminación.

La experiencia del sufrimiento no puede ser transformada por su propia causa, pero es evidente que la de la felicidad si se transforma por su propia causa.

Cuando nuestros deseos no se cumplen, por lo general generamos sensaciones desagradables, como por ejemplo, de infelicidad o depresión; y tenemos estos problemas porque estamos muy apegados a que se cumplan nuestros deseos.

El aire externo burdo es el que sopla en un día de viento. El aire externo sutil es mas difícil de detectar: es la energía que hace crecer las plantas y existe incluso en las rocas y las montañas.

A partir de la mente de aferramiento propio surgen todas las demás perturbaciones mentales, como el odio y el apego, y es la causa raíz de todo sufrimiento e insatisfacción.

El objetivo de comprender lo valiosa que es nuestra existencia humana es animarnos a extraer su verdadero significado y no desperdiciar nuestra vida en actividades sin sentido.

Sabemos que cuando nuestra mente es impura porque estamos enfadados con un amigo, lo vemos como una mala persona; pero cuando es pura debido a que sentimos amor afectivo por ese mismo amigo, lo vemos como una buena persona.

Si somos capaces de reconocer los malos pensamientos antes de que se conviertan en odio, no será muy difícil controlarlos.

Debemos sentir todos la misma compasión por todos los seres sintientes sin excepción; no hay un solo ser sintiente que no sea digno de compasión.

Solo somos una persona entre los innumerables seres y unos momentos de sensaciones desagradables en la mente de un solo ser no es ninguna catástrofe.

No hay peor maldad que el odio.

Cuando meditamos, aunque nuestra meditación no sea muy clara, estamos realizando una acción mental virtuosa que es causa de felicidad y paz interior.

Cuando el sabio que desea alcanzar la iluminación se encuentra con dificultades o circunstancias adversas, las acepta y no permite que alteren su serenidad.

No sufrimos porque lo hayamos elegido, sino porque nuestra mente esta controlada por la ignorancia del aferramiento propio.

Somos como un viajero en el desierto que persigue espejismos hasta la extenuación.

Nuestro enfado nunca nos ayuda a nosotros y el de los demás tampoco les ayuda a ellos.

La intensidad de nuestro sufrimiento es directamente proporcional a la de nuestro aferramiento propio.

La compasión universal es la mente de luz que desea con sinceridad liberar de manera permanente a todos los seres sintientes del sufrimiento.

Todo el sufrimiento surge de desear nuestra propia felicidad.

Nuestros deseos son desmesurados.

Todos deseamos ser felices y liberarnos del sufrimiento, pero debido a nuestras perturbaciones mentales, como el odio, el apego, etcétera, no nos importa crear mas causas para sufrir.

Del mismo modo que el sol disipa las nubes, podemos cultivar la compasión que elimina todas las impurezas de nuestra mente.

La mente tiene el poder de crear todos los objetos, agradables y desagradables.

Nuestro sufrimiento no es un castigo impuesto por nadie, sino que procede de la estimación propia, que solo desea nuestra propia felicidad sin tener en cuenta la de los demás.

Todo lo que es bueno, malo o neutro para nosotros es una proyección de nuestra mente y no existe fuera de ella.

La paciencia es una mente que acepta por completo y con alegría cualquier circunstancia en la que nos encontremos.

La inteligencia mundana es engañosa, mientras que la sabiduría nunca nos decepcionara.

Podemos utilizar todas las desgracias que acontecen en el mundo como enseñanzas espirituales.

Por lo general, deseamos liberarnos de las sensaciones desagradables con tanta urgencia que no nos da tiempo a descubrir de donde proceden.

Solemos culpar a los demás de nuestros problemas y de este modo los empeoramos.

El origen de todos nuestros problemas diarios son nuestros propios engaños, como el apego.

No es correcto dejar que nos domine el enfado, porque este solo sembrara semillas de futuro sufrimiento.

Debemos comprender que aunque los fenómenos carecen por completo de existencia propia, existen de manera convencional, como meras apariencias en una mente valida.

Como fin, en si mismos, los logros mundanos son vacíos y no constituyen el verdadero significado de nuestra existencia humana.

El odio es una reacción ante las sensaciones de infelicidad que sentimos, que surgen cuando nos enfrentamos con circunstancias desagradables.

Esperar que una mera comprensión intelectual de los textos budistas nos ayude a solucionar nuestros problemas es como pretender que una persona enferma se cure leyendo.

El mundo es el resultado del karma o las acciones de los seres que lo habitan.

Si todos practicasen con sinceridad el camino de la compasión y la sabiduría, sus problemas desaparecerían y no volverían a surgir, esto puedo garantizarlo.

Si no nos aferramos tanto a nuestras sensaciones y las consideramos como olas en el océano de nuestra mente, nos resultaran menos aterradoras y mas fáciles de manejar de manera positiva.

Una vez que hemos aprendido a aceptar con paciencia nuestro sufrimiento, si pensamos en el de todos los demás seres sintientes que están atrapados en el ciclo de nacimiento, generaremos compasión de manera natural.

El único método para abandonar nuestra ignorancia y disfrutar de la felicidad suprema de la iluminación es alcanzar la perfección de la sabiduría en general, y la perfección superior de la sabiduría en particular.

Una vida con significado, una muerte gozosa.

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