La iluminación espiritual

Trascender el Ego

Cuento Zen - Trascender el Ego

Un hombre tenía un gatito, un gato muy hermoso, y pensó qué nombre debería ponerle. Llamaré al gato «Ego» porque el ego es muy astuto y un gato, por supuesto, es astuto. No hay nada como un gato para la astucia. Así que llamo a su gato «Ego». Pero poco a poco se hartó. Era un hombre solitario, soltero, sin mujer ni hijos, y siempre quería estar solo, pero el gato resulto que era una molestia continua. No sabía qué hacer. Este «Ego» se había convertido en un problema. Así que pensó: El ego es siempre un problema. Lo echaré.

Él pensó: Pero el gato se conoce todos los caminos de la ciudad. Volverá. Así que se fue al bosque para que el gato no pudiese encontrar el camino a casa. Penetró más y más en el bosque, y ¡se perdió! Entonces solo había una cosa que hacer: soltó al gato, le siguió, y volvió a casa. Esa era la única forma, no había nadie más a quien preguntar. El gato volvió recto como una flecha, sin dudar ni un solo momento el camino a seguir.

MORALEJA

Un gato tiene la cualidad del ego completamente. No puedes echarlo fácilmente. Siempre que vas a echarlo, cuando vuelves a casa, él ya está allí. O a veces puede que te pierdas, y entonces tendrás que seguirle, porque solo él conoce el camino.

El ego es muy sabio, sabio en su astucia. Un maestro no da al ego ningún punto de apoyo, ningún terreno que pisar, así que no habla de la iluminación. Así que si encuentras a un maestro no le preguntes: ¿Crees en la iluminación repentina o en la iluminación gradual? No te responderá. Se reirá de ti: ¡Qué tontería! No hay necesidad de ninguna iluminación. Esa palabra no existe para un maestro, no es parte de su vocabulario.

Acéptate a ti mismo. Esa es la única realidad que hay, esa es la única posibilidad que hay. Acéptate cómo eres, y de pronto todo se transforma. Aceptación es la palabra para un maestro, no iluminación. Aceptación total cualquiera que sea el caso, no es posible otra cosa, eso es trascender el «Ego».

Así son las cosas. Así es como tú has sucedido en este universo enorme. Este universo enorme quiso que fueras así. Ahora tú aceptas.

Solo hay dos elecciones posibles: o te rechazas a ti mismo o te aceptas.

Si insistes, entonces pídele a Dios que me conserve carente de deseos. Dame solo una cosa, carencia de deseos o capacidad de aceptar; ambos significan lo mismo. Deseo, significa rechazo de algo. Te gustaría ser otra cosa; carencia de deseos significa aceptación, eres feliz tal como son las cosas. De hecho, las cosas son irrelevantes, tú eres feliz. Eres feliz, ese es el punto. Un maestro dice: Está contento tal como eres, no se necesita nada más, y entonces, de pronto todo sucede. En profunda aceptación, el ego se trasciende.

El ego existe a través del rechazo: siempre que rechazas algo, el ego existe. Siempre que dices no, el ego se fortalece, pero siempre que dices sí, un sí total a la existencia, es la mayor meditación en la que puedes entrar. En todas las demás meditaciones puedes entrar, pero tendrás que salir. Esta es la única meditación en la que entras y no puedes salir, porque una vez que entras ya no eres. Nadie puede salir de ella.