El árbol que daba manzanas
Jbn LieHace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol.
La iluminación espiritual
Cuentos arbol
Si estás vacío hay amor. Si estás inmensamente lleno de ego, el amor desaparece. El amor y el ego no pueden converger. El amor solo puede existir con Dios.
El hombre ha sido condicionado para que sea otra persona. Hay intereses en contra de que tú seas tú mismo, existe el miedo a que sea un hombre nuevo.
Los deseos te conducirán al infierno, los deseos en sí, son un camino al infierno. Por eso Buda dice: A menos que dejes de desear no podrás ser dichoso.
Escritos ARBOL
Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol.
Los árboles te enseñan con sabiduría. Aprendamos de ellos para ser pacientes y sabios, quien sepa cómo hablarles y cómo escucharles, descubrirán la verdad.
¿Por qué hay tan poca agua en nuestra tierra? Pregunta una niña de una aldea. Hija, nunca cuidamos los bosques por eso estas tierras son secas.
Por ejemplo, cada planta, así como cada ser encarnado en el mundo, tiene alrededor de su cuerpo una «envoltura» de bioenergía: así llamado «capullo».
¿Habéis visto los árboles a través del sendero? Ellos son como la sustancia alimentadora, nutriente de la existencia como otras especies vivientes.
El espíritu humano crece como el árbol de la vida; echa raíces, extiende sus ramas y hojas en todas direcciones, abre sus flores y da frutos en abundancia.
Los arboles nos han acompañado a lo largo de la historia brindándonos protección y energía. Respetados y venerados por numerosos cultos y tradiciones.
Aprende dos formas de recibir la energía de los árboles y lograr un intercambio energético que nos hará sentir las más altas vibraciones de la existencia.
El siguiente diálogo entre Einstein y Tagore sobre la naturaleza de la realidad. La infinita personalidad de la verdad humana incluye el Universo.
Parecemos verdaderos pavos vanidosos con el traje que cargamos y con los zapatos muy brillantes, aunque por aquí, por allá y acullá circulen millones.