La iluminación espiritual

El amor de Jesús a todas las criaturas

POR: JESUS EL CRISTO

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Jesús y los animales

  1. Cuando Jesús se dio cuenta de que los fariseos murmuraban y se escandalizaban porque bautizaba y hacía más discípulos que Juan, dejó Judea y se marchó de nuevo a Galilea.
  2. Y Jesús llegó junto a un árbol, bajo el que permaneció varios días. Y llegaron también María Magdalena y otras mujeres, y Le servían con sus bienes, y enseñaba diariamente a todos los que iban a Él.
  3. Y los pájaros se agrupaban en torno a Él y Le saludaban con sus cantos, y otros animales se acercaban a Sus pies, y Él los alimentaba, y comían de Sus manos.
  4. Y cuando partió, bendijo a las mujeres que Le habían dado testimonio de su amor, y volviéndose hacia la higuera también la bendijo, diciendo: Me has cobijado y dado sombra frente al calor sofocante, y además Me has dado alimento.
  5. Bendita seas, crece y fructifica y que todos los que se te aproximen encuentren reposo, sombra y alimento, y que los pájaros del aire encuentren su alegría en tus ramas.
  6. Y he aquí que el árbol creció y fructificó sobremanera, y sus ramas se extendieron poderosamente hacia arriba y hacia abajo, de modo que no se hallaba ningún árbol parecido de tal tamaño y belleza, ni ninguno de tal abundancia y de tal calidad de los frutos.
  7. Jesús entró en un pueblo y vio a un gatito que no tenía dueño, y tenía hambre y Le gemía. Él lo levantó, lo puso dentro de Su túnica, dejándolo reposar en Su pecho.
  8. Y mientras pasaba por el pueblo dio de comer y de beber al gato, que comió y bebió y Le mostró su agradecimiento. Y Él lo dio a una de Sus discípulas, a una viuda llamada Lorenza, que cuidó de él.
  9. Y algunos de entre la gente decían: Este hombre se ocupa de todos los animales. ¿Son Sus hermanos y hermanas, para que les ame tanto? Y Él les dijo: En verdad, estos son vuestros hermanos de la gran familia de Dios; vuestros hermanos y hermanas, que tienen el mismo aliento de vida del Eterno.
  10. Y quienquiera que se preocupe por uno de los más pequeños de ellos, y le dé de comer y beber cuando pase necesidades, Me está haciendo esto a Mí; y quien intencionadamente permite que uno de ellos sufra necesidades y no lo protege cuando es maltratado, está permitiendo este mal como si Me lo hicieran a Mí; pues tal como hayáis hecho en esta vida, así se hará con vosotros en la vida venidera.

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