1 - A mis amigos les adeudo los enfados que perturbaran sin querer nuestra armonía, sabemos todos que no puede ser pecado, el discutir alguna vez por tonterías.
1 - El responsable de tus enfados eres tu, pues aunque el otro haya provocado el conflicto, el apego y no el conflicto es lo que te hace sufrir.
1 - Nuestra propia naturaleza es en su esencia pura. Puede quedarse durante la mayor parte de la vida ocultada por varios tipos de pasiones, ignorancia, enfados, prejuicios, etc., pero en cuanto quitemos estas manchas, brilla de nuevo con todo su esplendor.