1 - Pero sinceramente, si no fuese Alejandro, seria Diógenes.
1 - El elogio en boca propia desagrada a cualquiera.
1 - Diógenes, cada vez que pasaba por el mercado, se reía porque decía que le causaba mucha gracia y a la vez le hacia muy feliz, ver cuantas cosas había en el mercado que el no necesitaba.