Cuento para reflexionar sobre el miedo a los cambios, sobre la actitud ante las novedades y a ciertas comodidades con las que no terminamos de ser felices.
Una persona sin miedo tiene todo lo que la vida quiere regalar. Entonces no hay ninguna barrera. Será colmada de una gran sensación de autoridad.
Todos contamos con la inteligencia y sabiduría para conseguir todo lo que nos propongamos, solo tenemos que escucharnos sin miedo y creer en nosotros mismos.
Si el miedo te rodea, recuerda que en la vida hay solamente una cosa segura, y esta es la muerte. De ahí, que aquellos que lo entiendan abandonen el miedo.
El mayor descubrimiento de la vida, el tesoro más precioso, es la consciencia. Sin ella vas a estar siempre en la oscuridad, vas a estar lleno de miedos.
El miedo es parte de la mente. La mente es cobarde, y tiene que ser cobarde porque no tiene sustancia real: está hueca y vacía, y tiene miedo de todo.
Recuerden que todas nuestras parálisis están en nuestra mente; la cual no quiere vivir, la cual no es realmente capaz de vivir y crea toda clase de miedos.
Si diriges a otros, los dominas, por tu miedo crearás el caos en sus vidas. Puede que sea un buen tratamiento, pero es esparcir la enfermedad del miedo.
Si encuentras la oportunidad de riesgo, no la desaproveches, y así no serás un perdedor. El riesgo es la única garantía que tienes de estar realmente vivo.
El zen es muy realista. Dice que hay que abandonar la imaginación. La imaginación proviene del pasado, estas desde pequeño condicionado por ciertas ideas.
No es sólo una cuestión que atañe a los niños. Estos niños formarán la sociedad del mañana: el niño sin miedo es el padre sin miedo del mañana.