Una anciana de esas de muy poca consciencia cuando oyó la noticia de la bomba atómica de Hiroshima, dijo: Milagro, milagro, gracias a Dios no cayó acá.
Tu presencia está aquí. Y cuanto más consciente te vuelvas, más silencio alcanzará tu vida, más paz, más amor. Estas son consecuencias de la consciencia.
No cambies la conducta, cambia tu consciencia. Debes actuar conscientemente y esto se convertirá en transformación, y así toda tu conducta será cambiada.
El hombre es siempre viejo, pero existe algo en el hombre que no es ni viejo ni nuevo: la consciencia, que siempre es absolutamente trasformadora.