El milagro de la consciencia

Cuento zen con moraleja

Que no te vaya a pasar lo que le sucedió a la anciana cuando oyó la noticia de la bomba atómica de Hiroshima y dijo: Milagro, gracias a Dios no cayó acá.

Imagen del cuento: El milagro de la consciencia

Cuento zen sobre la consciencia

Un hombre recorrió medio mundo para comprobar por sí mismo la extraordinaria fama que gozaba un gran Maestro...

¿Qué milagros ha realizado tu Maestro?, le preguntó a uno de sus discípulos.

Bueno, verás... hay milagros y milagros. En tu país se considera un milagro que alguien haga algo sobrenatural. Entre nosotros, se considera un milagro que alguien tenga consciencia.

MORALEJA

Que no te pase lo que le sucedió a la anciana cuando escucho la noticia de la bomba atómica de Hiroshima y dijo: ¡Milagro, gracias a Dios no cayó acá!

Los milagros parecen más milagrosos cuando hay ignorancia e inconsciencia. ¿Lo entiendes? A muchos les gustaría alguien que convirtiese las piedras en pan, si tienen hambre.

Los milagros son meras construcciones mentales de los hombres sin ninguna realidad objetiva Al no ser construcciones de la existencia, sino del hombre, no permiten entender la creación y la realidad de la existencia.

El hombre manifiestamente no es la medida de todas las cosas. Este Universo está inyectado de misterio. El solo hecho de su existencia y de la nuestra, es un misterio absoluto y el único milagro que merece tal nombre.

La iluminación siempre está ahí. La pequeña iluminación traerá la gran iluminación. Si respiras y eres consciente de que estás vivo, de que puedes tocar el milagro de estar vivo, ese es el tipo de milagro y de iluminación, digna de nuestra atención.

Cuando tu auténtico yo milagroso se despierta y se vuelve más fuerte que tu ego, intentarás marcar una diferencia en el mundo. Literalmente entrarás en una alianza con el principio creativo dejando atrás la ignorancia y la inconsciencia.

El verdadero amor es el único milagro, es la escalera de la inconsciencia a la consciencia. Si has aprendido a amar, lo has aprendido todo. La gente que hace preguntas sobre Dios, en realidad no está preguntando sobre Dios, más que preguntar, está declarando que no ha conocido lo que es el amor.