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Citas Carlos Castaneda


Los guerreros jamás pueden tender un puente para reunirse con la gente del mundo. Pero si la gente desea hacerlo, tiene que tender un puente para reunirse con los guerreros.

Uno no debería preocuparse de tomar fotos o de hacer grabaciones. esas son superficialidades propias de vidas ociosas. Uno debería preocuparse del espíritu, que siempre es huidizo.

Hay montones de cosas que un guerrero puede hacer en un determinado momento y que no habría podido hacer años antes. Esas cosas no cambiaron; lo que cambio fue su idea de si mismo.

Cada pizca de conocimiento que se convierte en poder tiene a la muerte como fuerza central. La muerte da el toque definitivo; todo lo que la muerte toca, en verdad se vuelve poder.

Un guerrero acepta su suerte, sea cual sea, y la acepta con total humildad. Se acepta a si mismo con humildad, tal como es; no como base para lamentarse, sino como un desafío vital.

Ocuparse demasiado de uno mismo produce una terrible fatiga. Un hombre en esa posición esta ciego y sordo a todo lo demás. La fatiga misma le impide ver las maravillas que lo rodean.

El poder reside en el tipo de conocimiento que uno posee. ¿Que sentido tiene conocer cosas inútiles? Eso no nos prepara para nuestro inevitable encuentro con lo desconocido.

Un guerrero no tiene remordimientos por nada de lo que ha hecho, porque aislar los propios actos llamándolos mezquinos, feos o malos es darse a uno mismo una importancia injustificada.

El conocimiento es un asunto de lo mas peculiar, especialmente para un guerrero. El conocimiento, para un guerrero, es algo que, súbitamente, llega, lo envuelve y luego sigue de largo.

Para aplicar el séptimo principio del arte de acechar uno tiene que aplicar los otros seis: un acechador no se coloca nunca al frente. Esta siempre observando desde detrás de la escena.

Lo recomendable para los guerreros es no tener cosas materiales en las que enfocar su poder, sino enfocarlo en el espíritu, en el verdadero vuelo a lo desconocido y no en trivialidades.

La única libertad que tienen los guerreros es la de comportarse impecablemente. Pero la impecabilidad no es solo su única libertad, sino la única manera de enderezar la forma humana.

El hombre corriente es consciente de todo solo cuando piensa que debería serlo; la condición de un guerrero, en cambio, es ser consciente de todo en todo momento.

El primer principio del arte de acechar es que los guerreros eligen su campo de batalla. Un guerrero jamás entra en batalla sin conocer antes el entorno.

Los guerreros no ganan victorias golpeándose la cabeza contra los muros, sino rebasando los muros. Los guerreros saltan sobre los muros, no los derriban.

Un guerrero no deja nada al azar. De hecho, influye en el resultado de los acontecimientos mediante la fuerza de su conciencia y de su intento inflexible.

El poder pone siempre al alcance del guerrero un centímetro cubico de suerte. El arte del guerrero consiste en ser permanentemente fluido para poderlo atrapar.

Un guerrero nunca se preocupa de su miedo. En vez de eso, piensa en las maravillas de ver el flujo de la energía. El resto son adornos, adornos sin importancia.

Descanso, refugio, miedo: todo ello no son mas que palabras creadoras de estados de animo que hemos aprendido a aceptar sin tan siquiera cuestionarnos su valor.

Ver es un conocimiento corporal. La preponderancia del sentido visual en nosotros influye en este conocimiento corporal y hace que parezca estar relacionado con los ojos.

El mundo de la gente tiene subidas y bajadas, y la gente sube y baja con su mundo; los guerreros no tienen por que seguir las subidas y bajadas de sus semejantes.

Lo peor que podría ocurrirnos es tener que morir, y puesto que ese es ya nuestro destino inalterable, somos libres; quienes lo han perdido todo no tienen ya nada que temer.

Lo que necesitamos hacer para que la magia pueda apoderarse de nosotros es desvanecer las dudas de nuestras mentes. Una vez desvanecidas las dudas, todo es posible.

Las posibilidades del hombre son tan vastas y misteriosas que los guerreros, en vez de pensar en ellas, han optado por explorarlas sin esperanza de comprenderlas jamás.

El camino del guerrero ofrece al hombre una vida nueva, y esa vida tiene que ser completamente nueva. No puede uno llevar a esa nueva vida sus viejas y malas costumbres.

Uno no esta completo sin tristeza ni añoranza, pues sin ellas no hay sobriedad, no hay gentileza. La sabiduría sin gentileza y el conocimiento sin sobriedad son inútiles.

El chamanismo es un viaje de regreso. Un guerrero regresa victorioso al espíritu tras haber descendido al infierno. Y del infierno regresa con trofeos. La comprensión es uno de sus trofeos.

Siempre que el dialogo interno cesa, el mundo se desploma y afloran extraordinarias facetas nuestras, como si hubieran estado celosamente guardadas por nuestras palabras.

Los seres humanos son perceptores, pero el mundo que perciben es una ilusión: una ilusión creada por la descripción que les contaron desde el momento mismo en que nacieron.

El destino de un guerrero sigue un curso inalterable. El desafío consiste en cuan lejos puede llegar y cuan impecable puede ser dentro de esos rígidos confines.

Mientras un hombre siente que lo mas importante del mundo es el mismo, no puede apreciar verdaderamente el mundo que lo rodea. Es como un caballo con anteojeras: solo se ve a si mismo, ajeno a todo lo demás.

Un hombre, cualquier hombre, merece cuanto les toca en suerte a los hombres: alegría, dolor, tristeza y lucha. No importa la naturaleza de sus actos, siempre y cuando actué como guerrero.

La perdida de la forma humana es como una espiral. Le da a un guerrero la libertad de recordarse a si mismo como un conglomerado de campos de energía enderezados, lo que a su vez le hace aun mas libre.

A los seres humanos les encanta que les digan lo que deben hacer, pero aun les gusta mas luchar y resistirse a hacer lo que se les dice; y de este modo se enredan en aborrecer a quien los ha aconsejado.

Los guerreros encaran el tiempo que llega. Normalmente encaramos el tiempo que se aleja de nosotros; solo los guerreros pueden cambiar esta situación y encarar el tiempo a medida que avanza hacia ellos.

Todo lo que los guerreros hacen es consecuencia del desplazamiento de sus puntos de encaje, y tales desplazamientos están determinados por la cantidad de energía que los guerreros tienen a su disposición.

No existe, en realidad, ningún procedimiento para hacer que el punto de encaje se desplace al lugar de la no compasión. El espíritu toca a la persona, y su punto de encaje se desplaza. Así de simple.

El hombre tiene cuatro enemigos naturales: el miedo, la claridad, el poder y la vejez. El miedo, la claridad y el poder pueden superarse, pero no la vejez. Su efecto puede ser pospuesto, pero nunca vencido.

Un guerrero debe aprender a hacer que cada acto cuente, pues va a estar aquí, en este mundo, tan solo un tiempo breve; de hecho, demasiado breve para ser testigo de todas las maravillas que existen.

Preguntar cual es la función de los aliados es como preguntar que hacemos los hombres en el mundo. Aquí estamos: eso es todo. Y los aliados están aquí como nosotros; y puede que estuvieran antes que nosotros.

El arte del acecho consiste en aprender todas las peculiaridades de tu disfraz, y aprenderlas tan bien que nadie sepa que estas disfrazado. Para conseguirlo, necesitas ser despiadado, astuto, paciente y dulce.

Un guerrero no esta nunca sitiado. Estar sitiado implica que uno tiene posesiones personales que defender. Un guerrero no tiene nada en el mundo salvo su impecabilidad, y la impecabilidad no puede ser amenazada.

Esas son las luces que lleva la muerte sobre su cabeza. La muerte se las pone por sombrero y se lanza al galope, ganándonos terreno, acercándose mas y mas. A veces apaga sus luces. Pero la muerte nunca se detiene.

Un guerrero, primero debe saber que sus actos son inútiles y, a pesar de ello, proceder como si no lo supiera. ese es el desatino controlado del chaman.

Por eso puede uno decir, sin presunción, que la experiencia de las experiencias es estar vivo.

Un guerrero cazador trata íntimamente con su mundo y, sin embargo, es inaccesible para ese mismo mundo. Lo toca ligeramente, permanece el tiempo preciso y luego se aleja velozmente, sin apenas dejar rastro.

Un guerrero sabe que espera y sabe lo que espera; y mientras espera, deleita sus ojos en la contemplación del mundo. El logro definitivo de un guerrero es disfrutar con la alegría del infinito.

Un guerrero acepta la responsabilidad de sus actos, hasta del mas trivial de sus actos. El hombre corriente actúa según sus pensamientos y nunca asume la responsabilidad por lo que hace.

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