Las clases de tontos

Cuento zen con moraleja

Tonto simple: el que no sabe y no sabe que él no sabe. Tonto erudito: el que no sabe, pero que cree que sabe. Tonto dichoso: el que sabe que él no sabe.

Imagen del cuento: Las clases de tontos

Cuento zen sobre los tontos

Hay un dicho de Mahoma muy extraño: «El cielo está ocupado en su mayor parte por tontos».

Cualquiera que escuchara este dicho quedaba sorprendido. Nunca nadie pensó que Mahoma fuera tan revolucionario. ¡Un dicho tremendo! ¿Qué quiso decir con él, con «El cielo está ocupado en su mayor parte por tontos»? Muchos que le conocieron agregaban que no solo el cielo está lleno de tontos, sino que aquí también está ocupado principalmente por tres clases de tontos.

MORALEJA

Deja que te explique cuántas clases de tontos hay aquí. La primera clase de tonto: uno que no sabe y no sabe que él no sabe. Es el tonto simple. Luego la segunda: uno que no sabe, pero que cree que sabe. Es el tonto complejo, el tonto erudito. Y la tercera: uno que sabe que él no sabe. Es el tonto dichoso.

Todo el mundo nace siendo un simple tonto. Ese es el significado de «simplón». Cada niño es simplemente tonto. Él no sabe que no sabe. No se ha dado cuenta aún de la posibilidad de saber. Esa es la parábola cristiana de Adán y Eva.

Dios les dijo: «No comáis del fruto del árbol del bien y del mal». Antes de ese accidente por el cual comieron del fruto del árbol del bien y del mal, ellos eran simples tontos. No sabían nada. Desde luego que eran tremendamente felices porque cuando no sabes, es difícil ser infeliz. La infelicidad requiere cierto adiestramiento, la infelicidad requiere de algo de eficiencia para crearla, la infelicidad requiere algo de tecnología. No puedes crear un infierno sin conocimiento. ¿Cómo vas a poder crear un infierno sin saber?

Pero luego, poco a poco, empieza a conocer. Una mariposa solamente es una mariposa, una flor es solamente una flor. No contiene mucho. Empieza a conocer los nombres: esto es una mariposa y esto es una flor y esto es una flor de loto. Y paso a paso esos nombres se convierten en las barreras. Cuanto más sabe, más se separa de la vida. Se vuelve «mental», ahora vive tontamente a través de la mente, no a través de su totalidad. Ese es el significado de la expulsión del paraíso. Ha comido del árbol de bien y del mal.

Todos los niños pierden su dicha al pasar de la primera clase de tontería a la segunda, pero desde la segunda solamente unos pocos bendecidos recuperan esa dicha y pasan a la tercera, por eso se les denomina los tontos dichosos.

El tonto dichoso es la más alta posibilidad de comprensión porque ha conseguido averiguar que el conocimiento es algo fútil, ha llegado a saber que todo conocimiento es una barrera para el saber. El conocimiento es una barrera para el saber, de forma que abandona todo conocimiento y se convierte simplemente en uno que sabe. Simplemente, alcanza claridad de visión. Sus ojos están vacíos de teorías y pensamientos. Su mente ha dejado de ser una mente, su mente es inteligencia, pura inteligencia. Su mente ha dejado de estar repleta de basura, su mente ha dejado de estar repleta de saber prestado. Simplemente es consciente. Es una llama de consciencia.