La iluminación espiritual

La vida espiritual y las etapas hacia el amor

POR: CARL GUSTAV JUNG

Imagen; La vida espiritual y las etapas hacia el amor; Carl Gustav Jung

ESPÍRITU Y AMOR

La evolución del espíritu hacia el amor

El espíritu sabe cada vez más que solo el amor le da forma plena, del mismo modo que el amor comienza a sospechar que solo el espíritu da a su vida un sentido superior, y ambos buscan en el fondo la mutua relación anímica, porque el amor necesita al espíritu y el espíritu al amor para complementarse.

Veamos las etapas esenciales en el desarrollo de nuestra vida amorosa...

EL ATLETA

En esta etapa estamos principalmente preocupados por nuestra apariencia, por la forma en que nuestro cuerpo se ve. Durante esta etapa podríamos permanecer horas mirándonos y admirando nuestro reflejo en el espejo. En esta etapa nuestro cuerpo y aspecto son la cosa más importante para nosotros, nada más.

EL GUERRERO

Durante esta etapa nuestra principal preocupación es salir y conquistar el mundo, hacerlo lo mejor posible, ser el mejor y conseguir lo mejor, para hacer lo que hacen los guerreros y actuar como los guerreros actúan. Esta es una etapa en la que pensamos continuamente maneras de conseguir más de todos los demás, una etapa de comparación, de derrotar a los que nos rodean para poder sentirnos mejor porque hemos logrado más, porque somos los guerreros, los valientes.

EL GENEROSO

En esta etapa te das cuenta de que lo que has logrado hasta ahora no es suficiente para que puedas sentirte realizado y feliz, ahora estás buscando maneras de hacer una diferencia en el mundo, maneras de servir a los que están a tu alrededor. En esta etapa estás preocupado por la manera de empezar a dar.

El dinero, el poder, las posesiones, etc., seguirán apareciendo en tu vida pero ya no les otorgarás el mismo valor que antes, ya no estarás apegado a esas cosas porque te encontrarás en otra etapa de tu vida, donde se sabe que hay más en la vida que lo material.

Estarás buscando maneras de dejar de pensar solo en ti mismo, maneras de recibir y empezar a centrarse en vivir una vida de servicio. Todo lo que quieres hacer en esta etapa es dar. Ya sabes que dar es recibir y es hora de que dejes de ser egoísta, egocéntrico y ególatra y pienses en maneras de ayudar a los necesitados, para dejar este mundo mejor de lo que era cuando llegaste.

EL ESPIRITUAL

Esta es una etapa en la que nos damos cuenta de que ninguna de estas etapas son realmente quién o qué somos. Nos damos cuenta de que somos más que nuestro cuerpo, somos más que nuestras posesiones, más que nuestros amigos, nuestro país y así sucesivamente.

Llegamos a la conclusión de que somos seres divinos, seres espirituales teniendo una experiencia humana y no seres humanos teniendo una experiencia espiritual.

Ahora somos capaces de observarnos a nosotros mismos desde una perspectiva diferente. Ahora somos capaces de salir de nuestra propia mente, fuera de nuestro propio cuerpo y entender lo que realmente somos, para ver las cosas como son. Nos convertimos en el observadores de nuestras vidas.

EL AMOR HUMANO

El amor es su luz y su tiniebla, cuyo final no alcanza a ver.

El ser humano, como parte, no comprende el todo. Se encuentra sometido a él. Puede decir sí o puede enojarse; pero siempre está atrapado y encerrado en el todo. Siempre depende de él y está fundado en él. El amor es su luz y su tiniebla, cuyo final no alcanza a ver.

El amor no acaba nunca, incluso si hablase las lenguas de los ángeles o si persiguiese con rigor científico la vida de la célula hasta su fondo más recóndito. Puede documentar el amor con todos los nombres que están a su disposición, pero solamente se perderá en infinitos autoengaños.

Si posee un grano de sabiduría, rendirá las armas y llamará con los nombres divinos. Esto constituirá una confesión de su inferioridad, imperfección y dependencia, pero a la vez un testimonio de su libertad de elección entre la verdad y el error.

Veamos algunas reflexiones sobre los tres tipos de amor...

AMOR ESPIRITUAL

Reflexiones sobre el amor espiritual

Cristo dijo: Ama a tu prójimo..., encontramos bello este pensamiento... pues nos dispensa de ocuparnos de nosotros mismos pero cuando añade: ...como a ti mismo, este añadido no tiene ya nuestra adhesión y pretendemos que el amarse a sí mismo sería hacer profesión de egoísmo.

¡Amarse a sí mismo!

No era necesario predicárselo a los antiguos, que lo hacían de un modo natural. ¿Y hoy? Haríamos bien en tomar en serio este como a ti mismo. ¿Cómo puedo amar a otro si no me amo a mí mismo? ¿Cómo se puede ser altruista si se maltrata uno mismo? Cuando tratamos a nuestra persona con la dignidad que le corresponde, cuando nos amamos a nosotros mismos, vamos de descubrimiento en descubrimiento, comprendemos lo que somos y qué es lo que importa que amemos. Se trata, nada menos, que de poner el pie en la boca del dragón.

Todo aquel que sea incapaz de amor será incapaz de metamorfosear a éste, y las cosas proseguirán su antiguo curso.

Mejor sigue el curso del amor. Donde existe el amor no hay deseo de poder y donde predomina el poder el amor es escaso. Uno es la sombra del otro. Cuando el amor es la norma, no hay voluntad de poder, y donde el poder se impone, el amor falta.

AMOR RELIGIOSO

Reflexiones sobre el amor religioso

El amor tiene más de una cosa en común convicción religiosa. Exige una actitud incondicional; espera una total entrega. Así como solo el creyente que se entrega por completo a su dios llega a ser partícipe de la gracia divina, el amor solo desvela sus más altos secretos y maravillas a quien es capaz de la entrega y la fidelidad incondicional del sentimiento.

Nuestra soñante no es una personalidad religiosa, sino que es moderna. Ha olvidado que existen instantes en los cuales los dioses se entrometen, o más bien situaciones que desde los tiempos más remotos se encuentran constituidas de tal manera que calan en lo más hondo. A este tipo de situación pertenece por ejemplo, el amor, su pasión y peligro.

AMOR MUNDANO

Reflexiones sobre el amor mundano

Carl Gustav Jung, probablemente el discípulo más adelantado de Sigmund Freud y, uno de los más brillantes exploradores de la mente humana, escribió poco sobre el amor, pero a lo largo de su obra encontramos perlas acerca de esta temática que nos hace entender muchas cosas sobre la personalidad problemática del ensayista suizo.

12 perspectivas mundanas sobre el amor:

1. El amor es siempre un problema, con independencia de la edad de la persona de quien se trate. En la etapa de la infancia el problema es el amor de los padres; para el anciano el problema es lo que ha hecho con su amor.

2. El problema del amor se me aparece como una montaña monstruosamente grande que con toda mi experiencia no ha hecho más que elevarse, precisamente cuando creía casi haberla escalado.

3. El problema del amor pertenece a los grandes padecimientos de la humanidad, y nadie debería avergonzarse del hecho de tener que pagar su tributo.

4. El amor verdadero establece siempre vínculos duraderos, responsables. Necesita libertad solo para la elección, no para la realización. Todo amor verdadero, profundo, es un sacrificio. Se sacrifican las propias posibilidades o, mejor dicho, la ilusión de las propias posibilidades. Si no requiere este sacrificio, nuestras ilusiones evitarán que se establezca el sentimiento profundo y responsable, con lo que se nos privará también de la posibilidad de la experiencia del verdadero amor.

5. El amor tiene más de una cosa en común con la convicción religiosa. Mal caballero de la dama de su corazón es quien se echa atrás ante la dificultad del amor. El amor se comporta como lo hace Dios: ambos se entregan solo a su servidor más valiente.

6. Es la incapacidad de amar la que roba al hombre sus posibilidades. Este mundo solamente es vacío para aquel que no sabe dirigir su libido a las cosas y personas para hacérselas vivas y bellas. Lo que, por tanto, nos obliga a crear un sustituto a partir de nosotros mismos no es la carencia exterior de objetos, sino nuestra incapacidad de abrazar amorosamente algo que está fuera de nosotros.

7. La implicación del amor en todas las formas de vida, en la medida en que es general, es decir, colectiva, constituye la menor dificultad en comparación con el hecho de que el amor es también, eminentemente, un problema individual. Esto quiere decir que pierden su validez cualquier criterio y regla general.

8. Seguramente nos agobien las dificultades de la vida y las contrariedades de la lucha por la existencia, pero tampoco las situaciones externas muy difíciles pueden obstaculizar el amor, por el contrario, pueden estimularnos a realizar los esfuerzos más grandes. Las dificultades reales no podrán nunca reprimir la libido de forma tan duradera como para que surja una neurosis.

9. El amor libre solo sería posible si todos los seres humanos fueran capaces de los máximos esfuerzos morales. Pero la idea del amor libre no se ha inventado con esa finalidad, sino para hacer parecer fácil algo difícil. Propias del amor son la profundidad y la sinceridad del sentimiento, sin las que el amor no es amor sino mero capricho.

10. Es muy difícil para un hombre racional admitir qué pasa realmente con su Eros. Una mujer no tiene mayor dificultad en reconocer que el principio de su Eros es el estar vinculada, pero a un hombre, cuyo principio es el Logos, se le hace muy difícil.

11. Aquí se trata de lo más grande y de lo más pequeño, de lo más lejano y de lo más cercano, de lo más alto y de lo más hondo, y nunca puede decirse una cosa sin la otra. Ninguna lengua se encuentra a la altura de esta paradoja. Sea lo que sea que pueda decirse, ninguna palabra expresa la totalidad.

12. Los hombres pueden andar con mujeres de la vida alegre y no obstante insistir en su propia corrección; y las mujeres pueden escaparse con auténticos diablos y sostener sin embargo que son esposas fieles. Nos tenemos que resignar al hecho de que el mundo es muy serio y, al mismo tiempo, muy ridículo.

El amor se revela empíricamente como la fuerza del destino por excelencia, tanto si aparece como vulgar concupiscencia o como la afección más espiritual.

Carl Gustav Jung


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