Un ego desinflado

Maestros que demandan lealtad absoluta y utilizan el elemento de miedo al infierno al que caeremos si desobedecemos. Son atraídos los de egos débiles.

JBN LIE

EL DARMA DEL YO

También podríamos entrar al Darma debido a un ego desinflado que provenga de un sentido del yo convencional mal establecido. Con un sentido del yo débil podríamos ser atraídos a cultos religiosos con un líder carismático que nos promete que:

  • El linaje que enseñan y su fundador son los mejores.
  • Que cualquier otra forma de espiritualidad no es buena.
  • Ellos como maestros son los mejores y que los demás no son buenos.
  • Nos volveremos fuertes si dejamos nuestro débil y erróneo pensamiento.
  • Si obedecemos totalmente al maestro y su interpretación del Darma, la cual es infalible.
  • Si seguimos a un fuerte protector espiritual, este ser con súper poderes aplastará a todos los enemigos de la secta, ya que las demás tradiciones y maestros son el enemigo.

Estos maestros demandan lealtad absoluta y utilizan el elemento de miedo al infierno al que caeremos si desobedecemos. Los estudiantes atraídos hacia esto generalmente tienen egos débiles, sin confianza en sí mismos y son atraídos por la promesa de ganar fortaleza en cantidad y fortaleza del maestro, de las enseñanzas, del linaje, del fundador del linaje y del protector. Los estudiantes asumen una identificación con un ego del grupo entero.

Este síndrome lleva al fanatismo religioso basado en el miedo, en el deseo de ser bueno y no malo, de agradar, de ser aceptado y amado por el maestro y el grupo, así como en el sentimiento de culpa si no se practica perfectamente. Todo esto basado en la falta de sentido del yo convencional individual o en un sentido débil del mismo, y en un fuerte aferramiento a un falso yo grupal. En cierto sentido podríamos llamar a este síndrome fascismo espiritual que puede ocurrir sea o no un charlatán el maestro y sea o no que estemos involucrados en un culto de Darma.

Existen varios síntomas típicos de este síndrome. Por ejemplo, ser rígido e inflexible con la práctica personal, o realizar una práctica diaria demasiado larga, de manera que se vuelve una carga que no es posible disfrutar. Necesitamos recordar que uno de los apoyos de una perseverancia gozosa es saber cuando relajarnos y tomar un descanso y no sentirnos culpables por hacerlo.

Si nos forzamos demasiado, solo vamos a obtener lo que los tibetanos conocen como lung (energía frustrada en nuestros cuerpos) que es contraproducente. Otro síntoma es ser intolerantes ante distintas maneras o estilos de práctica. Para contrarrestar esto, necesitamos reconocer que con medios hábiles, el Buda enseñó muchos diferentes estilos que se adaptan a distintos tipos de personas, si los rechazamos y menospreciamos, estamos abandonando al Darma.