La iluminación espiritual

Mente libre

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; Mente libre; Patrocinio Navarro

La mente superior y de la conciencia

La mente instintiva y la intelectual aunque necesarias, pueden usurpar el papel de la mente superior y de la conciencia, y de ser sus auxiliares pueden convertirse en sus carceleras. Este es el objetivo del sistema para afianzar su poder a largo plazo: penetrar en la mente y la conciencia para acomodarnos a cada uno a sus programas y necesidades. La mente ordinaria es una mente domesticada, encorsetada por el ego, la cultura y las tradiciones burdas. Si no la superamos perdemos el tiempo en esta vida.

DE LA MENTE ORDINARIA A LA MENTE EVOLUCIONADA

¿Qué podemos pensar al ver actuar a los monjes Shaolin, o a ciertos atletas del Circo del Sol, sino que nos encontramos ante personas que parecen pertenecer a otro planeta? Su preparación es superior a la de un atleta olímpico del que solo interesa un resultado medible en términos físicos. La mente en estos,- a diferencia de aquellos- no es algo a lo que se preste otra atención que la de evitar que estorbe o que tenga actitudes negativas que dificulten los resultados. En un practicante de Kung Fu o Aikido, por ejemplo, la mente evolucionada es el resultado. Lo demás viene solo. El esfuerzo no es el centro de atención del practicante: es la mente el centro de atención.

De igual modo que se busca el control de la mente, se busca el control de las emociones. La mente ordinaria es una mente fácil presa de las emociones. Por eso el sistema busca actuar a través de las emociones para conseguir efectos inmediatos. Piénsese en un simple mitin político. Más que las ideas, lo que interesa a los dirigentes del mundo es producir una carga emocional que lleve a adhesiones fáciles. Pero eso no aumenta la capacidad mental de nadie ni mejora al mundo; para esto hace falta algo más. Pensemos en algo próximo: el mundo deportivo.

Resulta difícil imaginar a un jugador de futbol (endiosados ellos por los falsimedia) sosteniéndose horizontalmente en el aire encima de una lanza sin ser atravesado por ella ni sufrir un rasguño. Los monjes Shaolin, por ejemplo, hacen esto con aparente naturalidad, igual que pueden ver a cámara lenta el cuchillo que viene hacia ellos y tienen tiempo de esquivar. La diferencia está en que parten de un conocimiento distinto sobre la mente y cómo utilizarla para dominar el mundo físico mediante un profundo equilibrio cuerpo-mente y emociones vibrando desde un nivel superior de conciencia y esta es la cuestión central: ¿cómo conseguir ese nivel superior de conciencia, esa conciencia superior que nos diferencia de la conciencia de la mente ordinaria?

En Más allá del ego(edit, Kairós) afirma Ram Dass: Todos somos prisioneros de nuestra mente.. Darse cuenta de esto es el primer paso hacia la liberación.El cristianismo originario diría: reza y trabaja conscientemente, medita, y cumple los Mandamientos.También chamanes, yoghis, sufís, místicos, buscan el modo de liberar la mente mediante diversas técnicas.

LA PELIGROSA MENTE LIBRE Y CÓMO ALCANZARLA

Nuestra civilización occidental, no siente interés por esa liberación de la mente, sino al contrario, porque una mente libre es considerada por el sistema como un peligro potencial. No existe otra explicación que justifique la vigilancia, control y eventual persecución a los grupos espirituales, o la prohibición de ciertas drogas que ayudan a ampliar la visión de la realidad.

No se trata de hacer llamamientos públicos para que todos nos hagamos cristianos originarios, o budistas, por respeto a la libre conciencia; tampoco de hacer apología del LSD o la marihuana, porque dañan el cuerpo etérico -o aura electromagnética que nos envuelve- y producen problemas de memoria, aunque estamos hartos de ver que otras drogas mucho peores para el astral, el mental, el emocional y el físico - como el alcohol y el tabaco- reciben la aprobación de los inquisidores sociales. Están claras sus preferencias. El peligro que ven en ciertas drogas es que pueden servir –convenientemente usadas - y no en la discoteca- para descubrir que existe una conciencia sobre la realidad a otro nivel del que la conciencia ordinaria percibe, y que esa realidad es de naturaleza superior y desvela la existencia de una conciencia superior y universal en la que estamos incluidos. Huxley, el científico, ya relató algo de esto en su libro Las puertas de la percepción, y el biólogo norteamericano Carlos Castañeda cuenta en sus libros las experiencias con el peyote. Todas esas tentativas de ampliación de la conciencia tenían por objeto constatar de un modo científico la existencia de realidades que son mucho más lógicas y coherentes que las que percibimos con unos sentidos torpes y una mente condicionada por una cultura materialista o religiosa mentalmente limitante.

Ahora bien: esos sistemas no añaden conciencia ni mejoran la mente; solo amplían por unas horas artificialmente la percepción de lo real. No es necesario recurrir a droga alguna para alcanzar estados superiores de conciencia. Los monjes Shaolin no se drogan: meditan y realizan ejercicios de control físico y mental. Los yoghis no se drogan; la gente que medita – que cada día son más-no se droga. O sea: quienes cumplen las leyes físicas. mentales y espirituales no necesitan drogarse para encontrar su equilibrio y tener un modo de ver el mundo más libre que el que proporciona la mente ordinaria domesticada.

¿CÓMO ES UNA MENTE EVOLUCIONADA?

Y llegados a este punto ¿cómo podríamos definir a una mente evolucionada? Sería una mente:

Estas cualidades son muy diferentes a la mente-mariposa que salta de un asunto a otro, de un pensamiento a otro, de una emoción a otra. Aquietar la mente, centrarla en un objeto, mantener la concentración sobre aquello que se precisa es un paso sin el que no es posible avanzar.

Este paso ha de iniciarse en la infancia, en la familia y en la escuela.
No se suele hacer, y ¿cual es el resultado? Vean el mundo que hemos construido.

Si lo desea realice el siguiente experimento: intente fijar su mente en algo exterior – un objeto cualquiera- y observe el tiempo que transcurre sin que se distraiga y su pensamiento se ocupe de otros asuntos o acuda alguna emoción pareja. Este mismo ejercicio puede hacerlo cerrando los ojos e imaginando, por ejemplo- una flor. ¿Por cuánto tiempo sin que le asalten pensamientos que nada tienen que ver con su propósito y le arrastren? Esto es lo que da de sí una mente poco auto controlado, aunque algunos de sus poseedores vociferen en tribunas públicas o en la televisión pretendiendo ser líderes.

¿Líderes de qué? ¿Líderes de quién?
De mentes libres y evolucionadas, no, desde luego.


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