La iluminación espiritual

La mente y el amor manifestaciones de Dios

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; La mente y el amor manifestaciones de Dios; Patrocinio Navarro

Manifestaciones de Dios

Entre los descubrimientos de la Física se ha determinado que en un nivel inferior al del átomo ya se manifiesta en las subpartículas individualizadas algo así como un propósito de actuación, una determinada tendencia, un programa, algo a lo que puede considerarse parte de un conjunto superior al cual podríamos llamar con el nombre de Conciencia Cósmica, la cual ya era conocida por otras vías experimentales internas, mas no por la experimentación científica. La Conciencia Cósmica viene a ser la Conciencia en la materia, indiferente del nombre divino que quiera dársele a su origen. Este descubrimiento tan importante ha interesado a investigadores en diversas vertientes: en el terreno de la Física a Davies, F. Capra, D. Bhom, E. Schrödinger, (los dos últimos premios Nobel) ; a Krishnamurti, Erich Fromm, y otros en el terreno de la filosofía; a Jung, Antonio Blay, Maslow,Groff, Steindl–Rast, Dyer, Bucay y bastantes más en el ámbito de la psicología profunda, y transpersonal; y a Gabriele de Würtzburg, desde la visión profética del Cristianismo Originario.

Todos los autores mencionados llevan a nuestra acomodada, materialista y conflictiva sociedad a plantearse la necesidad de un serio debate desde distintos campos para que se analice de un modo claro la relación existente entre ciencias físicas, psicología, filosofía y Metafísica, a la luz de los nuevos descubrimientos sobre la materia. Este diálogo ya está abierto hace un tiempo, y puede verse cómo existe un acercamiento importante entre la llamada Nueva Ciencia y la (podríamos llamar) Nueva espiritualidad, en la que habría que incluir todas las manifestaciones y contenidos no pertenecientes a iglesia institucional alguna, y no expresados desde el dogma ni por jerarquía alguna de poder sobre las conciencias.

Hay en el diálogo Física-Mística la búsqueda de un nuevo modelo de concepción de la realidad donde materia y espíritu no aparezcan disociados, ni enfrentados, porque existe Algo más allá de la materia, y más allá del pensamiento: La Energía Unificadora, El Todo de quien todo procede: la Conciencia Subyacente: la Gran Totalidad.

El Todo incluye materia y energía ; todo el universo visible, y a la vez la realidad no visible que subyace y determina todas las manifestaciones externas en el mundo material. Ese Todo es Espíritu, nombre que damos desde tiempos inmemoriales a Algo cuya esencia desconoce nuestra mente ordinaria, (pues está más allá de la comprensión intelectual humana),pero que es capaz de sentir nuestra alma, pues ese Algo es exactamente nuestra esencia, pues nada existe fuera de Él, el Todo, el Espíritu Universal de los mil nombres.

Cuando el Espíritu se manifiesta como Creador, lo hace desde la mente creadora a la que llamamos PADRE, en la cual, como hijos, vivimos con todo el resto de lo creado, material o no material (pues recordemos que todo es energía en diferente grado de vibración y condensación.)

El Todo se manifiesta creando con Su mente -Energía los universos visibles e invisibles con todas sus criaturas... Solo nuestro intelecto nos hace creer que somos alguien que puede colocarse al margen o contra la Totalidad, en vez de sentirnos ser en ella, que es lo real. También aquí la mente del ego nos engaña.

No existe, pues, una Mente dividida en el conjunto del Universo como totalidad. Dios crea en Sí Mismo. Y nada existe fuera del Ser y de Lo Creado, Su Obra. Todas las formas mentales, incluidas las formas mentales inferiores; todas las formas de manifestación de lo espiritual: minerales, plantas, animales, son expresión de la MENTE-ESPÍRITU UNIVERSAL Y ÚNICO, MANIFESTACIONES ENERGÉTICAS QUE SE ALIMENTAN DEL TODO Y A LA VEZ LO MANIFIESTAN.

La energía creadora, la fuerza motriz, es la energía AMOR

POR AMOR, DIOS COMO TOTALIDAD SE MANIFIESTA COMO PADRE CREADOR. Pero el Amor es también fuerza redentora, liberadora, que nos conduce a la conciencia de ser en la Totalidad. POR AMOR, DIOS COMO TOTALIDAD SE MANIFIESTA EN EL HIJO CRISTO. ¿Con qué objeto? Para elevar la vibración mental y espiritual de lo creado y acercar nuestra conciencia al SI MISMO, AL CORAZÓN DEL AMOR, A TRAVÉS DEL ACTO REDENTOR. ESTE SUPONE PARA CADA UNO RECIBIR PRESTADA POR CRISTO UNA ENERGÍA SUPLEMENTARIA, UNA CHISPA DE SU PROPIA ENERGÍA (que un día deberá ser devuelta a Cristo) PARA PODER VOLVER A CASA PURIFICADOS.

Volver a casa es el retorno a nuestra condición original de seres puros sin cuerpo físico, pero con forma energética, que aceptan las leyes divinas como propias y actúan consecuentemente. Volver a casa es el regreso a la inocencia perdida, el reencuentro con nuestra condición divina de un modo impersonal, es decir, con una voluntad espiritual que sería idéntica a la voluntad divina y activa según Sus principios voluntaria y libremente aceptados por cada uno.

Cristo, el primer Hijo visualizado, que se manifiesta a los hombres para invitarnos a volver a nuestro origen de seres puros actualmente alejados de Dios, vino para mostrarnos,- como en el mito de la Caverna de Platón - el camino de salida a la Luz a través de los Diez Mandamientos y el Sermón de la Montaña, textos básicos para la comprensión de nuestro proceder correcto en la Tierra.

La infinitud de Dios nos garantiza la infinitud del amor. El amor de Dios, al no poder ser aumentado ni disminuido (pues nadie puede aumentar ni disminuir lo infinito), garantiza que la energía Amor del Universo está permanentemente activa. También en cada uno como alma, dando lugar al proceso continuo de creación en el Cosmos material y en el espiritual, aunque de ambos solo el último permanecerá, debido al proceso ascendente de la materia hacia manifestaciones cada vez más sutiles que desembocarán finalmente en la energía primordial en estado puro, según manifiestan las enseñanzas proféticas del cristianismo originario y también puede rastrearse en los textos védicos que hablan de la respiración de Brama.

Para ponerse en contacto con esa fuente divina de energía vivificante, desde tiempo inmemorial el ser humano busca el medio de llegar a ella a través del conocimiento y de prácticas espirituales que nos liberen del mundo de los sentidos y de los deseos demasiado humanos.

Conocimiento de las leyes que rigen el universo material – espiritual. Práctica de virtudes liberadoras, es la plataforma de la evolución.

Muchas claves se han dado a las diferentes humanidades pobladoras del Planeta en diferentes épocas y lugares. Todas esas claves pretendieron – y pretenden aún – conseguir armonizar a cada ser humano consigo mismo, con su entorno físico, con El Todo universal y con las leyes que lo rigen. Ello debería conducir finalmente a sintonizar cada ser humano con la energía Amor, con la energía divina. Oración, meditación, altruismo, dominio de los sentidos, control de la mente y del cuerpo físico han sido constantes referencias (en cualquier época histórica, en cualquier filosofía de la evolución de la conciencia) para conseguir conectar a cada uno con el Manantial de la energía divina que en nosotros fluye sin cesar, para hacerlo consciente en cada uno y para que pueda ser integrado conscientemente en el Gran Río Universal de la Vida. Para cualquier educador, todo cuanto se afirma aquí permite avanzar hacia una concepción transpersonal de la existencia que pudiera aplicarse a una educación transpersonal: a una pedagogía transpersonal.

Es hora de renunciar a ese principio tan extendido aún en ciertas latitudes que dice la letra, con sangre entra. Ni el progreso en el conocimiento ni los avances espirituales pueden hacerse mortificando al cuerpo ni a la mente.

Los ayunos y mortificaciones, los latigazos y los cilicios, lo mismo que los castigos corporales de los padres o maestros, no son más que formas de fanatismo opuesto a la ley del amor, como todos los fanatismos, pues en lugar de fortalecer el cuerpo y la mente la debilitan; en lugar de generar, paz generan dolor; y en lugar de conducir a la cooperación conducen a la alienación.

Dios no quiere el sufrimiento de Sus hijos

El fanatismo religioso unido al pedagógico resulta una auténtica bomba de relojería en las frágiles mentes de los pequeños. Una bomba de relojería que interesados relojeros ponen a punto para hacer estallar cuando convenga a sus necesidades. Así es posible que un día estos que hoy son niños estén dispuestos a sacrificarse por una Causa : a convertirse en suicidas con bomba, en mercenarios sin escrúpulos, o, en los casos más benignos, en opacos obreros manejables por sus jefes, por la pedagogía de las iglesias o la pedagogía de los medios de comunicación.

La pedagogía del amor es lo opuesto a todas estas formas de castración de la infancia y la primera juventud.


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