La iluminación espiritual

La libertad es el don del alma

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; La libertad es el don del alma; Patrocinio Navarro

EL DERECHO A LA LIBERTAD

Que la libertad es un don, un regalo de nuestro Creador inscrito en nuestra alma inmortal, es la única explicación que encuentro a esta tendencia a rebelarnos que los humanos compartimos cuando algo o alguien pretende dominar nuestra voluntad. Pero no solo ocurre a los humanos: también los animales quieren ser libres y vivir según su propia voluntad, que es la voluntad de la naturaleza. La voluntad de la naturaleza es una manifestación de la voluntad divina, que también se manifiesta en el alma animal como guía para su evolución espiritual. Y tanto en el reino animal como en el género humano, la libertad facilita la evolución, hasta el extremo que sin ella no sería posible, tal es su importancia. El libre albedrío, que conduce hacia la libre elección en la toma de decisiones es parte esencial de la libertad, e imprescindible para la vida consciente.

Sabemos cuántas veces se ha puesto en duda la existencia del libre albedrío y coartada la libertad de conciencia tanto por el fanatismo religioso como por el político o el racionalista, que son diversas formas de negar la libertad de elegir para favorecer el dominio sobre la gente por miedo: por miedo al castigo divino, a los jueces y verdugos o simplemente por esa clase de miedo a uno mismo que le hace agarrarse a las ideas y a la cultura de las ideas como maderos salvadores. Los intelectuales suelen ser una buena muestra de esta clase de personas que se intentan proteger de sí mismos encerrándose en un castillo de conocimientos.

A quien goza de espíritu crítico por no haber sido desposeído por nadie de su libertad interior no se le escapa que nuestro mundo supuestamente civilizado funciona en gran medida bajo el signo de la dominación política, económica y religiosa, una triple alianza acompañada de diferentes aspectos académicos, informativos o culturales que actúa indistintamente pero con el mismo fin sobre cada individuo captado, convencido o integrado; esto es: dominarle. Existen múltiples formas de manipular, orientar, influenciar o dirigir la conciencia de sus víctimas con un mismo objetivo en todos los casos: aprovecharse de la energía de quienes se les someten. A unos mediante la explotación laboral; a otros bajo la explotación como ciudadanos que pagan impuestos y ven recortados sus derechos y libertades; a otros por miedo a los castigos divinos. El caso es extraer energía de los incautos y sumisos. Esa energía es el capital que garantiza la independencia y la libertad de los que dominan; les asegura niveles altos de renta y una vida que es admirada y envidiada por las masas de dominados. Por eso les votan para que gobiernen, y por eso siguen con atención sus apariciones públicas y sus historias personales hasta donde se les permite ser observados. Entre tanto, los espíritus demoníacos inspiradores consiguen no encarnar usando la energía que reciben para no afrontar de momento lo que de todos modos tendrán que afrontar un día, pues ninguna energía se pierde, y la ley de causa y efecto nunca falla. Lo que uno recibe indebidamente deberá devolverlo correspondientemente.

EL PODER DEMONÍACO

Pero el control dominador no viene solo de este mundo.

Más allá de las apariencias externas, están las realidades internas que sustentan nuestras almas y las mantienen unidas a la corriente general de la energía espiritual. Una energía busca a la semejante, y esta es la razón por la que quienes se suele sentar en los altos sillones del poder mundial están al servicio de poderosas energías de carácter demoníaco que a través de ellos obtienen energía de aquellos cuya frecuencia vibratoria es semejante. Mientras los servidores les son útiles les protegen y refuerzan, pero cuando dejan de serlo, simplemente les abandonan y suelen caer en desgracia en la vida política en el mundo de los negocios, o en cualquier otro donde antes brillaban con poder. Por eso en esos ámbitos abundan los jinetes descabalgados.

También las almas de los desencarnados que ya dejaron este mundo y viven cerca de la atmósfera energética de la Tierra pueden influir sobre las almas de las personas con las que tienen afinidad. Por ese motivo nos conviene estar prevenidos sobre nuestros pensamientos y el origen de nuestros deseos. *

PRACTICANDO LA LIBERTAD

Por tanto, si queremos ser verdaderamente libres...

* En el libro El Estado de los demonios, sus cómplices y víctimas, se da una amplia información sobre este tema que cualquier espíritu libre debería conocer.


RELACIONADOS

«La libertad es el don del alma»