La iluminación espiritual

Frases Victor Marie Hugo

Citas Victor Marie Hugo


Primero fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre. Ahora es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza y los animales.

Una casa sin hijos es una colmena sin abejas.

Dios hizo el gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre.

Lo que se hace contra un niño, se hace contra Dios Geestemunde, en la novela El hombre que ríe.

Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien.

Imputar la revolución a los hombres es echarle la culpa de la mareas a las olas.

La conciencia es la cantidad de ciencia innata que tenemos en nosotros mismos.

La melancolía es la felicidad de estar triste.

La pena de muerte es un signo peculiar de la barbarie.

El hombre tiene el amor por ala, y por yugo el deseo.

El infierno esta todo en esta palabra: soledad.

El recuerdo es vecino del remordimiento.

El alma tiene ilusiones, como el pájaro alas; eso es lo que la sostiene.

La conciencia es la presencia de Dios en el hombre.

Los que padecéis porque amáis, amad mas aun. Morir de amor es vivir. De su obra, Los miserables.

Es un error cuando dicen que la esclavitud ha desaparecido de la civilización europea. Todavía existe, solo que ahora pesa nada mas que sobre la mujer y recibe el nombre de prostitución. Los miserables, Capitulo VIII, Chistus nos lieveratit.

El cuerpo humano no es mas que apariencia y esconde nuestra realidad. La realidad es el alma.

El microscopio empieza donde el telescopio termina. ¿Cual de los dos ofrece mejor panorama?

Nada mejor que el sueño para engendrar el porvenir. La utopía de hoy es carne y hueso mañana. De su obra, Los miserables.

Feliz hasta en las angustias aquel a quien Dios concedió un alma digna del amor y de la desgracia. Quien no haya visto las cosas de este mundo, no ha visto ni sabe nada.

El futuro tiene muchos nombres.

Hay tantas mujeres bellas, pero no hay perfectas.

La libertad es, en la filosofía, la razón; en el arte, la inspiración; en la política, el derecho.

El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.

Un hipócrita es un paciente, en el doble sentido de la palabra: calcula un triunfo y sufre un suplicio.

El matrimonio, como los injertos, prende bien o prende mal.

Una idea es un meteoro.

El sufrir merece respeto, el someterse es despreciable.

El porvenir es un edificio misterioso que edificamos en la oscuridad y que mas tarde deberá servirnos a todos de morada.

La belleza y la muerte son dos cosas profundas.

La fuerza mas fuerte de todas es un corazón inocente.

El ojo ve a Dios solamente a través de las lagrimas.

Es una cosa bien extraña la felicidad con que los infames creen merecer el triunfo.

La fidelidad de muchos hombres se basa en la pereza, la fidelidad de muchas mujeres en la costumbre.

No hacer nada es la felicidad de los niños y la desgracia de los ancianos.

La tolerancia es la mejor religión.

La vida es una flor cuya miel es el amor.

La indigestión es la encargada de Dios de predicar la moral del estomago.

Una vez en posesión de la felicidad, flaca meta de la vida, olvidamos la verdadera, que es el deber.

Amigos míos, retened esto: no hay malas hierbas ni hombres malos. No hay mas que malos cultivadores.

Sufrir merece respeto, someterse es despreciable.

El verdadero gobierno es aquel que nos ofrece un aumento en la luz y que no se atemoriza por el engrandecimiento de su pueblo.

En los ojos del joven arde la llama; en los del viejo brilla la luz.

La felicidad es algo indeseable. Su falso parecido con el merito engaña a los hombres.

A los hombres que son bastante insensatos para decir: La humanidad no marchara, responde Dios con la tierra que tiembla.

Ciertos pensamientos son oraciones. Hay momentos en que cualquiera que sea la actitud del cuerpo, el alma esta de rodillas.

En vano tallamos lo mejor posible ese tronco misterioso que es nuestra vida; la veta negra del destino aparecerá siempre.

Los volcanes arrojan piedras y las revoluciones hombres.

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