La iluminación espiritual

Fabulas y moralejas # 2

POR: JBN LIE

Imagen; Fabulas y moralejas # 2; Jbn Lie

OTROS CUENTOS CHINOS

Fabula China

Se cuenta que allá para el año 250 A.C., en la China antigua, un príncipe de la región norte del país estaba por ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, él debía casarse. Sabiendo esto, decidió hacer una competencia entre las muchachas de la corte para ver quién sería digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y lanzaría un desafío.

Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe. Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración. Sin poder creerlo le preguntó:

¿Hija mía, que vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura

Y la hija respondió: No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca del príncipe. Esto me hará feliz.

Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las muchachas más bellas, con las más bellas ropas, con las más bellas joyas y con las más determinadas intenciones. Entonces, finalmente, el príncipe anunció el desafío: Daré a cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses será escogida por mí, esposa futura, emperatriz de China.

La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean: costumbres, amistades, relaciones, etc.

El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en las artes de la jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura de su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado.

Pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo. Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado. Consciente de su esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordadas solo para estar cerca del príncipe por unos momentos.

En la hora señalada estaba allí, con su vaso vacío. Todas las otras pretendientes tenían una flor, cada una más bella que la otra, de las más variadas formas y colores. Ella estaba admirada. Nunca había visto una escena tan bella.

Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado. Aquella bella joven con su vaso vacío sería su futura esposa. Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie
entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada. Entonces, con calma el príncipe explicó:

Esta fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en emperatriz: la flor de la honestidad. Todas las semillas que entregué eran estériles.

El Eco

Un niño y su padre están caminando en las montañas, de repente, el hijo se cae, se lastima y grita, "Ay!"

Para su sorpresa oye una voz repitiendo en algún lugar de la montaña "Ay!".

Con curiosidad el niño grita "¿quién está ahí?" recibe como respuesta "¿quién está ahí?".

Enojado por la respuesta el niño grita "Cobarde!" y recibe como respuesta "Cobarde!".

El niño mira a su padre y le pregunta, "que sucede?".

El padre sonriendo le dice:

"Hijo mío, presta atención", y grita a la montaña "te admiro!" y la voz le responde "te admiro!", de nuevo el hombre grita "eres un campeón" y la voz le responde "eres un campeón".

El niño esta asombrado pero no entiende, el padre le explica:

"La gente lo llama eco, pero en realidad es la vida, te devuelve todo lo que dices y haces. Nuestra vida es solamente un reflejo de nuestras acciones; si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor; si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean; si quieres una sonrisa en el alma, da una sonrisa al alma de los que conoces.

Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida, la vida te dará de regreso exactamente aquello que tu le has dado. Tu vida no es una coincidencia, es un reflejo de ti.

Alguien dijo: Si no te gusta lo que recibes de vuelta, revisa muy bien lo que estas dando."

El Alacrán

Un maestro oriental que vio cómo un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó.

Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el alacrán lo picó. Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo: "Perdone, ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?".

El maestro respondió: " La naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar". Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.

El Cuervo y el Zorro

En la rama de un árbol, bien ufano y contento, con un queso en el pico estaba el señor Cuervo.
Del olor atraído un zorro muy maestro, le dijo estas palabras, o poco más o menos: Tenga usted buenos días, señor Cuervo, mi dueño; vaya que estáis donoso, mono, lindo en extremo; yo no gasto lisonjas, y digo lo que siento; que si a tu bella traza corresponde el gorjeo, juro a la diosa Ceres, siendo testigo el cielo, que tú serás el fénix de sus vastos imperios.

Al oír un discurso tan dulce y halagueño, de vanidad llevado, quiso cantar el Cuervo. Abrió su negro pico, dejó caer el queso; el muy astuto Zorro, después de haberlo preso, le dijo: Señor bobo, pues sin otro alimento, quedáis con alabanzas tan hinchado y repleto, digerid las lisonjas mientras yo como el queso. Quien oye aduladores, nunca espere otro premio.

El Calvo y la Mosca

Picaba impertinente
en la espaciosa calva de un anciano
una Mosca insolente.
Quiso matarla, levantó la mano,
tiró un cachete, pero fuese salva,
hiriendo el golpe la redonda calva.
Con risa desmedida
la Mosca prorrumpió: Calvo maldito,
si quitarme la vida
intentaste por un leve delito,
¿A qué pena condenas a tu brazo,
bárbaro ejecutor de tal porrazo?
Al que obra con malicia,
le respondió el varón prudentemente,
rigorosa justicia
debe dar el castigo conveniente,
y es bien ejercitarse la clemencia
en el que peca por inadvertencia.
Sabe, Mosca villana,
que coteja el agravio recibido
la condición humana,
según la mano de donde ha venido;
Que el grado de la ofensa tanto asciende
cuanto sea más vil aquel que ofende.


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