La iluminación espiritual

La condición del mundo y como transformarlo

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; La condición del mundo y como transformarlo; Patrocinio Navarro

Se gana o se pierde

Las relaciones multiculturales mediante los dos grandes fenómenos de las migraciones y los medios de comunicación han servido para ayudarnos a conocer mejor la condición humana en el conjunto mundial, que es ese conjunto de actitudes en diferentes campos que mantenemos los unos hacia los otros independientemente de las excusas ideológicas, religiosas, económicas o de cualquier otra índole que vienen siendo utilizados para justificar aspectos tan duros como los siguientes:

Vivimos continuas guerras y amenazas de más guerras, injusticias, pobreza creciente, manipulación de la información, agobiante control personal, crisis económica, hambre, migraciones forzosas, existencias de campos de refugiados, creciente número de muros de separación en todas partes: unos físicos, otros sociales, otros religiosos y culturales... Y seguimos matando y torturando animales para consumo, para experimentar con ellos o por simple diversión.

Estamos obligados a preguntarnos, ante tal relato de calamidades, qué es lo que hay en las mentes y corazones de esta humanidad donde a los dirigentes les es posible provocar la ruina del Planeta y de sus habitantes-humanos o animales- mientras vemos la poca resistencia que los dirigidos, las víctimas racionales, ofrecen, y hasta cómo colaboran activamente en cavar su propia tumba. Todo esto se manifiesta en pasividad resignada, en complicidad íntima, o en respuestas de violencia o con manifestaciones pacíficas que solo puntual y transitoriamente hacen retroceder en apariencia a los que detentan el poder, hasta que este ejerce el control sobre los dirigentes de minorías discordantes e introduce elementos correctores para mejorar aún más la posición intolerante y dominante a nivel mundial, más allá de los localismos de las reivindicaciones. El Poder mafiocrático es consciente de la dificultad que tienen los pueblos para ejercer presiones multinacionales, reducidas hoy por hoy a reivindicaciones económicas sectoriales. Estamos obligados a preguntarnos qué clase de sopor mortal invade las conciencias de las mayorías para que no se dé la respuesta que tan dramática situación mundial parece estar exigiendo. El sopor nace sin duda de la falta de valores espirituales con la consiguiente ausencia de conciencia ética. De ello nacen todo tipo de pensamientos, sentimientos, sensaciones, palabras y actos contrarios a las leyes divinas.

Muchos creen todavía que puede ser posible una revolución política o social dirigida desde arriba por alguna élite con poder y/o caudillos salvadores, pero la historia nos muestra que ninguna revolución ha conducido hasta la fecha a un cambio de conciencia espiritual en los pueblos, razón por la que posteriormente se regresa con facilidad al modo de vida anterior. Basta pensar en países como Rusia o China para darnos cuenta de lo fácil que resulta el regreso al capitalismo sin que exista mayor resistencia popular. Ahora bien: cuando uno por uno vayamos asumiendo la liberación de nuestra propia conciencia de todos esos elementos negativos que la mantienen atrapada, la revolución irá ganando terreno y llegará necesariamente. ¿Acaso podría existir materia sin átomos? ¿Puede alcanzar el mundo la libertad si los que luchan por ella no son libres?

Creo honestamente que se libra una peligrosa carrera entre una humanidad con la conciencia dormida en su mayoría y unas minorías de enemigos de la humanidad cada vez más organizados entre sí y con más poder destructivo a los que solo cabe oponerse mediante el despertar de la conciencia. Se gana o se pierde. Se gana, y se eliminan de este mundo progresivamente todas las formas de injusticia y los venenos que aquí y se denuncian -y otros de naturaleza semejante- o se pierde, y la humanidad va al precipicio al que nos encaminamos vertiginosamente si no reaccionamos uno por uno eliminando en nosotros primero y actuando en consecuencia después todo aquello que consideramos pernicioso para la humanidad. No hay otra.


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