Si comparas, tu comparación crea problemas. No, a través de la comparación nadie llega a la alegría. La alegría es un estado no comparativo. No compares.
La alegría es una elección, pruébala. Hazlo hoy, y cuando te des cuenta de que la felicidad se abre a tus pies, pregúntate: ¿Quiero desgracia o alegría?