Si deseas ver a Dios, mira atentamente la creación. No rechaces: no reflexiones de ella. Simplemente obsérvala. La observación es el camino a la no-mente.
El hombre de consciencia no reacciona. La observación es el principio de la espontaneidad; la responsabilidad es la culminación de la observación.
La observación es sólo la semilla, es el método para alcanzar la no-mente. Naturalmente, sentirás que la observación es más fácil; está más cerca de ti.
Los ojos que ven lo exterior y se rigen por normas, están ciegos. No son verdaderos ojos. Son primitivos. Los ojos que observan el interior son más reales.
Demasiadas suposiciones a priori y tu inteligencia pierde rapidez, intensidad. Se enturbia y se vuelve indiferente. Y la indiferencia mata al observador.