El agua envenenada

CUENTO ZEN CON MORALEJA

La desconfianza nunca es una buena consejera. Tenemos prejuicios con respecto a los cambios, hasta tal punto de no darnos la oportunidad de experimentar.

Imagen del cuento: El agua envenenada

Cuento zen sobre la desconfianza

Un anciano muy religioso viajaba de un monasterio a otro a lomos de una mula. El sol era tan implacable y el camino tan largo que sus fuerzas se debilitaron de tal modo que perdió el conocimiento y cayó de la montura.

Pasaba por allí en esos momentos un bandolero tristemente célebre por sus muchas fechorías, pero que al contemplar la situación del viejo se apiadó de él y, cogiéndole entre sus fornidos brazos, trató de darle un poco de agua.

De repente el anciano volvió en sí y en seguida tomó conciencia de que ese hombre era el famoso bandolero, por lo que se sintió espantado y comenzó a gritar:

¡No, no aceptaré ni una gota de agua, ya que viniendo de un malhechor como tu seguro que está envenenada! ¡Quieres matarme y robarme mi mula, pero no lo conseguirás!

Te equivocas, dijo el bandolero; mi agua es de manantial, pura y fresca, y te ayudará a reponerte.

¡No, no, está envenenada!

Créeme anciano, adujo afectuosamente el bandolero, esta agua es muy sana y te dará las fuerzas que ahora necesitas.

¡Te digo que no la beberé, maldito! Nada bueno puede proceder de ti. ¡No probaré ni una sola gota!

Y, negándose a beber, el extenuado corazón del anciano falló y le sobrevino la muerte.

MORALEJA

La desconfianza sistemática no es una buena consejera. A menudo todos desarrollamos prejuicios con respecto a otras personas o cambios internos, hasta tal punto de no darnos la oportunidad de experimentar. Entonces nos comportamos injustamente y, además, en último caso, nos perjudicamos a nosotros mismos.

Sin dejar de protegernos, hay que dar un voto de confianza desde la adecuada prudencia. Muchas personas reaccionan positivamente en esta vida porque recibieron una nueva oportunidad de hacerlo y otras negativamente porque siempre han pensado basándose en el pasado. Así es como reacciona todo el mundo. Este es el significado de la palabra reacción. Esta es la diferencia entre reacción y respuesta. Respuesta significa que la situación es tan nueva que no puedes obtener ninguna respuesta desde el pasado; al darte cuenta de esto respondes a la situación. Vas con la situación, no piensas en el pasado. Si estás pensando en el pasado y si metes en ello tu pasado, destruirás la oportunidad de crecimiento y seguirás comportándote dentro del viejo patrón, la vieja rutina. Esto es lo que sucede.

Has sido religioso, ahora te da miedo ser espiritual. Crees que esto también es otra forma de esclavitud. ¡No lo es! Crees que esto es de nuevo una organización. ¡No lo es! Crees que esto es volverse de nuevo parte de un sistema de creencias. ¡No lo es! Estás confrontando algo absolutamente nuevo, vas a tu interior, que es totalmente tuyo, pero naturalmente reaccionas basándote en el pasado negándote la oportunidad y luego piensas: Yo era religioso, ¿qué sentido tiene ahora hacerme espiritual?