La iluminación espiritual

Algo que aprendí del cristianismo

POR: PATROCINIO NAVARRO

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APRENDIENDO DEL CRISTIANISMO

Es bien sabido que la palabra cristianismo sufre del mismo mal que tantos ismos, como fascismo, neoliberalismo, socialismo, comunismo, etc. El mal que todos ellos tienen en común es que sus principios- nos parezcan lo que nos parezcan- han sido vulnerados por aquellos que supuestamente deberían encarnarlos, en primer lugar por sus conductores, que mediante engaños, falsas promesas, coacciones y manipulación consiguieron poder y prestigio. Una vez encumbrados siguieron con los mismos métodos sostenidos ahora con represión y control ideológico, depuraciones, asesinatos selectivos, cárceles y otras formas de hacer prevalecer los intereses de las camarillas en el poder a medida que lo van consiguiendo. Ya fuesen estas organizaciones laicas o religiosas; ya fuesen sus dirigentes políticos, generales o cardenales, ellos han sido los primeros que han engañado a sus seguidores, producido fanatismo, genocidios, desigualdades, odios, enfrentamientos sociales, pobreza, y muchas cosas más. Su objetivo: dominar, atar, separar. Siempre los mismos principios rigen en cualquiera de esos ismos, y todos ellos son principios satánicos. Podemos decir que en conjunto forman el frente del anticristo.

La consecuencia fatal, necesaria, de sus malas artes y de sus acciones públicas y privadas es su descrédito moral. Sin embargo se siguen sosteniendo por el miedo, la represión y la costumbre y falta de la unidad y determinación de los que pueden oponerse a ellos. La gran masa vive en la pasividad resignada, y quienes se suelen mostrar contrarios son generalmente personas al menos con una mediana cultura y espíritu crítico entre las cuales es lugar común el sonreír irónicamente cuando se habla de cualquiera de esos ismos mencionados, pues conocen su trayectoria histórica y sus miserias, su demagogia y sus imposturas.

Han sido tantos los escándalos que han jalonado la historia de esos movimientos políticos o religiosos que es difícil hallar en ellas algún rastro de lo que dicen sus programas, igual que sucede con el llamado cristianismo del que sus cardenales, obispos y Papas pretenden servirse pero al que no sirven de ninguna manera.

Al centrar nuestra mirada en el cristianismo, no podemos dejar de admirarnos de cómo los principios expuestos por Jesús el Cristo han sido convertidos en sucedáneos de lo predicado por el Nazareno, devaluados y arrinconados, mostrando en su lugar otros como el invento de diversas castas sacerdotales, jerarquías, principios doctrinales, ritos, ceremonias, templos y muchas cosas que Jesús no enseñó y nada tienen que ver con Cristo, pero que se fueron estableciendo con nombres de otros ismos como protestantismo, calvinismo, catolicismo, cada uno con sus propias estructuras de poder y sus propias estrategias embaucadoras a las que llaman catequesis o misión. Misionar y catequizar; predicación y teología en lugar de buenos ejemplos definen a diario a estas instituciones pseudocristianas contrarias al espíritu del Maestro y alineadas con el espíritu del anticristo.

PRINCIPIOS CRISTIANOS QUE LAS IGLESIAS IGNORAN.

Cristo habló de cinco principios: libertad, igualdad, unidad, justicia y hermandad. Cada uno de ellos precisa de cada uno de los otros, y todos forman la esencia del Sermón de la Montaña, el corazón del cristianismo real. Su resumen podría ser la regla de oro: Lo que quieras que te hagan a ti hazlo tú primero a otros, y no hagas a nadie lo que no quieres que te hagan.

A todas esas jerarquías de poder, -tanto da que sean civiles o religiosas- que suelen prometer libertad y justicia que nunca se ven cumplidas podríamos decirles desde las enseñanzas del verdadero cristianismo: dejad de engañar, dejad de manipular, dejad de buscar bienes y reconocimiento terrenales, dejad de jugar con las personas y con sus bienes y conciencias y trabajad para el bien común.

Cristo dijo: Reza y trabaja, pero los dirigentes de las Iglesias- y lo mismo los dirigentes de la política- viven del trabajo de otros, y si rezan- si es que lo hacen- no se ve el resultado de sus oraciones, pues Cristo dice igualmente: realiza tus oraciones ya que de lo contrario son frases vacías que carecen de fuerza alguna y se quedan en el intelecto sin pasar de ahí. Se puede decir: es como si uno reza contra una pared que le devuelve el eco de sus propias palabras.

LA DOBLE IMPORTANCIA DE LA DECEPCIÓN

El caso es que por las razones expuestas, y por otras que irán surgiendo, vivimos en un mundo decepcionado de partidos políticos y religiones que han marcado la vida de muchos millones de personas durante muchos años, siglos, o- como en el caso del falso cristianismo o catolicismo- durante milenios. Cuando se piensa sobre ello tiene uno motivos para estar contento, porque la Historia de la humanidad solo puede cambiar cuando una gran parte de ella ese siente decepcionada y traicionada en sus ideales de libertad, justicia, igualdad fraternidad y unidad por aquellos en quienes confiaban las gentes y que en su lugar han traído todo lo contrario. La decepción, es, sin duda, un paso importante para todo proceso de renovación, algo que se necesita con urgencia cuando uno se sienta engañado y frustrado en lo más íntimo por aquellos que le mantienen en la miseria social, física, intelectual y espiritual para vivir como parásitos sobre sus vidas. Sin decepción no hay impulso para el cambio.


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