La anciana sabia interpretó a la Reina el sueño que se le caían los dientes con prudencia. Si tus palabras no son un regalo es mejor que no las pronuncies.
En silencio se es capaz de entender. La existencia se manifiesta sin palabras, una comunicación sin palabras que solamente el silencio puede escuchar.
Lo que hacen las palabras es contradictorio continuamente, porque lo que hacen realmente las palabras no es transmitirte una enseñanza, es darte trabajo.
Nadie está separado, de ahí que el ego sea absurdo separándolo todo. La conexión se logra con palabras provenientes del amor: la interdependencia de todo.
Las palabras son poderosas: puede unir o dividir; calmar o irritar; crear equívocos, discordias, recelos y sospechas; herir gravemente; arruinar otra vida.
La Navidad está programada en la mente cristiana como la Pascua en los judíos. La realidad de la Navidad no está en la palabra, está en la vivencia.