La iluminación espiritual

Sembrar y cosechar

JBN LIE

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SIEMBRA Y COSECHA

La ley de siembra y cosecha.

Será activa hasta que lo contrario a la ley divina haya desaparecido y lo divino habite en la Tierra, es decir hasta que en la nueva Tierra todos los hombres cumplan la voluntad de Dios. Muy paulatinamente llega a su fin el tiempo en que ha sido tergiversada Mi Palabra, dándole la forma que convenía para ponerla al servicio de los que con ello se imaginaban ocupar un trono sobre la verdad, y que se crearon súbditos.

Comprended: las malas hierbas han sido sembradas por los formadores de opinión que no entendieron Mis palabras, Mis afirmaciones, y que han tergiversado la verdad -en parte conscientemente, y también inconscientemente-. Muchos han interpretado la verdad a su favor. De ahí se formaron, entre otras cosas, también las instituciones eclesiásticas -marcadas por dogmas, doctrinas y tesis-, que han interpretado e interpretan el evangelio como en cada caso ha sido -o es- conveniente para la institución. A estas instituciones han tenido y tienen acceso solo aquellos hombres que se someten a sus dogmas, doctrinas y tesis. Esto basta para comprender lo que acabo de manifestar: han tergiversado Mi Palabra, dándole la forma que les convenía para ponerla a su servicio.

LA FUERZA

La verdad es la fuerza del infinito, a la disposición de todos los hombres. La verdad irradia en innumerables facetas a este mundo. ¿Quién afirma que las facetas de la verdad eterna pueden amoldarse a dogmas y formas?

De modo que surgieron malas hierbas en la buena siembra. Aunque en el transcurso de los siglos las malas hierbas ahogaron la buena semilla, ésta se conservó ocultamente. Ha llegado el tiempo en que las malas hierbas son arrancadas, muy paulatinamente, del campo de la vida, para que la buena semilla pueda brotar y dar buena cosecha. Muy paulatinamente, y con mucho esfuerzo y paciencia, es quitada la mala semilla del campo de la vida, para que no se pierda ningún grano de buena semilla ni sea echado al horno en que arden las malas hierbas. Esta es la justicia de Dios.

Aunque muchos hombres no puedan comprender que la transición del mundo pecaminoso al tiempo de luz abarque un espacio de tiempo muy grande, esto corresponde, no obstante, a la justicia; pues Dios da a cada pecador una y otra vez la posibilidad de dar la vuelta. Por pequeña que sea, toda chispa de arrepentimiento sincero es tenida en cuenta y alimentada. Esto es el amor de Dios y Su Justicia. Con cada alma y cada hombre, Dios, el Eterno, es justo.

Cierto que la verdad de Dios tiene que soportar el ser contradicha por los pecadores -pero no por toda la eternidad-. Ha llegado el tiempo en el que todo lo que la fuerza antagonista ha ocultado es revelado y dado a conocer, pues todo está ya manifiesto en la irradiación atmosférica. De este modo es liberada la verdad -y hará libres a todos los que se dejen liberar por la Verdad, por Dios.


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