La iluminación espiritual

La quimera de Marx era cristiana

PATROCINIO NAVARRO

Imagen; La quimera de Marx era cristiana; Patrocinio Navarro

La utopía de Marx

La utopía de Marx, su sueño a largo plazo sobre el funcionamiento de la humanidad, es bien conocido: De cada uno según sus posibilidades, y a cada uno según sus necesidades. Esta idea revoluciona por completo la visión del mundo que se nos pretende inculcar por el pensamiento neoliberal y su filosofía social, y que puede resumirse diciendo: A cada uno según nos convenga para amarrarlo y de cada uno todo lo que nos convenga para explotarlo. Curiosamente en esto coinciden la Iglesia y los grupos de poder político y económico. La primera con su disfraz de cristianismo y los segundos con este mismo disfraz como justificante moral y con el propio de demócrata, fascista, o el que más convenga a sus turbios principios.

Diecinueve siglos antes, un humilde carpintero de Nazaret formuló lo que luego empujó a Marx a declarar como meta de la evolución social. El Nazareno dijo según el sentido: Ama a tus semejantes por igual, da al César lo que sea del César, y a Dios lo que sea de Dios. La paga al César es algo a lo que el César de cada país nos obliga a diario en forma de impuestos y otros métodos para robarnos energía a los ciudadanos, pero ¿ qué es lo de Dios? La justicia, la igualdad, la libertad, la unidad desde la fraternidad. Eso es de Dios. Pero ¿con qué fuerza si no es con la fuerza del amor es posible acceder a ese sentir- con- el- otro?

Para llegar a esa altura de la evolución del pensamiento capaz de llevar a la práctica económica y social estos principios es necesaria una visión espiritual capaz de sobrepasar los estrechos límites de la mente intelectual y de los prejuicios culturales de que se nutre, pues todo eso es pasado y tradición, mientras el componente espiritual de nuestro ser es presente activo al que no conviene doblegar con el peso del pasado y sus viejas fórmulas tan cotidianas en nuestro medio cultural a las que podríamos oponer estos principios:

  1. Principio del equilibrio: Todo lo que hagamos, pensemos, sintamos, debe estar en armonía con Dios, no importa el nombre que se le dé en las diferentes culturas, y con Sus leyes de amor y justicia.
  2. Principio de la austeridad con justo bienestar. (Tener las comodidades normales excluyendo de nuestras vidas todo aquello que pueda perjudicarnos en alguno de los planos o perjudicar a otros o al Planeta.).
  3. Principio de justicia: Equilibrio entre la autosuficiencia y la relación de intercambio entre individuos, familias, comunidades, países...
  4. Principio del amor desinteresado: dar sin esperar recompensa, pues el que da recibe en la misma medida y aún más.

Esto es verdadero cristianismo y verdadera justicia, y solo la práctica de estos principios y otros semejantes puede traer verdadera democracia, pues igualdad, libertades y democracia verdadera no es eso que se viene predicando en los templos y en los palacios del mundo por tantos hipócritas durante tantos siglos y que sigue ocupando las portadas de este mundo caduco, ignorando, obstruyendo o despreciando lo que puede liberarnos.


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