La iluminación espiritual

¿Qué esconden las mayorías silenciosas?

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; ¿Qué esconden las mayorías silenciosas?; Patrocinio Navarro

EL SILENCIO DE LOS CORDEROS

Sabemos que eso del silencio de las mayorías es un truco más del capitalismo para inmovilizar a la población y que no proteste, pero quisiera añadir un elemento más al análisis acercándome al núcleo duro de la expresión mayoría silenciosa. ¿Es realmente silenciosa?

A muchos lectores puede parecerles un atrevimiento el cuestionar la existencia de algo tan comúnmente aceptado como es el término, mayoría silenciosa, término normalmente aplicado a la política. Pero ¿existe en realidad esa mayoría? Y de existir, ¿es efectivamente silenciosa? Este no es el único malentendido incluido en la categoría de lugares comunes, pues como este, del que hablaremos más extensamente al final, hay muchos otros. Por ejemplo, cuando la gente habla de la muerte suele decir: todo tiene remedio menos eso…Cualquiera que piense un poco notará que al menos es una exageración, y cualquier persona espiritual sabe que la muerte no existe, así que ¿remedio de qué? O dicen: El difunto ha pasado a mejor vida, como si el hecho de morir significara automáticamente conseguir una amnistía para todas las miserias de la conciencia. ¿Puede pasar a mejor vida un criminal que se ha de encontrar con sus víctimas, un asesino de animales, un dictador o cualquier explotador enriquecido con el dolor ajeno y la pobreza? La conciencia no da amnistía a nadie mientras no se pida perdón, se sea perdonado por la víctima y se repare el daño.

Cuando dirigimos la vista al terreno político existe un lugar común tácito entre los partidos del Parlamento y no confesado en público que podría expresarse diciendo: el neoliberalismo es compatible hasta con la democracia formal. Dice muy poco a favor de su honestidad que los parlamentarios pretendan ocultar que su labor allí es inútil mientras no exista una democracia real, participativa, y se controle a sus señorías.

Yo no sé a usted, pero el que esto escribe está harto de convencionalismos y lugares comunes tácitos o expresos aceptados con escaso o ningún espíritu crítico y que forma una extensa red social desde las conversaciones de millones de personas, llena las páginas de miles de periódicos y ocupa espacios continuos en los telediarios de todo el Planeta.

Nuestra cultura de masas se sostiene en base a la aceptación de ciertos lugares comunes esenciales que se pretenden indiscutibles para el funcionamiento del Sistema de la Injusticia, la Violencia, la Mentira, y el Desorden mundial en todas sus variantes.

En la variante religiosa es un lugar común aceptado la confusión entre catolicismo y cristianismo, presente en todos los medios de comunicación, especialmente en todos aquellos que dependen o son afines a la Iglesia católica. Pero el catolicismo dista tanto del cristianismo como el régimen chino del comunismo, lo que no es obstáculo para que todos los medios que dependen del gobierno chino o son afines a él – y aquellos a los que interesa presentarlo como enemigo- duden en calificarlo de comunista o de gobierno representante del pueblo con el mismo convencimiento que se habla del Papa como representante de Dios o del pueblo cristiano.

Dentro de esa política de despropósitos conceptuales tendríamos que incluir la política cultural. Es un lugar común hablar de educación cuando se hace referencia a la enseñanza. Se habla, por ejemplo, de un Ministerio de Educación, de educación Primaria, Secundaria, Universitaria, etc. Sin embargo, en cuanto profundizamos un poco solo vemos programas diseñados por los gobiernos de turno para implantar en los cerebros de las nuevas generaciones los contenidos culturales y las actitudes psicológicas e ideológicas que correspondan a los fines de los equipos gobernantes siempre al servicio de la Iglesia y del gran capital, pero nunca al servicio del alumno al que jamás se le proporciona una educación holística, integral, sino que recibe una formación instrumentalizada, fragmentada y pobre en contenidos. Esto no es casual, porque los contenidos de las asignaturas van encaminados a la asimilación de lugares comunes en las materias instrumentales y supuestamente formativas, como es el caso del área de Religión en manos de los catequistas católicos; una enseñanza especialmente deformadora de la mente y las emociones de los jóvenes, pero extremadamente útil para propagar el miedo, los dogmas y la sumisión a las jerarquías de todo tipo a las que se califica de autoridades. Eso garantiza por años la obediencia servil social, religiosa y laboral.

Existe otro término especialmente equívoco ampliamente utilizado por gobiernos retrógrados como son todos los gobiernos neoliberales para justificar sus continuas y progresivamente crueles tropelías contra el pueblo. Hablamos de las famosas mayorías silenciosas. Este lugar común sirve a los gobernantes de turno para intentar hacer creer a quienes maltrata que goza del apoyo de quienes no se manifiestan con pancartas, y por ello puede seguir suprimiendo derechos o atentando con nuevas leyes contra su salud, su trabajo o su bienestar.

Sabemos que eso del silencio de las mayorías es un truco más del capitalismo para inmovilizar a la población y que no proteste, pero quisiera añadir un elemento más al análisis acercándome al núcleo duro de la expresión mayoría silenciosa. ¿Es este el "silencio de los corderos? ¿Existe en verdad un silencio tal?... En cuanto abrimos los ojos cada día comenzamos a pensar y no cesamos de hacerlo a lo largo de cada jornada, lo manifestemos o no. Y somos hoy cerca siete mil millones de personas pensando y pensando.Así ha ido con los millones de humanos pasando siglo tras siglo. ¿Cuáles son los contenidos de lo que pensamos? ¿Acaso no nos concierne? El pensamiento es una clase de energía indestructible, un poder en movimiento. Dado que cada individuo piensa y siente, ese pensamiento es lo decisivo al sumarse a otros de su misma clase por la ley de atracción de los semejantes. El conjunto resultante es una inmensa cantidad de energía acumulativa por milenios. ¿Creemos que eso no nos afecta como humanos, si hasta los animales- que son más capaces de captar- sienten cuando es matado uno de su misma especie?

La mejor prueba de cual es realmente el poder del pensar de la mayoría no es que acuda a esa o aquella manifestación pacíficamente - cosa que no se descarta como medio de presión -sino el tipo de sociedad que hemos construido ( injusta, machista, insolidaria, consumista, conservadora, sumisa, jerarquizada, agresiva y muchas cosas más) y el tipo de cosas que somos capaces de soportar de esa misma sociedad cuando vemos que nos hemos equivocado y toda esa energía que hemos puesto en movimiento va en nuestra contra por la ley de causa y efecto ( o de siembra y cosecha). Es en estas circunstancias cuando apreciamos el verdadero poder o falta de poder de las mayorías y la presencia o la ausencia de un pensamiento crítico y libre que a diario se obstaculiza en los centros de enseñanza oficial, en los medios de comunicación de masas y en las catequesis de la Iglesia.

¿Cuántos individuos aceptan el estado de miseria general a que nos conduce el gobierno de cada país? Por desgracia una mayoría social según las encuestas de intención de voto, pero la mayoría real es otra cosa: está más allá. Está relacionada con el contenido de los pensamientos. ¿Son pensamientos positivos de bondad, altruistas, cooperativos, amistosos, pacíficos, alegres, libres, los que prevalecen? ¿O son pensamientos negativos de odio, enemistad, egoístas, de celo, envidia, llenos de rencor, orgullo, sumisión al poder, prepotencia y semejantes? Estos últimos parecen ser los que más definen el estado de nuestro mundo, el resultado final de una amplia mayoría que no tiene nada que ver con la que dicen los políticos, pero es la que decide nuestro destino colectivo en todos los pueblos del mundo y lo que debemos cambiar no en las urnas, sino en nuestra conciencia individual. Ahí es donde se cuece el presente y el futuro, de la humanidad, porque lo que sufrimos hoy es lo que no hemos podido superar del pasado, entre otras razones por la persistencia entre nosotros de negatividad y de los lugares comunes en que tanto se apoyan los herederos del pasado. O sea: los todos los estamentos del Poder y finalmente nosotros, cada uno de nosotros, mientras no decidamos cambiar nuestras pautas mentales y existenciales.


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