La iluminación espiritual

Nuevo orden mundial o nueva era

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; Nuevo orden mundial o nueva era; Patrocinio Navarro

LA NUEVA ERA

El capitalismo internacional (desde Estados Unidos a China o Rusia) se ha puesto de acuerdo en varios aspectos que conviene subrayar. El primero se refiere al uso del dólar como moneda de referencia global, ya que todos los países sea cual sea su signo político y sin excepción alguna, cuentan en dólares la riqueza de sus arcas. La segunda es la configuración económica. El mundo sigue siendo un gran mercado que no se piensa cerrar, porque eso significaría el fin del propio sistema. Sin mercado no hay producción, sin producción no hay flujo de capitales, y sin todo eso no hay trabajo ni consumo, lo que tumbaría al sistema con ayuda de los conflictos sociales que generaría. Por tanto las leyes del mercado no van a ser abolidas, sino únicamente modificadas en algunos de sus aspectos, como por ejemplo, con una mayor intervención de los Estados nacionalizando bancos moribundos, inyectando recursos públicos a las grandes industrias antes de que cierren y se deslocalicen y dotando de un mayor poder consensuado al FMI para que materialice a nivel mundial aquello que se decida en las altas esferas mafiocráticas. Esto sería el aspecto económico. El político tiende a materializarse a través de las sucesivas reuniones de presidentes-marionetas de gobiernos a nivel mundial para ir concretando repartos de poder geoestratégicos y establecer órganos de discusión, decisión y control, tal vez refundando la ONU como base de una especie de gobierno planetario dirigido por los países más ricos y los emergentes como China, India, Brasil o... Venezuela (?). Ahora toca ampliar el círculo del Poder.

Tras estos movimientos estratégicos se halla oculto el verdadero deseo del capitalismo: un solo gobierno mundial, una economía de mercado abierta a retoques intervencionistas y un accionariado político en el Consejo de Administración del Planeta cuyo peso específico correspondería a las riquezas naturales de sus países y a la capacidad de preservarlas cada uno de la codicia de los otros mediante dependiendo de su arsenal bélico. Tal vez por ello existe en los últimos diez años una llamativa y creciente inversión armamentista.

Sin embargo, el proceso de autodestrucción es inevitable y arrastrará tras sí a todos los estados, sociedades financieras, y grupos humanos. Algunos dirán que por qué es inevitable. No hace falta haber pasado de primero del Instituto para saber que no es posible el sostenimiento de una economía basada en energías y recursos que se acabarán en décadas ( el petróleo, el uranio, el agua) para mantener un sistema productivo que precisa crecer indefinidamente para ser productivo. Hay un punto de inflexión, UN NÚMERO DEL CRACK FINAL. A él se llegará cuando los recursos sean tan escasos que no den para todos los Estados poderosos que ahora intentan coordinarse para controlar al mundo en equipo.

Hoy es la codicia, la lucha sin descanso por el poder hegemónico (que ahora podría ser "colegiado" tras el declive del imperio americano y el empuje de las potencias emergentes) y es la desconfianza lo que prima en las relaciones entre estados lo mismo que entre los banqueros. Mañana serán las guerras por esos recursos escasos (el agua uno de los primeros en hacerse presente).Y a esto se añadirán todas las consecuencias sociales que habrán de traer el número de parados inabsorvibles por el sistema, la hambruna mundial provocada o consentida y los inevitables números rojos de la seguridad social cuando los que cotizan sean insuficientes para mantener al sistema sanitario y a los parados y pensionistas.

Crecimiento cero o negativo es sinónimo de recesión, y eso obliga a los Estados a intervenir bajo la presión de los grupos de poder financiero. De ahí la idea de nacionalizar provisionalmente para protegerlos. Entonces el Estado recoge nuestro dinero y se lo entrega a bancos e industrias ahogadas para que salgan a flote. No se hace cargo de las hipotecas de las familias realmente ahogadas por la crisis, no apoya a los emprendedores que quieran reinventar la industria con energías no contaminantes y programas de economías sostenibles dentro de una filosofía conservacionista. No se hacen programas de ayuda para facilitar el regreso a los núcleos rurales de los jóvenes que tuvieron que emigrar buscando en la ciudad un empleo del que ahora carecen. No existe una solución generosa para la economía real. En lugar de eso, cada Estado favorece a los mismos que desestabilizan la vida económica y envenenan la vida social. En lugar de eso, cada Estado apoya las energías sucias de los hidrocarburos, las energías "terminator" nucleares o se niega a seguir el modelo del llamado "banco de los pobres" para sacar adelante pequeñas economías familiares a nivel mundial.

PUDIERA SER DE OTRO MODO, PERO....

En lugar de nacionalizar bancos e industrias para reorganizar el sistema y posibilitar la participación directa de los pueblos en la economía y en las decisiones que afectan al interés general para que puedan beneficiarse los pueblos, persigue a los grupos antisistema por decir cosas como esta y los hace sospechosos de vandalismo o de terroristas (ellos, los creadores del terrorismo y responsables de sus secuelas mundiales). Entre tanto no se deja en paz a los grupos ecologistas obstaculizando sus acciones de protesta y denuncia, mientras se silencian las voces de los minoritarios disidentes políticos o a los restos apenas existentes de sindicalistas no corruptos.

Ahora molestan extraordinariamente los que recuerdan a los demagogos de las democracias capitalistas los derechos que no cumplen y los derechos de la verdadera dignidad humana, que es de origen divino, al contrario que el poder de los reyes. Pretenden los Estados del mundo convertir la verdad en sospechosa y peligrosa. Léanse la hemerotecas, los informes de Amnistía Internacional o los boletines de Green Peace: asesinatos nunca aclarados, amenazas, extorsiones, violencia policial, destrucción de las riquezas naturales, exterminio de poblaciones indígenas, migraciones forzosas por causa del hambre o de la guerra, millones sin trabajo y sin vivienda, salarios miserables de esclavos encubiertos, cárceles secretas, torturas y secuestros a ciudadanos en cualquier parte del mundo, amenazas a los disidentes del Poder....Esto y muchas cosas más es el Orden Mundial. El viejo y el nuevo.¿O es que no siguen pasando estas cosas ante nuestros ojos asombrados y nuestros corazones doloridos por tantas injusticias como contemplamos?

No es preciso ser amigo de Kropotkin, Proudhon o Tolstoi, ni siquiera de Marx, para concluir que este tipo de Estado no es protector del pueblo ni del medio ambiente, ni de las ideas de libertad, progreso y bienestar. En cuanto se ha puesto a prueba hemos visto lo que es. Basta observar, para tomar conciencia de que el Estado moderno bajo cualquier cobertura ideológica con la que se camufle no es sino un Estado Protector de Ricos y poderosos en la sombra. En época de crisis que estos mismos provocan, su Estado-Madrina les abre las arcas del dinero de los pueblos, que se supone debe distribuir con justicia entre estos, para entregarles a los que lloran lágrimas de cocodrilo todo lo que ellos dicen que necesitan, pues a falta de transparencia contable, su palabra es suficiente. No tuvieron bastante los bancos con cobrar escandalosos precios de usureros por sus préstamos, ni los dueños de las empresas con robar con protección legal la plusvalía a sus trabajadores. La codicia de todos ellos es comparable tan solo a la desvergonzada actitud de sus Estados-Madrina.

Esto es importante mencionarlo, porque la ausencia de transparencia en las cuentas y los desfalcos descarados es lo que ha llevado a esta situación. Y sin que haya puesto ningún Gobierno luz y taquígrafo a cada banco pedigüeño, le basta su palabra y se le da dinero público en detrimento- claro está- de las ayudas sociales, de las inversiones en educación, en energías e industrias ecológicas y en todo lo demás ya señalado.

Con estas mediadas. Los gobiernos pretenden reactivar la economía ¿para qué? para más de lo mismo. Algo así como si a un enfermo en estado terminal se le hacen transfusiones. Es verdad que de momento parece reaccionar, pero como las causas de la enfermedad no se enfrentan, sino únicamente los efectos con los que se quieren suprimir, el enfermo tendrá recaídas sucesivas y cada vez más graves. ¿Se dieron cuenta de que no hay responsables de robar la salud del enfermo? Nadie irá ante el juez, excepto Vd. si no paga su hipoteca. Todo es opaco, sucio, amañado.

EL MODELO NO QUIERE SER CAMBIADO

Parece que el modelo adoptado por la mafiocracia mundial, de cuentas tan opacas como los poderes que se ocultan tras ellas, oscilará entre las famosas burbujas de esto o aquello que se irán montando en los países que convengan y estas sangrías de las arcas de los pueblos cuando las burbujas inevitablemente estallen.

Esto dará al sistema mafiocrático pequeños y provisionales balones de oxígeno, mientras lo que se va quedando atrás de cada estallido del globo no es más que destrucción de todo el tejido industrial generado en torno a cada burbuja, arcas públicas empobrecidas, paro obrero, conflictos sociales y toda suerte de problemas derivados.

Entre tanto, un candidato ha ganado unas elecciones en Estados Unidos, el epicentro de todas las calamidades mundiales, y por el hecho de ser negro, joven y demócrata quieren hacernos creer que ha empezado una nueva era. Nada menos.( No pueden escuchar mis carcajadas).

OTRO MODELO ES POSIBLE: LA NUEVA ERA

La nueva era sería la era de la conciencia espiritual de una humanidad que se desea liberar de todos los yugos, de un Planeta liberado de todos los venenos. Sería la era de la paz y de la alegría de vivir, de la justicia, unidad y hermandad entre todas las personas y naciones. Para los creyentes libres, sería un mundo donde se hicieran realidad las leyes divinas: Un reino de amor y armonía.

El que se proclama hoy como Nuevo orden Mundial es lo opuesto a esa Nueva Era. Para hacerla posible se precisan cambios en la conciencia de cada uno de nosotros. Nadie nos va a regalar la felicidad, ni el orden ni la paz: todos ellos son estados de conciencia que nacen del cumplimiento de los Mandamientos de Dios. Quien los realiza en su interior los convierte en bienes sociales, y es así como cambia este mundo. Lo demás es hipnotismo social y autoengaño.

Busca el Reino de Dios y Su justicia y todo lo demás se te dará por añadidura.

Para muchos esta es la forma de empezar.

Otros seguirán preguntándose a quién votar esperando que les regale todo lo que ellos
son incapaces de conseguir por sí mismos.


RELACIONADOS

«Nuevo orden mundial o nueva era»