La iluminación espiritual

Lo sencillo de lo complejo

PENSAMIENTO COMPLEJO

El denominado pensamiento complejo es una manera de entender y concebir el mundo, la naturaleza, la vida, los procesos del Universo; se basa en la percepción del mundo real en términos de totalidades. El pensamiento sistémico es integrador, tanto en el análisis de las situaciones como en las conclusiones que nacen a partir de allí, proponiendo soluciones en las cuales se tienen que considerar diversos elementos y relaciones que conforman la estructura de lo que se define como "sistema", así como también de todo aquello que conforma el entorno del sistema definido. La base filosófica que sustenta esta posición es el Holismo (del griego holos = entero).

Solo, quien entienda el iceberg en su inmensidad, podrá disfrutarlo mejor

Los sistémicos, los holísticos, los de pensamiento complejo rechazan las especializaciones, critican el método científico (tomar las partes por aparte para analizarlas), las explicaciones sencillas, entendidas éstas como las inmediatas o las que no tienen en cuenta sino solo lo que se ve, o se siente, quizás en un momento dado que, en términos de Universo, no significan nada.

Hay otros que hacen las cosas más, ¿cómo dicen?, sencillas. Ante lo inexplicable y lo que no se puede comprender, dan una explicación contundente, sin posibilidades de dudas, sin espacios. Algunos acuden a lo que llaman Dios, otros acuden a autoridades, siempre creadas o, algo tan concluyente como la no existencia de lo que se quiere explicar.

Quizás, lo más fácil pensar y creer es que todo es muy sencillo: es una orden, un concepto irrebatible, una creación de lógica humana, una orden divina, siempre inexpugnables, todas. Quizás es menos complicado, no complejo, pero absolutamente incompleto.

Un buen ejemplo de esta concepción es la acupuntura. Allí aparece nuevamente nuestro dedo, de una mano, de un pie, todo relacionado e integrado. Así, un tratamiento para el corazón puede hacerse en una oreja, o el del riñón desde un pié, en forma integral, orgánica.

Todo está integrado, nada existe si no es con lo demás

Y nada raro que ese modelo de percepción y entendimiento venga de Oriente que desde milenios y con pocas desviaciones, tan diferente a la cultura Occidental, han entendido la naturaleza como un todo, integrada y siempre relacionada y dependiente. Una expresión elocuente es su imagen del Yin y el Yan, un todo integrado, relacionado, que no permite la existencia del uno sin la del otro, generalmente su contrario: la materia y el espíritu, el bien y el mal, el blanco y el negro, todos son uno, indivisible e inexplicable sin el otro.

Quizás el materialismo de Engels, Hegel, Marx con su teoría dialéctica (ahora denominan dialógica) integra estas concepciones en la cultura Occidental. La física cuántica ha contribuido enormemente a la confirmación de que los fenómenos no se pueden explicar solo por relaciones de causa efecto (pensamiento plano) y que existen infinitos factores para poder comprender los fenómenos de la naturaleza, físicos, sociales, de procesos, de comportamiento.

Por eso, la existencia es tan maravillosa. Siempre encontraremos en cada cosa, en cada fenómeno, mil elementos y relaciones si así lo queremos y podemos hacer. Dios, el Verdadero, se magnifica porque trasciende la mera percepción elemental que, desde éste punto, se ve infinitamente enriquecida, divertida, engrandecida, al menos, hasta donde nuestra elementales y limitadas capacidades humanas hayan podido afinarse para así comprenderlo.

Este concepto de lo sistémico, del pensamiento complejo, de lo holístico, del Yin y el Yan, es especialmente aplicable en el entendimiento de los problemas, el planteamiento de las soluciones y en la implementación de la o las mismas, en administración (con Ackof), en psicología (con Maturana), en física (en la cuántica) y en todos los aspectos de la vida cuotidiana, desde lo más elemental hasta lo más enmarañado.

Cuando usted cree que, por ejemplo, en la armada de un vehículo, la mejor manera sería analizar cada componente por aparte sin entender su ensamble y las relaciones de sus partes, simplemente escogería la mejor inyección del mejor vehículo, el mejor eje, las mejores bielas, etcétera y armaría su vehículo si es que llega a lograr una forma coherente con el objeto que se pretende.

Igual pasa en la administración de las organizaciones en que, por ejemplo, queriendo arreglar los problemas de cartera sin tener en cuenta las ventas, lo contable y fiscal, los procesos productivos, etcétera, los resultados siempre no son los esperados y, al contrario, con consecuencias generalmente desastrosas. Siempre este tipo de soluciones traen como consecuencias un mayor deterioro del sistema organizacional, logrando, si acaso, algún alivio temporal pero con efectos negativos en el futuro, con suerte, más allá del inmediato.

Digamos que un buen catador de vino es el que percibe la tierra con sus elementos en que fue esparcida la cepa, el sol, el frío, las noches de su maduración como fruto, el día de la colecta y la alegría o tristeza de los recolectores, los días, minutos o segundos de su procesamiento, el sabor de la madera del tonel en que fue conservado, el clima de la bodega, la calidad del corcho…. Para quien no haya afinado sus sentidos para así comprenderlo, todos los vinos serán iguales y nunca podrá disfrutar del deleite que las mejores prácticas que allí se hayan podido incorporar. Tiene, el ignorante, la ventaja de que nunca lo entusiasmará pagar el costo del amor incorporado, porque eso nunca le llamará la atención al no poder distinguirlo ni disfrutarlo. Al menos, tomar vino, al ignorante, le resultará más barato…… o demasiado caro.

Y esto se aplica al disfrute del arte, de la pintura, música, poesía… de los buenos quesos…… de los buenos seres humanos…... del disfrute de la naturaleza, ese atardecer incomparable, ese río apacible o furioso, ese canto del ave, esa flor… ese conjunto de todo lo anterior que lo acerca a Dios, se deleita, lo disfruta, conversa con Él, con el amor de entender mejor las maravillas que nos ha legado y que somos capaces de disfrutar, de degustar, de transformar para enriquecerlas en mayor o menor medida.

Así, tan sencillo como el poder amar con mayor deleite e intensidad, es lo complejo.

Autor recomendado: Fritjof Capra (El Tao de la Física, La Trama de la Vida)