La iluminación espiritual

La sonrisa divina

POR: JBN LIE

Imagen; La sonrisa divina; Jbn Lie

HUMOR RELIGIOSO

El humor es un puente entre religiones.

Pocas cosas son tan humanas como el humor, compendio de comprensión, inteligencia, crítica y desfachatez. Irreverente lenguaje para -mediante una irracionalidad o incongruencia- ponernos ante una gran verdad o ante la tremenda estupidez del ser humano… También la nuestra, pues humanos somos y en la estupidez nos encontraremos.

Parece que hay temas tabú para el humor -cada uno tiene los suyos- y es justamente en éstos donde más fácil es sorprender y enseñar, aunque no siempre arrancar esa sonrisa que puede quedar atrapada en alguna de las prisiones interiores que nos creamos y que se cubren y protegen ofendiéndose ante la irreverencia, la chanza, la falta de respeto o lo que consideran una mofa herética.

Dos autores serios y profundos –Jordi Pigem y Francesc Torradeflot– publicaron en octubre de 2009 un pequeño libro de apariencia irreverente –La sonrisa divina– en el que, a través de diversos chistes e historias breves, trataban de ponernos en contacto con todo aquello que acerca y divide a los creyentes de las distintas religiones que en el mundo son y han sido.

El libro aboga por que no exista un divorcio entre el humor y la religión y que lo sagrado no sea intocable. El humor es un puente entre religiones, pero no es exactamente igual en todas las culturas. Los hindúes y budistas son más espirituales y pueden considerar demasiado atrevidas algunas bromas, aunque sean de otra confesión. El enfoque del libro es laico y no hemos pretendido ofender a nadie, argumenta Torradeflot, autor del libro y secretario de la Asociación Unesco para el Diálogo Interreligioso.

Tomo 7 de esos chistes de sus páginas para compartirlo contigo. Confío en que disfrutes de él como yo, sonriendo y permitiéndote que te inspire -al mismo tiempo- una profunda reflexión por la que ya hemos transitado juntos en el pasado, a través de todo este tiempo.

Dice así:

LA IMPACIENCIA

Tres hombres de distintas religiones viajaban juntos. De repente el coche cayó en un lago y, ante el peligro de ahogarse, cada uno de ellos rogó a Dios de acuerdo con su tradición.

El cristiano clamó: Jesucristo, sálvame. Se hizo el milagro y… ¡pop!, quedó en tierra firme.

El musulmán rogó a Alá y ¡pop!… Por un milagro quedó fuera de peligro.

El hindú, muy nervioso, empezó a llamar a todos los dioses: Rama, Rama… Ningún milagro. Krishna, Krishna, tampoco. Shiva, Shiva y, completamente desesperado, Devi, Devi… devfffglu, glú, glú, y el pobre se acabó ahogando.

Mientras subía al Cielo, empezó a reclamar:

A ver, ¿por qué mis amigos, que rezan a un solo Dios, han sido salvados y a mí, que tengo tantos, ninguno ha venido a ayudarme?

Entonces, se escuchó, con un gran estruendo, la respuesta divina:

Claro que iba, hijo mío… No has perdido la vida porque yo te haya abandonado, sino por tu impaciencia. A cada segundo me llamabas con un nombre distinto: Rama, Krishna, Shiva… y, caramba, ¡no me dabas tiempo a cambiarme de indumentaria!

La paciencia tiene un valor incalculable.

LA RISA

Dicen que había un ateo, un católico, un protestante, un judío, un musulmán y un monje zen que un día decidieron reírse de sí mismos y de lo que representaban.

Sabían que era un ejercicio peligroso, porque podían atentar contra lo más íntimo y sagrado de todos ellos, así que llegaron a un pacto: cada uno explicaría chistes de su propia religión.

Empezaron, entonces, a contarse chistes y se partían de risa. Se dieron cuenta que, riendo, todos eran iguales; a todos se les relajaban los músculos faciales, todos notaban mariposas frenéticas en el estómago, que los pulmones se oxigenaban y que los lagrimales trabajaban con alegría.

Y por encima de todo, cuando acababan de reír y se hacía el silencio, notaban que todo se veía más claro, que se pensaba mejor y que le sacaban hierro a los asuntos que les preocupaban.

En la risa encontraron su divinidad. A excepción del ateo, por supuesto.

AMOR O INTERÉS

Dos amigos judíos conversan:

El amor pasional cae en la rutina y el desinterés.

CATÓLICOS

Tres curas conversan sobre los problemas que tienen con los murciélagos en sus iglesias y sobre cómo ahuyentarlos.

El primero dice:

El segundo dice:

El tercero, sonriendo, dice:

La religión mundana ahuyenta.

EL ASNO

Un día el mulá Nasreddin salió de paseo con su asno, por el que sentía gran afecto. Tras pararse a descansar, se quedó dormido. Cuando despertó, vio que su asno había desaparecido, pero en lugar de buscarlo volvió a la ciudad gritando con euforia.

La gente se le acercó, extrañada.

Y Naresddin contestó:

Vive feliz y saca lo positivo de cada situación.

PERSPECTIVA

Se encuentran dos ateos y uno le dice al otro:

El otro dice:

Una correcta perspectiva te lleva a la verdad.

LA ÉTICA

Un hijo pregunta a su padre:

El padre, comerciante, responde:

La verdad relativa calza a conveniencia.


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