La iluminación espiritual

Jesús es muy paradójico

POR: OSHO

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JESÚS ES MUY PARADÓJICO

Jesús es muy paradójico, pero con mucho sentido.

Jesús dijo: Los hombres probablemente piensan que he venido a traer paz al mundo, y no saben que he venido a traer divisiones sobre la tierra fuego, espada, guerra. Porque habrán cinco en una casa: tres estarán contra dos, y dos contra tres; el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; y estarán en soledad.

Jesús dijo: Te daré lo que el ojo no ha visto, y lo que el oído no ha escuchado, y lo que la mano no ha tocado, y lo que no ha brotado en el corazón del hombre.

Jesús es muy paradójico, pero con mucho sentido. Para entender el significado muchas cosas tienen que ser entendidas. Primero, la paz es posible si todo el mundo está casi muerto. No habrá guerra ni conflicto, pero tampoco habrá vida. Ese será el silencio del cementerio. Pero eso no tiene valor, entonces, aun la guerra es mejor porque estás con vida y vitalidad.

Otro tipo de paz -una dimensión de paz totalmente diferente‑ existe cuando tienes vitalidad y estás con vida, pero centrado dentro de tu ser: cuando el auto conocimiento ha sucedido, cuando te has iluminado, cuando la llama se ha prendido, no estás más en la oscuridad. Entonces habrá más vida, más silencio; pero el silencio pertenecerá a la vida, no a la muerte. No será el silencio del cementerio.

Esta es la paradoja que debe ser entendida: la guerra es mala, el odio es malo; son las desgracias de la tierra y deben desaparecer; la enfermedad es mala, la salud es buena, la enfermedad debe desaparecer; pero tienes que recordar que un hombre muerto nunca se enferma; un cuerpo muerto puede deteriorarse pero no puede enfermarse. Así es que si no entiendes, todos tus esfuerzos pueden crear un mundo muerto. No habrá enfermedad, ni guerra, ni odio ‑pero tampoco habrá vida.

A Jesús no le gustará ese tipo de paz. Ese tipo de paz es inútil ‑entonces este mundo, con guerra, es mejor. Pero muchos han estado trabajando para crear la paz y su actitud es simplemente negativa. Piensan: Que si la guerra termina todo estará bien. No es tan fácil. Y esto no solamente es el concepto común del hombre ‑aun grandes filósofos como Bertrand Russell piensan que si la guerra se acaba todo estará bien. Esto es negativo.

Porque la guerra no es el problema, el problema es el hombre. Y la guerra no está afuera, la guerra está adentro. Y si no has peleado la guerra internamente, la pelearás afuera. Si has peleado la guerra internamente y has salido victorioso, entonces la guerra de afuera cesará. Esa es la única forma.

En la India hemos llamado a Mahavira El Conquistador, El Gran Conquistador, el 'Jain'. La palabra 'Jain' significa El Conquistador, pero nunca peleó con nadie, así que ¿a quién ha conquistado? El nunca creyó en la violencia, nunca creyó en la guerra, nunca creyó en pelear. ¿Por qué se le llama a este hombre, Mahavira, el Gran Conquistador? Mahavira, éste no es su nombre original; su nombre original era Vardhaman. ¿Qué ha sucedido? ¿Qué fenómeno ocurrió? Este hombre se ha conquistado a sí mismo y una vez que te conquistas a ti mismo, tu guerra con otros cesa inmediatamente -porque esta pelea con otros es simplemente un truco para evitar la guerra interna.

Si no tienes tranquilidad contigo mismo, entonces solo hay dos formas: ya sea que sufras esta intranquilidad o que la proyectes en algún otro. Cuando estás internamente tenso, estás listo para pelear. Cualquier excusa será suficiente ‑la excusa es lo de menos. Saltarás sobre cualquiera: sobre el sirviente, sobre la esposa, sobre el niño.

¿Cómo deshacerte de tu conflicto interno e intranquilidad?

Lo haces responsable al otro. Entonces pasas a través de una catarsis: puedes encolerizarte ahora, puedes aventar tu cólera y violencia y esto te dará un desahogo, un alivio. Por supuesto temporalmente, porque lo interno no ha cambiado. De nuevo se acumulará, permanece lo antiguo, mañana otra vez se acumulará ‑la cólera, el odio‑ y tendrás que proyectarlo.

Peleas con otros porque vas acumulando basura dentro de ti y tienes que tirarla afuera. Una persona que se haya conquistado a sí misma, se ha convertido en un auto-conquistador, no tiene conflicto interno, la guerra ha cesado. El es uno en su interior ‑no hay dos. Tal hombre nunca proyectará, tal hombre no peleará con nadie más.

Así que este es un truco de la mente para evitar el conflicto interno, porque el conflicto interno es más doloroso ‑por muchas razones. La razón básica es que todos ustedes tienen la imagen de hombres buenos. Y la vida es tal que sin esta imagen sería casi imposible vivir.

Los psiquiatras dicen que las ilusiones son necesarias para vivir. A menos que llegues a iluminarte, las ilusiones son necesarias para vivir. Si piensas que eres tan malo, tan diabólico, tan malvado; si esta imagen ingresa a tu interior ‑lo cual es verdad, lo cual eres‑ entonces no serás capaz de vivir en absoluto. Perderás la confianza en ti mismo y estarás lleno de tal condena a ti mismo, que no serás capaz de amar; no serás capaz de hacer nada, no serás capaz de mirar a otro ser humano, te sentirás tan inferior, tan malo, tan diabólico, que morirás. Este sentimiento llegará a ser un suicidio, y esto es una verdad -entonces ¿qué hacer?

Un camino es cambiar esta verdad: conviértete en un hombre de Dios, no en un hombre del demonio ‑¡vuélvete divino! Pero eso es difícil, arduo, un camino largo y duro. Mucho tiene que hacerse, solo entonces el diablo podrá llegar a ser divino. ¡Puede llegar a ser divino! Pueda que no estés consciente de que la raíz de la palabra diablo viene de la misma palabra de la cual viene la palabra divino: ambos 'diablo y divino' provienen de la misma raíz sánscrita 'deva'. El diablo puede llegar a ser divino, porque lo divino ha llegado a ser el diablo. La posibilidad está ahí, ellos son dos polos de una energía. La energía que se ha vuelto amarga puede llegar a ser dulce. Una transformación interna es necesaria, una alquimia interna es necesaria ‑pero eso es largo y arduo.

Y la mente siempre busca el camino corto, donde haya la menor resistencia. Así que la mente dice: ¿Para qué preocuparse de ser un buen hombre? simplemente piensa que eres bueno. Esto es fácil, no es necesario hacer nada. Simplemente piensa que eres bueno, simplemente crea una imagen de que eres bello, celestial, que nadie es como tú, y aun esta ilusión de bondad te da energía para vivir.

Si las ilusiones te pueden dar tanta energía, puedes concebir cuánto más sucederá cuando se realice la verdad. Aun la ilusión de que eres bueno te da vida para seguir, te da piernas para que te sostengas, te da confianza. Llegas a estar casi centrado aun con la ilusión, y este centro que sucede en la ilusión es el ego.

Cuando estás realmente centrado, eso es el ser. Pero eso sucede solo cuando la verdad es realizada: cuando tus energías internas han sido transformadas, lo más bajo ha sido transformado en lo más alto, lo terrenal en lo celestial; cuando el diablo ha llegado a ser divino, cuando te has vuelto radiante con la gloria que es tuya; cuando la semilla ha salido y germinado, cuando la semilla de mostaza ha llegado a ser un gran árbol.

Pero ese es un proceso largo, uno necesita del coraje para esperar, uno no debe dejarse tentar por seguir el camino corto. Y en la vida no hay caminos cortos, solo las ilusiones son caminos cortos. La vida es ardua, porque solo a través de la lucha ardua puede darse el crecimiento en ti ‑nunca llega fácilmente.

No lo puedes conseguir barato, y cualquier cosa que sea barata no podrá ser de ayuda para crecer. El sufrimiento ayuda ‑el mismo esfuerzo, la misma lucha, el camino largo te da agudeza, crecimiento, experiencia, madurez.

¿Cómo puedes conseguir la madurez a través de un camino corto? Hay una posibilidad ‑ahora están trabajando con animales y tarde o temprano trabajarán también con seres humanos‑ hay una posibilidad: puedes ser inyectado con hormonas. Un niño de diez años puede ser inyectado con hormonas y podrá convertirse en un joven de veinte.

Pero, ¿crees que logrará la madurez que debería haber alcanzado si hubiera pasado a través de esos diez años de vida? La lucha, el sexo que emerge, la necesidad de controlar, la necesidad de amar; de ser libre y aun controlado, de ser libre y aun centrado, de salir con otros, de sufrir en el amor, de aprender ‑todo ello no estará ahí. Este hombre que parece tener veinte años realmente tiene una edad de diez años. A través de las hormonas solo has inflado su cuerpo.

Pero están haciendo esto con animales, con frutas, con árboles. A un árbol se le puede inyectar, y el árbol que naturalmente llega a florecer en tres años, lo hará en un año. Pero a esas flores les faltará algo; es difícil de verlo porque ustedes no son flores, pero a ellas les faltará algo. Han sido forzadas, no han pasado por su período adecuado. Las frutas saldrán más pronto, pero esas frutas no estarán tan maduras: les faltará algo, son artificiales.

La naturaleza no está apurada. Recuerda: la mente siempre está apurada. La naturaleza nunca está apurada ‑la naturaleza espera y espera, es eternal. No hay necesidad de apurarse; la vida continúa y continúa, es una eternidad. Pero para la mente el tiempo es corto, la mente dice: El tiempo es oro. La vida nunca dice eso. La vida dice: ¡Experimenta!, no el tiempo. La vida espera, puede esperar; la mente no puede esperar ‑la muerte está acercándose. Para la vida no hay muerte, pero para la mente hay muerte.

La mente siempre trata de encontrar el camino más corto. Y para encontrar el camino más corto, la manera más fácil es crear una ilusión: piensas que eres lo que quieres ser ‑entonces te has vuelto neurótico. Eso es lo que le ha sucedido a mucha gente que está en los manicomios: piensan que son Napoleón o Alejandro Magno o algún otro. Ellos creen eso y se comportan en esa forma.

Escuché sobre un hombre quien estaba siendo tratado, psicoanalizado, porque creía que era Napoleón. Después de tres o cuatro años de tratamiento y psicoanálisis, el psiquiatra creía: Ahora está completamente bien. Así que le dijo: Ahora estás bien y puedes irte a casa.

El hombre dijo: ¿A casa? ¡querrás decir a mi palacio!. Todavía se sentía Napoleón. Es tan difícil si te has vuelto Napoleón; ser tratado es muy difícil porque ¿qué va a suceder...? Aun si eres tratado y te sanas, vas a perder.

Un General encontró a un Capitán que siempre estaba ebrio, así que lo detuvo. El hombre era muy bueno ‑los ebrios casi siempre son buenos, son gente muy bella, solo que buscando el camino más corto. Así que el General dijo: Eres un buen hombre y te aprecio y todo el mundo te ama, pero te estás desperdiciando. Si puedes permanecer sobrio pronto llegarás a ser Coronel.

El hombre se rió y le dijo: Eso no vale la pena, porque mientras estoy ebrio ya soy un General. Así que eso no vale la pena: si permanezco sobrio solo voy a llegar a ser Coronel y mientras estoy ebrio ¡siempre soy el General!. Entonces está demasiado envuelto en la ilusión. ¿Cómo puede este hombre dejar la ilusión? ¡En una forma tan fácil se ha convertido en General!

La mente encuentra atajos y las ilusiones son los atajos; el maya es lo más fácil y la cosa más barata de adquirir. La realidad es dura, ardua: uno tiene que sufrir y pasar por el fuego. Cuanto más pasas por el fuego más forjado te vuelves, más templado, más valioso. Tu divinidad no puede ser comprada a tan bajo precio en el mercado, no puedes regatear por ella; tienes que pagar con toda tu vida. Cuando toda tu vida está en juego ‑solo entonces sucede.

Peleas con otros porque éste es un camino fácil. Piensas que eres bueno, que el otro es malo, y la pelea es externa. Si te miras a ti mismo, entonces la pelea se convierte en interna: tú sabes que eres malo, es difícil encontrar un hombre más diabólico que tú. Si miras adentro, entonces encontrarás que eres absolutamente malo y que algo tiene que hacerse. Una lucha interna, una guerra interna comienza.

Y a través de ese conflicto interno ‑y es una técnica, recuérdalo, es una de las más grandes técnicas que ha sido usada a través de los tiempos‑ si hay conflicto interno, entonces llegarás a integrarte. Si hay conflicto interno, entonces más allá de las partes en conflicto surge un nuevo centro de conciencia. Si hay un conflicto interno, entonces las energías están involucradas, todo tu ser está en turbulencia: se crea un caos y de ese caos nace un nuevo ser.

Todo nuevo nacimiento necesita un caos; todo este universo ha nacido del caos. Antes que tú realmente nazcas será necesario un caos ‑esa es la guerra de Jesús. El dice: He venido, no a darles paz, ‑no es que él no haya venido a darte paz, pero no la paz barata que te gustaría que se te dé.

Ahora trata de entender sus palabras:

Jesús dijo: Los hombres probablemente piensan que he venido a traer paz al mundo, y no saben que he venido a traer divisiones sobre la tierra -fuego, espada, guerra.

Cuando llegas a un Maestro como Jesús, llegas en busca de paz. Estás bienaventuradamente inconsciente de que has ido donde la persona que no corresponde. Tal como estás, no puedes conseguir la paz. Y si alguien te da la paz, eso será la muerte para ti. Tal como estás, si llegas a tener paz ¿qué significará eso? Eso significará que la lucha ha cesado antes de que hayas logrado nada. Tal como estás, si alguien te da silencio, ¿que significará eso? No habrás logrado el Ser, y te habrás consolado con tu situación.

Esta es la forma por la cual podrás reconocer a un maestro falso de un Maestro verdadero: el maestro falso es un consuelo, te da paz tal como estás, nunca se preocupa de cambiarte ‑él es un tranquilizante. Es tal como las píldoras de dormir: llegas a él y te consuela. Pero si vas a un Maestro verdadero, éste es el criterio: aun si tuvieras algo de paz, eso también será destruido; si tuvieras tranquilidad, eso también se perderá.

Un Maestro verdadero creará más turbulencia, más conflicto. No te va a consolar porque no es tu enemigo. Todos los consuelos son venenos. El te ayudará a crecer. El crecimiento es difícil, tendrás que pasar por muchas dificultades. Muchas veces querrás escapar de este hombre, pero no podrás, porque él te rondará.

El consuelo no es la meta. El no puede darte una paz falsa. El te dará crecimiento y como resultado de ese crecimiento, algún día, florecerás. Y ese florecimiento será la verdadera paz, el verdadero silencio. El consuelo es falso. La gente llega a mí y yo puedo ver en la forma que viene, los problemas que trae: ellos quieren consuelo. Alguien llega y dice: Estoy en muchas dificultades, mi mente no está en paz, estoy muy tenso. Dame algo, bendíceme para que llegue a tener paz. Pero, ¿qué querrá decir eso? Si este hombre puede alcanzar la paz ¿qué significará eso? Entonces este hombre nunca va a cambiar. No, esa no es la forma.

Aun si un Maestro verdadero te consuela, ese consuelo es como una red de pescar. Serás cogido en el consuelo y entonces, poco a poco, creará el caos. Tendrás que pasar a través del caos, porque tal como estás, estás absolutamente mal. En ese estado, si alguien te consuela es tu enemigo. Con él perderás tiempo, vida, energía, y al final los consuelos no te ayudarán. Cuando venga la muerte todos los consuelos se evaporarán.

Había un anciano cuyo hijo había muerto. Vino a mí y dijo: ¡Consuélame!.

Conocí a su hijo también, eso es imposible, porque era un político ‑todos ellos van al infierno, nunca van al cielo. Y no solo era un político, sino un político con éxito -era un Ministro de Estado. Con toda la astucia de un político, con toda la ambición de un político, ¿cómo puede ir al cielo?

Y este anciano también era un político. Básicamente él no estaba apenado porque el hijo haya muerto. El asunto básico era que su ambición había muerto, porque a través de ese hijo él estaba logrando más y más y más. El mismo se había vuelto anciano, él había trabajado continuamente toda su vida; pero era un poco tonto, no muy astuto, un poco ingenuo. El había trabajado duro, había sacrificado toda su vida pero no logró conseguir ninguna posición. Y eso era un dolor profundo, era una herida. Y entonces, por medio del hijo, ahora él lo estaba intentando, y el hijo lo había logrado. Ahora que su hijo estaba muerto, toda su ambición había muerto.

Cuando le dije:

Esta es la razón por la que estás sufriendo tanto; no es por tu hijo, él se perturbó mucho.

Dijo: He venido para que me des consuelo y tú me estás perturbando más. Tal vez sea verdad. Todo lo que dices suena verdadero. Puede ser que mi ambición haya sido herida; y que no sea por mi hijo por lo que estoy llorando -puede ser por la ambición. Pero no me digas esas cosas tan duras, estoy en tal dolor en este momento. Mi hijo está muerto y tú estás diciendo esas cosas tan duras. Y fui donde este Mahatma y donde ese Shankaracharya, y donde ese Gurú, y todos ellos me consolaron. Dijeron: 'No te preocupes, el alma es eterna, nadie muere jamás. Y tu hijo ‑no era un alma común y corriente, ¡él ha llegado a los cielos más altos!'.

Estos son consuelos, y si este anciano continúa escuchando estos consuelos, está desperdiciando una gran oportunidad. El está desperdiciando una oportunidad donde podría haber encarado toda su ambición, lo cual es su problema. El podría haber encontrado que toda ambición es inútil, porque trabajas, trabajas y trabajas, y entonces la muerte se lo lleva todo. El podría haber penetrado en esto, pero no; él dejó de venir donde mí. Solía venir, pero desde aquél tiempo nunca más vino. Fue donde otros que lo consolaban.

¿Estás aquí para ser consolado? Entonces, estás en el sitio errado.

Eso es lo que Jesús dice.

El dice: Los hombres probablemente piensan que he venido a traer paz al mundo, y no saben que he venido a traer divisiones sobre la tierra -fuego, espada, guerra.

Cada vez que un hombre como Jesús viene, el mundo es dividido inmediatamente entre aquellos que están a favor de él y aquellos que están contra él. No puedes encontrar una sola persona que sea indiferente a Jesús. Cada vez que un tipo, un tipo de Jesús está presente, inmediatamente el mundo es dividido. Algunos están a favor de él y otros contra él, pero nadie es indiferente. Es imposible ser indiferente a Jesús. Si oyes la palabra, si ves a Jesús, inmediatamente estás dividido: bien te vuelves un amante o un enemigo; bien te alineas con él o en contra; bien lo sigues o comienzas a trabajar contra él.

¿Por qué sucede esto? Porque un hombre como Jesús es un fenómeno tan grande, y él no es de este mundo. El trae a este mundo algo del Más Allá. Aquellos que tienen temor del Más Allá, inmediatamente se vuelven sus enemigos ‑esa es la forma de protegerse. Para aquellos que tienen un deseo, una semilla escondida en alguna parte, que han estado buscando y buscando y anhelando el Más Allá, este hombre se vuelve carismático, este hombre llega a ser una gran fuerza magnética ‑ellos son atraídos en su amor. Por este hombre han estado esperando por muchas vidas.

Inmediatamente el mundo se divide: bien estás por Cristo o estás contra él. No hay otra alternativa, no puedes estar indiferente. No puedes decir: No me interesa; eso es imposible, porque una persona que pueda permanecer en el punto medio, se convertirá en sí mismo en un Jesús. Una persona que pueda ubicarse en el punto medio: ni en el amor, ni en el odio, irá más allá de la mente. Tú no puedes ubicarte en el justo medio; caerás, te volverás un derechista o un izquierdista, estarás en este lado o en el otro. El crea una gran turbulencia.

No solo en los individuos, sino también en la sociedad; todo en la tierra llega a estar en conflicto, una gran guerra comienza. Desde Jesús, nunca ha habido paz en el mundo. Jesús creó una religión. El trajo algo al mundo que creó tal división, tal conflicto en todas las mentes, que él llegó a ser el foco de toda la historia. Por eso es que decimos: antes de Cristo o después de Cristo. El llegó a ser el punto central.

La historia está dividida, el tiempo está dividido con Jesús. El permanece en el límite. Antes de Jesús es como si el tiempo fuera de una cualidad diferente; después de Jesús el tiempo ha adquirido una cualidad diferente: con Jesús comienza la historia. Su actitud, su enfoque hacia la mente humana es muy diferente al de Buda o al de Lao Tse. La última meta es una, el último florecimiento va a ser el mismo; pero el enfoque de Jesús es absolutamente diferente. El es único.

¿Qué está diciendo? Está diciendo que por medio del conflicto se consigue el crecimiento; a través de la lucha sucede el centramiento; a través de la guerra florece la paz. Pero no lo tomes literalmente ‑todo lo que está diciendo es una parábola. El cristianismo lo tomó literalmente y erró. Entonces los cristianos tomaron la espada en sus manos y han matado a millones innecesariamente, porque eso no era lo que Jesús quería decir. Entonces la iglesia, la iglesia de Jesús, se convirtió en una iglesia guerrera, se convirtió en una cruzada.

Los cristianos han estado peleando con los mahometanos, con los hindúes, con los budistas ‑en todas partes han estado peleando. Pero erraron, Jesús estaba hablando de otra cosa. No estaba hablando de las espadas de este mundo, él trajo una espada de un mundo diferente. ¿Qué es esta espada? Es un símbolo. Tienes que ser cortado en dos porque en ti se unen dos cosas: este mundo ‑la tierra‑ y el cielo, ellos se unen en ti. Una parte de ti pertenece al barro, a la suciedad; una parte de ti pertenece a lo divino. Tú eres un punto de unión y Jesús trajo una espada para cortarte en pedazos, para que la tierra caiga a la tierra y que lo divino entre en lo divino.

Tú no puedes hacer ninguna distinción de lo que pertenece a la tierra. Cuando tienes hambre, ¿piensas que tú tienes hambre? Jesús dice: No, toma mi espada y ¡córtalo!. El hambre pertenece al cuerpo porque es una necesidad corporal. La conciencia no tiene hambre; el hambre se refleja en la consciencia porque el cuerpo no tiene consciencia.

Debes haber escuchado una historia antigua Panchtantra: Sucedió que un gran bosque accidentalmente se incendió. Habían dos hombres, uno era ciego y el otro era cojo. El cojo no podía caminar, no podía correr, pero podía ver; y el ciego podía caminar y correr, pero no podía ver. Así que ambos hicieron un pacto: el ciego subió al cojo en sus hombros, y como el cojo podía ver y el ciego podía caminar, ambos se convirtieron en un hombre. Ellos lograron salir del bosque ‑salvaron sus vidas.

Esto no es solo una historia ‑esto es lo que ha sucedido en ti. Una parte de ti siente hambre, pero no puede saberlo porque no tiene ojos para ver. Tu cuerpo siente hambre, tu cuerpo siente deseo sexual, tu cuerpo siente sed, tu cuerpo necesita confort: todas las necesidades son del cuerpo. Y tu consciencia solo ve, tu Ser es solo un testigo. Pero ellos han hecho un pacto porque sin el cuerpo la consciencia no puede caminar, no puede moverse, no puede hacer nada; y sin la consciencia el cuerpo no puede darse cuenta de lo que es necesario, si es que el cuerpo está con hambre o con sed.

La espada de Jesús significa que este acuerdo tiene que ser realizado conscientemente, y que luego debe hacerse una diferenciación: lo que pertenece a la tierra pertenece a la tierra; satisfácelo, pero no te obsesiones. Si tienes hambre, el cuerpo tiene hambre; sábelo bien, satisface el hambre pero no te obsesiones. Hay mucha gente que se obsesiona, van comiendo, comiendo y comiendo, y entonces algún día se frustran tanto con la comida que se ponen a ayunar, a ayunar y a ayunar. Pero ambas son obsesiones: demasiado comer es tan malo como demasiado ayuno.

Un equilibrio apropiado es necesario, pero ¿quién te va a dar el equilibrio? Tienes que llegar a ser dos, tienes que estar completamente consciente de que: Esto es de la tierra y yo no soy de la tierra. Esta es la espada de Jesús.

El dice: He venido a traer divisiones sobre la tierra, fuego, espada, guerra.

¿Por qué fuego? El fuego es un antiguo símbolo cabalístico y también un antiguo símbolo hindú. Los hindúes siempre han estado hablando acerca del fuego interno. Ellos llaman al fuego interno tap porque es calor. Y encender ese fuego interno en tal forma que tu fuego esté ardiendo adentro lo llaman yagna.

Hay técnicas para encender ese fuego interno. En este momento está casi muerto, cubierto de cenizas. Tiene que ser atizado, descubierto, vuelto a prender; más combustible es necesario, entonces se le debe dar más combustible. Cuando el fuego interno prende en su totalidad, repentinamente eres transformado ‑porque no hay transformación sin fuego. Calientas el agua hasta un grado específico, a cien grados el agua se evapora, se convierte en vapor; toda su cualidad cambia.

¿Has observado que cuando el agua cambia a vapor toda su cualidad cambia? Cuando es agua, siempre fluye hacia abajo ‑esa es la naturaleza del agua, fluir hacia abajo. No puede fluir hacia arriba, es imposible. Pero cuando llega a los cien grados se evapora, toda su naturaleza cambia: el vapor flota hacia arriba, nunca hacia abajo. Toda la dimensión ha cambiado y sucede a través del calor. Si vas al laboratorio de un químico ¿qué encontrarás? Si quitas el fuego nada sucederá ahí, porque toda transformación, todo nuevo cambio, toda mutación, es por el fuego. ¿Y qué eres tú excepto fuego? ¿Qué estás haciendo mientras vives? Cuando respiras, ¿qué respiras? Respiras oxígeno. El oxígeno no es nada sino combustible para el fuego.

Cuando corres más fuego es necesario, así que respiras más profundamente; cuando descansas, menos fuego es necesario, así que respiras menos profundamente, porque menos oxígeno es necesario ‑el oxígeno es el combustible para el fuego. El fuego no puede existir sin el oxígeno porque el oxígeno es el que hace arder. Tú eres fuego ‑momento a momento, a través de la comida, a través del aire, a través del agua, el fuego se crea en ti. Cuando es demasiado tienes que liberarlo.

Cuando los animales tienen el deseo sexual decimos que están ardientes. Esto es significativo porque es un tipo de calor. Es un tipo de calor, y cuando tienes más fuego del que puedes absorber, tiene que ser liberado, y el sexo es una puerta de escape.

Recuerda, en países calurosos la gente es más sexual que en países fríos. En países calurosos aparecieron los primeros libros en sexología: El Kamasutra de Vatsayana, el Kokashastra del erudito Koka, ellos aparecieron primero. Los primeros freudianos estuvieron en el Este, ellos aparecieron antes que Freud, tres mil años antes que Freud. En el Occidente el sexo solo recientemente se ha hecho importante. En un país frío no hay suficiente fuego en el cuerpo para crear demasiada sexualidad. Solo en los últimos tres o cuatro siglos en el Occidente el sexo se ha hecho muy importante, porque ahora el país puede estar frío pero hay calefacción centralizada. Así que la gente no está tan fría; de otro modo el fuego del cuerpo está continuamente peleando con el frío. Por eso es que en el Este la población continúa creciendo, y es difícil evitarlo, pero el Occidente no tiene una gran explosión demográfica.

Escuché que ocurrió que cuando los primeros astronautas rusos habían aterrizado en la luna, estaban muy contentos. Pero se sorprendieron de ver a tres chinos caminando por ahí. Así es que los miraron y les dijeron: ¿Ustedes han llegado antes que nosotros? ¡Y no tienen ningún medio, ni tecnología, ni ciencia! ¿Cómo se las arreglaron? Es un milagro. ¿Cómo llegaron aquí?.

Y los chinos dijeron: ¡Nada de milagros! Algo simple: matemáticas: nos paramos uno en los hombros del otro y así sucesivamente ¡y llegamos!. Los chinos pueden llegar, los hindúes pueden llegar, no hay problema. ¡Una vez que se decidan podrán llegar a cualquier parte!

El sexo es un fenómeno de calor, un fenómeno de fuego. Así que cada vez que el fuego esté ardiendo te sentirás más sexual, cuando el fuego no esté ardiendo tanto te sentirás menos sexual. Porque todo lo que sucede en ti, ya sea una transformación sexual en el cuerpo o una transformación espiritual, depende del fuego.

Los hindúes, los cabalistas judíos, los sufis ‑y Jesús fue entrenado en una comunidad Esenia; en una sociedad muy oculta, esotérica‑ ellos sabían muchos métodos de cómo crear el fuego interno. Así que el fuego no solo es el fuego que conoces, es el fuego más interno sobre el cual la vida existe.

Si este fuego puede ser elevado a un nivel particular... por eso es que todas las religiones que usan este fuego están contra el sexo, porque elevarlo a un grado particular, solo es posible si no es liberado. Si a través del sexo es liberado, entonces no podrá ser llevado al grado particular, entonces tienes una puerta de escape.

Así que todas las salidas tienen que ser cerradas completamente, de tal manera que no haya fuga del fuego y que llegue al punto de los cien grados: a un cierto grado... de pronto sucede la transformación; el alma y el cuerpo están separados ‑la espada ¡ha funcionado! Entonces sabes lo que es la tierra en ti y lo que es el cielo en ti; entonces sabes lo que ha venido de tu padre y de tu madre, y lo que ha venido de lo invisible.

...fuego, espada, guerra... Es necesario un conflicto interno profundo. No debes ser letárgico, no debes relajarte a menos que la relajación suceda ‑y eso es totalmente diferente. Tú tienes que luchar y crear conflicto y fricción. Fricción es la palabra apropiada para la guerra interna. Gurdjieff solía trabajar con la fricción; creaba fricción en el cuerpo. Pueda ser que no estés consciente, pero recuérdalo: algún día te harás consciente de que tu cuerpo tiene muchas capas de energías. Si no estás en fricción, entonces usas solo la capa más superficial. Si surge mucho conflicto, la capa superficial se acaba y la segunda capa comienza a funcionar.

Trátalo de esta forma: siempre vas a dormir a las diez de la noche. A las diez repentinamente sientes sueño ‑no vayas a dormir. Los Sufis han usado ese método muchísimo y Jesús también usó la vigilia. Toda la noche no dormía; por cuarenta días y cuarenta noches no durmió en el bosque; permaneció en las montañas solo sin dormir. ¿Qué sucede? Si no duermes a las diez, por unos cuantos minutos te sentirás muy, muy letárgico, con sueño, sueño, sueño. Pero si resistes y luchas se crea una fricción; tú te conviertes en dos: el que quiere dormir y el que no quiere dormir. Ahora hay dos partes luchando. Si te aferras y no cedes, de pronto encontrarás que todo el sueño se ha ido; estarás tan fresco como nunca lo has estado en la mañana. De pronto todo el sueño se ha ido, estás fresco y aun si quieres dormir, será difícil ir a dormir ahora. ¿Qué sucedió? Hubo solo dos posibilidades: por medio de la fricción se ha creado la energía.

Siempre por medio de la fricción se crea la energía. Toda la ciencia depende en crear fricción; entonces se crea la energía. Todos los dínamos son técnicas de fricción: cómo crear una lucha, una guerra entre dos cosas. Tú creas una guerra: tu cuerpo quiere ir a dormir y tú no quieres dormir; hay una fricción, se crea mucha energía.

Si tú cedes será muy malo, porque si cedes el cuerpo ha ganado y la consciencia ha perdido una lucha. Así que si lo intentas, solo inténtalo con la actitud de que no vas a ceder ‑de otro modo es mejor no intentarlo. Los métodos de fricción son peligrosos: si los intentas tienes que ganar. Si no ganas estás perdido, porque entonces pierdes la confianza en ti mismo. Tu consciencia se hará más débil y el cuerpo se hará más fuerte. Y si pierdes muchas veces, entonces la posibilidad de ganar es cada vez menor.

Una vez que decidas usar algún método de fricción, entonces que tu meta sea el ganar. No se debe perder; la batalla debe ser ganada, y una vez que ganas has logrado una capa diferente. Ahora puedes ver que si ganas, la energía que estaba en la otra parte ha sido absorbida por ti; tú te has hecho más fuerte. Entonces cada lucha te hará más fuerte, más fuerte y llega un momento cuando toda la energía del cuerpo es absorbida por el ser.

Gurdjieff solía usar la fricción muy profundamente y en formas tan peligrosas, increíblemente. Cuando estaba anciano, solo unos cuantos años antes de su muerte, lo hizo suceder... un accidente muy peligroso, un accidente automovilístico. El lo hizo ‑realmente no fue un accidente; en la vida de una persona como Gurdjieff no hay accidentes. El está tan consciente que los accidentes no son posibles. Pero él puede permitir un accidente, incluso puede provocarlo ‑él lo provocó.

Le gustaba conducir a velocidad y en toda su vida nunca había tenido ni un solo accidente. Y era un conductor peligroso; todos aquellos que se sentaban con él siempre estaban en ascuas. En cualquier momento.... Era absolutamente loco, no creía en ninguna regla de tráfico ni en nada. Iba en esta dirección o en aquella tan rápido como le era posible, y cualquier cosa era posible en cualquier momento ‑pero nunca sucedió.

Y en la mañana de un día, cuando iba a París desde su ashram en Fontainebleau, alguien le preguntó: ¿Cuándo regresarás?.

El dijo: Si todo sucede como pienso que va a suceder, por la noche; de otro modo será difícil decirlo. Y por la noche cuando estaba regresando se dio el accidente. Y el accidente fue tan severo y peligroso que los doctores dijeron que nadie podría sobrevivir ‑¡imposible! Todo el carro se hizo añicos.

Pero se encontró a Gurdjieff. Tenía sesenta fracturas en todo el cuerpo ‑casi muerto. Pero se le encontró perfectamente consciente, echado bajo un árbol, muy lejos de donde estaba el carro. Había caminado en la oscuridad y estaba echado ahí perfectamente consciente. No estaba inconsciente. Se le llevó al hospital; estaba perfectamente consciente. Dijo que no se le ponga anestesia -quería permanecer perfectamente consciente. Esta fue la fricción más grande que él le dio a su cuerpo: su cuerpo estaba al borde de la muerte, él creó toda la situación y quería permanecer absolutamente alerta.

Y permaneció alerta. En este momento logró el centramiento más grande que le puede ocurrir a un ser: llegó a centrarse en su consciencia ‑la parte terrenal fue completamente separada. Se convirtió en un vehículo: puedes usarlo, pero no estás identificado con él.

Este es el significado de Jesús cuando dice: He traído fuego, espada, guerra ‑no como los hombres posiblemente piensan, que he venido a traer paz sobre este mundo...

Porque habrán cinco en una casa: tres estarán contra dos y dos contra tres; el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; y estarán en soledad.

Porque habrán cinco en una casa.... Esto es una parábola: en tu cuerpo hay cinco en la casa ‑los cinco sentidos, los cinco indriyas. Realmente, en lo profundo, tienes cinco cuerpos, porque cada sentido tiene su propio centro. Y cada sentido va manipulándote en su propia dirección: los ojos dicen: Mira esa belleza; la mano dice: Toca, es tan agradable. Los ojos no están interesados en tocar en absoluto; la mano no está interesada en ver a una persona hermosa, a un cuerpo hermoso, a un árbol hermoso, no en absoluto.

Todos los cinco sentidos existen como centros separados y tu mente es un simple coordinador; va coordinando entre estos cinco. Por eso es que me miras y me escuchas, escuchas por los oídos y miras por los ojos ‑los ojos nunca escuchan, los oídos nunca ven; entonces ¿cómo puedes concluir que escuchas a la misma persona? ¿Cómo puedes concluir? La mente va coordinando, es un computador: cualquier cosa con que los ojos la alimenten, cualquier cosa con que los oídos la alimenten, lo combina y te da la conclusión.

El método de fricción que usaba Gurdjieff, que usaba Jesús... y aquellos que saben la historia secreta más interna de la vida de Jesús, ellos dicen que él no fue crucificado, que él hizo los arreglos para ser crucificado, tal como Gurdjieff. El se las arregló para ser crucificado ‑fue un drama que él arregló.

Quienes lo crucificaban pensaban que lo estaban matando, pero tal hombre como Jesús no puede ser forzado a morir. El pudo haber escapado muy fácilmente, y era sabido, era muy bien sabido que él iba a ser apresado. El podía haber escapado de la capital o podía haber escapado del país, no había ningún problema. Pero él vino a la capital. Se dice que él dio el libreto de todo el asunto y que Judas no fue su enemigo, sino su amigo quien lo ayudó, quien ayudó a Jesús a ser apresado. Y todo el asunto fue dirigido y controlado por él.

Esta fue la última guerra interna que le sucedió en la cruz, la última, la mayor fricción: cuando él está muriendo, pero sin perder confianza en lo divino; cuando la tierra está regresando nuevamente a la tierra; cuando la división es absoluta, total ‑él no está identificado en absoluto. El lo permite.

Gurdjieff solía decir que esto ‑la crucifixión de Jesús‑ era un drama, y que realmente el autor del drama no es ni Poncio Pilatos ni los altos sacerdotes de los Judíos, sino el mismo Jesús. El lo dirigió, y lo dirigió tan bellamente que aun hasta la fecha no ha sido descubierto, no exactamente descubierto, cómo fue el asunto, cómo sucedió. Y no podrás pensarlo, dirigir tu propia crucifixión... pero eso es lo que es la religión: dirigir tu propia crucifixión. Ir a la cruz significa ir al clímax de la fricción ‑cuando la muerte está ahí.

Jesús dice: Porque habrán cinco en una casa: tres estarán contra dos y dos contra tres...

Debe crearse una fricción. Los sentidos deben luchar y la lucha debe hacerse consciente; ellos continuamente luchan, pero la lucha no es consciente; estás profundamente dormido, la lucha continúa. Los ojos continuamente están luchando con los oídos, y los oídos continuamente con los ojos ‑porque son competidores.

¿Has observado que un ciego tiene una capacidad auditiva mayor que un hombre que tiene ojos? Por eso es que los ciegos pueden llegar a ser grandes músicos, cantantes. ¿Por qué sucede? Tienen más capacidad para el sonido, para el ritmo, tienen más sensibilidad en los oídos. ¿Por qué? Porque los ojos ya no son competidores, la energía que iba a ser usada por los ojos queda disponible para los oídos ‑ellos son los competidores y tus ojos están usando ochenta por ciento de la energía, y solo veinte por ciento para los otros cuatro sentidos... están en estado de inanición, están continuamente en una lucha.

Los ojos han alcanzado supremacía, se ha vuelto la fuerza dictatorial. Vives a través de los ojos y algunos de los sentidos han muerto completamente. Mucha gente no tiene olfato, ese sentido ha muerto completamente, nadie se preocupa ‑ni siquiera están conscientes de que no pueden oler. Los ojos han explotado completamente a la nariz; está tan cerca que puede ser explotada. Los niños tienen olfato, pero poco a poco se pierde porque los ojos van usando más y más energía. Los ojos han llegado a ser el centro de tu ser, lo cual no es bueno.

Los métodos de fricción usan un sentido contra el otro. Muchos métodos lo usan... el buscador permanece con los ojos cerrados por muchos meses; la energía comienza a fluir, puedes sentirla. Si por tres meses permaneces completamente con los ojos cerrados, podrás sentir que la energía fluye continuamente hacia los oídos, hacia la nariz ‑tu olfato puede regresar, ¡puedes volver a oler! Han habido buscadores, métodos, escuelas, donde un sentido es cortado completamente contra otro: se crea una lucha. Entonces por tres meses cierra los oídos y simplemente ve, no escuches; entonces verás que hay un constante movimiento de energía.

Y si puedes ver tus sentidos en lucha, llegarás a estar separado, porque llegas a ser un testigo. Ya no eres los ojos, ya no los oídos, ya no las manos, ya no el cuerpo ‑eres un testigo. La lucha continúa dentro del cuerpo; tú eres el observador. Este es el significado de la parábola, el significado más profundo, pero en otro sentido también es verdad.

...el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; y estarán en soledad.

En otro sentido, también esto es verdad: que en una familia de cinco, tres estarán contra dos y dos estarán contra tres; porque cada vez que surge una persona religiosa en una familia, comienza una fricción, porque para una familia una persona religiosa es la persona más peligrosa. La familia puede tolerar cualquier cosa ‑pero no la religión, porque una vez que te vuelves religioso, ya no estarás identificado con el cuerpo.

Y la familia está relacionada con el cuerpo: tu padre es tu padre por tu cuerpo. Si piensas que eres el cuerpo, entonces estarás relacionado a tu padre. Pero si te has dado cuenta que no eres el cuerpo, ¿quién es tu padre? ¿Cómo estás relacionado con él? Tu madre ha dado a luz a tu cuerpo, pero no a ti. Estás tan identificado con el cuerpo que piensas: Mi madre me ha dado a luz a mí. Cuando no estás identificado, la identificación se rompe, ¿quién es la madre? Ella no te ha hecho nacer a ti, sino tan solo a tu cuerpo que va a morir. Así que tu madre no te ha dado la vida ‑mas bien, al contrario, tu madre te ha dado una muerte más. Tu padre no te ha dado la vida, te ha dado una posibilidad más de morir. Una vez que no estás identificado con el cuerpo, quedas cortado de la familia, desenraizado.

Así que la familia puede tolerarte si vas donde una prostituta; está bien, nada de malo. Mas bien, al contrario, te estás identificando más y más con el cuerpo. Si te vuelves alcohólico, si te vuelves un borracho, está bien ‑porque te estás identificando más y más con el cuerpo‑ nada de malo en ello. Pero si te vuelves un meditador, si llegas a ser un sannyasin, entonces no está bien. Entonces es difícil porque estás siendo desenraizado, entonces el poder de la familia ya no está sobre ti; entonces ya no eres más parte de la familia, porque ya no eres parte de este mundo.

Así que Jesús dice: El padre estará contra el hijo, el hijo estará contra el padre. Y yo he venido a perturbar, a dividir, a crear conflicto y fricción.

Esto es verdad. Puedes venerar a Buda, pero pregúntale al padre de Buda, él está contra Buda; pregúntale a los familiares de Buda, ellos están contra él ‑porque este hombre ha salido fuera de su control. No solo eso: él está ayudando a que otros salgan del control de la sociedad, de la familia.

La familia es la unidad básica de la sociedad. Cuando vas más allá de la sociedad, tienes que ir más allá de la familia. No significa que tú debas odiar ‑ese no es el asunto; o que tú vayas en contra ‑ese no es el asunto. Eso va a suceder. Una vez que comienzas a encontrarte a ti mismo, todo lo que has sido antes será perturbado, va a ser un caos. Así que, ¿qué debes hacer? Tratarán de jalarte para que regreses, tratarán de traerte de vuelta, harán todo esfuerzo. ¿Qué hacer entonces?

Hay dos formas. Una es la antigua: el antiguo método es escapar de ellos; no darles ninguna oportunidad ‑pero creo que ese método ya no es aplicable. El otro es estar con ellos, pero ser un actor: no darles la oportunidad de saber que tú estás saliendo de su control. ¡Sal! Que eso sea tu camino interno, pero externamente cumple con todas las formalidades: toca los pies del padre y de la madre, y sé un buen actor.

El antiguo método no puede ser seguido por muchos. Por eso es que la tierra no pudo volverse religiosa ‑porque ¿cuánta gente puede escapar de la sociedad? Y aun si escapa de la sociedad, la sociedad tiene que cuidar de ellos. Cuando Buda estaba aquí, o Mahavira, o Jesús, entonces miles dejaron sus familias. Pero aun así solamente miles ‑y millones quedan y tienen que cuidarse... Toda la tierra no podría llegar a ser religiosa si ese fuera el único camino, y eso tampoco está bien. Puede ser hecho en una forma más hermosa, y esa forma hermosa es ser un buen actor.

Un sannyasin debe ser un buen actor. Cuando digo que debe ser un buen actor quiero decir que no estás vinculado en absoluto, pero que continúas cumpliendo las formalidades. En lo profundo has cortado las raíces, pero ni siquiera les das una insinuación de que has cortado las raíces ‑¿y para qué siquiera insinuarles? Porque entonces ellos comenzarán a tratar de cambiarte. No les des ninguna oportunidad; has que esto sea un camino interno y externamente sé completamente formal. Y ellos estarán completamente felices porque ellos viven de formalidades. Viven hacia afuera; no necesitan tu veneración interna, no necesitan tu amor interno ‑simplemente los gestos serán suficientes.

Estas son las dos formas: una es la de Buda y Jesús, y la otra es la de Janak y la mía. Permanece donde estás. No hagas ningún espectáculo por eso, que estás cambiando y volviéndote religioso, porque eso puede crear problemas y tú puedes no estar suficientemente fuerte todavía. Crea el conflicto internamente, pero no lo crees externamente. Lo interno es demasiado y suficiente; eso te dará el crecimiento, la madurez necesaria.

...el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; y estarán en soledad.

La palabra soledad tiene que ser entendida profundamente. Cuando te vuelves religioso te vuelves solitario; entonces ya no hay sociedad para ti, estás solo. Y aceptar que estás solo es la transformación más grande que te puede suceder, porque la mente tiene miedo de estar sola, la mente quiere alguien en quién apoyarse, a quién aferrarse.

Estando solo te sientes temblar, un temor te sobrecoge. ¿Solo? -e inmediatamente te apuras hacia la sociedad, hacia el club, a la conferencia, a la secta, a la iglesia; a algún lugar donde haya una multitud, donde puedas sentir que no estás solo, donde puedas perderte en la muchedumbre. Por eso es que la muchedumbre se ha vuelto tan importante: ve al hipódromo, ve al cinema ‑pero es necesaria una muchedumbre donde ya no más estés solitario, te puedes relajar.

Pero un hombre religioso es un solitario porque está tratando de alcanzar el pico más alto. El no se va a perder entre los otros. El tiene que recordar, hacerse más atento, tiene que hacerse más consciente y alerta ‑y tiene que aceptar la verdad. Esta es la verdad: que todos estamos solos y que no hay posibilidad de ninguna unión. Tu consciencia es un pico solitario, y esa es su belleza; innecesariamente tienes temor de eso. Piensa en el Everest, en una multitud de Everests ‑entonces toda la belleza se habrá perdido. El Everest es bello y es un reto porque está solo, un pico solitario. Un hombre religioso es como el Everest: se vuelve un pico solitario, solo, y lo vive y lo disfruta.

Eso no quiere decir que él no se desenvolverá en la sociedad, eso no quiere decir que no amará. Al contrario, solamente él podrá amar. Al contrario, solamente él podrá participar en la sociedad. Porque él es. Tú no eres ‑¿cómo podrás amar? El podrá amar, pero su amor no va a ser como una droga, él no se va a perder. El puede compartir, puede darse a sí mismo completamente y aun permanecer él mismo. El puede entregarse completamente a ti y aun él no se pierde; su atención permanece siendo su pico más interno. Ahí, en ese altar, él permanece solo. Nadie entra ahí, nadie puede entrar ahí.

En el centro más interno de tu ser, estás solo ‑la pureza de la soledad y la belleza de la soledad...

Pero sucede al contrario, tienes temor. Porque has vivido en la sociedad ‑naces en la sociedad, has sido criado en la sociedad‑ completamente te has olvidado de que tú puedes estar solo también. Así que entrar en la soledad por unos cuantos días es hermoso, tan solo siente tu soledad y luego regresa a la sociedad, pero trae tu soledad contigo. No te pierdas ahí. Permanece consciente y alerta. Participa en la sociedad, entra en la multitud, pero permanece solo. Puedes estar solo en la muchedumbre si así lo quieres; y puedes estar en la muchedumbre aun mientras estés solo si así lo quieres: puedes ir a los Himalayas y sentarte ahí y pensar en la sociedad ‑entonces estás en la muchedumbre.

Sucedió que cuando Junaid fue donde su Maestro, él estaba solo y su Maestro estaba sentado en el templo. Junaid entró y el Maestro estaba solo. El Maestro dijo: ¡Junaid entra solo! ¡No traigas a la muchedumbre contigo!. Así que Junaid miró hacia atrás, por supuesto, porque pensaba que había alguien más viniendo con él. Pero no había nadie. El Maestro se rió y dijo: No mires hacia atrás, mira hacia adentro. Entonces Junaid cerró los ojos y se dio cuenta de que su Maestro estaba en lo cierto. El había dejado a su esposa en la mente... el apego; había dejado a sus hijos, pero sus imágenes estaban ahí; y sus amigos que habían ido a darle el último adiós, permanecían aún en la mente.

El Maestro dice: ¡Fuera! ‑entra solo, porque con esta multitud ¿cómo puedo hablar?. Y Junaid tuvo que esperar un año fuera del templo para liberarse de esta muchedumbre. Y después de un año el Maestro lo llamó: Ahora, Junaid estás listo, entra. Ahora estás solo y es posible un diálogo.

Puedes estar llevando a la muchedumbre; puedes estar en la muchedumbre solo. Trátalo: la próxima vez que estés en una gran muchedumbre en la sociedad, simplemente siéntete solo ‑y estás solo, así que no hay problema, podrás sentirlo. Así que una vez que sientas que estás solo, te has vuelto un solitario. Y Jesús dice: He venido para hacerlos solitarios, para que estén solos....

Te daré lo que el ojo no ha visto, y lo que el oído no ha escuchado, y lo que la mano no ha tocado,
y lo que no ha brotado en el corazón del hombre.

Tus ojos pueden ver aquello que está afuera, pero no pueden ver tu interior, no hay manera. Tus oídos pueden escuchar aquello que está afuera, pero no pueden escuchar tu interior, no hay manera. Están orientados hacia el exterior, todos los sentidos están orientados hacia el exterior. No hay un solo sentido que esté orientado hacia adentro. Así que cuando todos estos sentidos dejan de funcionar, de pronto estás adentro. No hay ningún sentido que se dirija hacia adentro.

Jesús dice: Te daré lo que el ojo no ha visto ‑pero primero hazte solitario. Esto es lo que quiero decir cuando digo sannyasin: un solitario. Primero vuélvete un sannyasin, primero date cuenta de que estás solo ‑y estate tranquilo con esta soledad. No tengas temor. Mas bien disfrútala, mas bien ve su belleza, el silencio, la pureza y la inocencia. La suciedad jamás ha entrado ahí porque nadie ha entrado en ese altar. Ha permanecido eternalmente puro, es virgen, nadie ha estado ahí.

Tu virginidad está escondida dentro de ti. Hazte un sannyasin, un solitario, entonces Jesús dice:
Te daré lo que el ojo no ha visto....

Cuando te haces solitario, totalmente solo, repentinamente te das cuenta de aquello que ningún ojo puede ver, de lo que ningún oído puede oír, y de lo que la mano no ha tocado. ¿Cómo puedes tocar tu ser? Podrás tocar tu cuerpo, pero eso no es tu ser. La mano no puede ingresar hacia adentro, no puede tocar tu consciencia ‑no hay forma.

Y la última frase es la más hermosa jamás pronunciada por ninguna persona en esta tierra: ...y lo que no ha brotado en el corazón del hombre.

Porque tu alma está aun más allá de tu corazón. Por supuesto, tu corazón está en la profundidad; pero en lo que respecta a tu alma también está afuera, no está adentro. Las manos están hacia afuera, los ojos están hacia afuera, el corazón también está hacia afuera, en la periferia. El punto más profundo ni siquiera es el corazón. El hambre surge en tu cuerpo, el amor surge en tu corazón ‑no la oración.

La oración está aun más profunda, más profunda que el corazón. El hambre es una necesidad corporal; el amor es una necesidad del corazón. Dios es una necesidad del más allá, ni siquiera del corazón. Uno tiene que trascender la mente, uno también tiene que trascender el corazón. Uno tiene que trascender todas las periferias. Sólo el centro permanece.

¿Y qué cosa no ha surgido en el corazón del hombre? Dios no ha surgido en el corazón del hombre. En la mente surge la ciencia, surge la filosofía; en el corazón surge el arte, la poesía ‑pero no la religión. La religión surge en una capa más profunda, en la más profunda, más allá de la cual ya no hay dónde ir; en tu mismo centro, ni siquiera es en el corazón.

Y te daré lo que no ha brotado en el corazón del hombre, ‑aquello que está más allá, más allá y más allá. No podrás agarrarlo, no podrás verlo, no podrás oírlo, no podrás ni siquiera sentirlo. Aquí Jesús trasciende aun a aquellos místicos que son del corazón.

Hay tres tipos de místicos: místicos de la cabeza ‑hablan en términos de teología, de filosofía, tienen las pruebas de la existencia de Dios. No hay ninguna prueba en absoluto, o a su vez todo es una prueba. Pero no hay necesidad de ninguna prueba; y uno no puede probarlo, porque todas las pruebas pueden ser discutidas y se puede demostrar que todas las pruebas están erradas. Luego están los místicos del corazón: hablan de amor, del amado, de lo divino, de Krishna; hablan en canciones, en poesías ‑son románticos. Su búsqueda es más profunda que la de los que usan la cabeza, pero aún no suficientemente profunda.

Jesús dice: Te daré lo que no ha brotado en el corazón, donde no llega ninguna teología y donde ninguna poesía puede darte un vislumbre, ni la lógica ni el amor ‑donde ambas se detienen. Te daré lo que no ha brotado en el corazón del hombre.

Esta es la más profunda posibilidad ‑y Jesús la abre. Pero en el cristianismo se ha perdido. El cristianismo comenzó a tejer teorías entorno a ello, se convirtió en un asunto de la cabeza ‑ni siquiera en un asunto del corazón, se volvió un asunto cerebral. Los cristianos han producido grandes teólogos. Mira a la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, cientos de volúmenes de teología. Pero erraron, porque Jesús no está en la cabeza. Y por causa de estos teólogos orientados a la cabeza, los místicos que eran del corazón fueron expulsados de la iglesia ‑ellos estaban un poco más profundo. Eckhart o San Francisco fueron expulsados; se les creyó tontos, o locos, o herejes ‑porque estaban hablando del corazón, estaban hablando del amor.

Y ambos se equivocaron con Jesús. El no está orientado ni a la cabeza ni al corazón ‑no está orientado a nada en absoluto. El simplemente dice que dejes todas las orientaciones, que dejes todo lo que está hacia afuera y que entres al centro más interno donde solamente tú estás, donde solamente vibra el ser, donde solamente la existencia es. Y tú puedes llegar a esto; y si llegas a esto, entonces se te revelará todo misterio y se te abrirán las puertas. Pero puedes fallar aun estando en la puerta. Si permaneces orientado a la cabeza, puedes estar parado en la puerta y teorizando, puedes estar parado en la puerta y poetizando ‑hablando en poesía y cantando.

Escuché una vez: Mulla Nasruddin fue a ver al psiquiatra y dijo: Estoy muy extrañado, ahora haga algo, se ha vuelto imposible. Todas las noches tengo el mismo sueño, que estoy parado en la puerta y estoy empujando y empujando y empujando. Y hay un aviso en la puerta y empujo y empujo sin parar. Todas las noches despierto sudando y la puerta nunca se abre.

El psiquiatra comenzó a tomar nota de todo lo que estaba diciendo. Después de conversar por media hora, el psiquiatra preguntó: Y dígame Nasruddin, ¿qué dice en el aviso de la puerta?.

Y Nasruddin dijo: Dice 'jale'.

Si en la puerta está escrito jale, entonces ¡no continúes empujando! De otro modo, tendrás el mismo sueño recurrente, ¡Eternamente continuarás empujando! Y no habrá problema en absoluto, simplemente ve lo que está escrito en la puerta. Jesús dice que en la puerta no está escrito ni 'cabeza' ni 'corazón' -está más allá de ambos.

Así que haz una cosa: anda más allá. Ni caigas víctima de la lógica, del intelecto, ni te vuelvas una víctima de las emociones, del sentimentalismo. Anda más allá. La cabeza también está en el cuerpo, y el corazón también está en el cuerpo ‑anda más allá. ¿Qué cosa es más allá? Donde solo hay simple existencia, tú simplemente eres.

El ser no tiene ningún atributo. Ese simple estado del ser es dhyan, ese simple estado del ser es meditación ‑y eso es lo que está escrito en la puerta.

Repentinamente se abre la puerta cuando eres un ser simple ‑sin emociones, sin pensamiento; sin ninguna nube a tu alrededor, sin humo en torno a la llama, solo la llama -has entrado.

...y lo que no ha brotado en el corazón del hombre, yo te lo daré.


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