La iluminación espiritual
Newton siempre fue reacio a publicar sus trabajos.
A su personalidad se suma un infausto acontecimiento ocurrido en 1693.
El padre de la teoría gravitatoria decidió, cierto día, ir a la iglesia. Salió de su estudio, dejando por descuido una vela encendida sobre la mesa. Sucedió que, en ausencia de Newton, su perro Diamante se subió a la mesa y tiró la vela. El incendio subsiguiente destruyó la mayor parte del estudio de Newton, sus aparatos y la mayoría de sus apuntes y manuscritos. Al regresar y observar el desastre producido, Newton amonestó dulcemente al ignorante can: ¡Ah...! ¡Diamante, Diamante, nunca vas a darte cuenta verdaderamente del mal que has hecho...!.
M. Biot, basándose en una carta de Huygens que se conserva entre los papeles de la biblioteca de Leyden, afirma que la pérdida de su trabajo produjo una impresión tan grande en el sabio, que cayó en un estado de crisis nerviosa o locura. Comenzó a padecer tremendos insomnios que lo tenían semanas enteras sin dormir, y un continuo estado de irritación. Además, perdió su enorme inteligencia y sus portentosas capacidades mentales se oscurecieron para dejarlo convertido, casi, en un idiota.
Lo ocurrido en el incendio de 1693 me lleva a preguntarme: si la teoría gravitacional, el telescopio reflector, las tres leyes que gobiernan la inercia (las célebres Leyes de Newton ) el cálculo diferencial, la espectrografía, la naturaleza ondulante del sonido y la luz, el cálculo infinitesimal, etc., provienen solo de los papeles de Newton que se salvaron del fuego, que solamente representaban una ínfima parte de sus descubrimientos... ¿Cómo sería nuestro mundo, hasta qué punto habría llegado la ciencia si la mayor parte de ellos, que fueron destruidos, también hubiesen llegado hasta nosotros?
Isaac Newton descubrió la ley de la gravedad.
Reunimos algunas anécdotas curiosas sobre la vida y obra de este genio.
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