La iluminación espiritual

Hambre y guerra

HAMBRUNA TRAS LA GUERRA

La guerra mata a niños de hambre sin disparar balas.

Si tenemos la curiosidad de dividir entre los 1.000 millones de hambrientos que no desean morir esos 1,118 billones de gastos militares dispuestos para matar nos encontramos con que a cada hambriento corresponden nada menos que 19.666,66 dólares al año, o sea, 1.638 dólares al mes. Todo eso supondría no solo acabar con el hambre, sino con muchas más necesidades. Y si ahora nos parece que deberíamos abarcar a más población del tercio mundial de pobres, otros 1.000 millones al menos, aún saldrían a más de 810 dólares mensuales por persona repartiendo el total del gasto armamentista. Imagínense los ingresos familiares que supondría esa cantidad en los países pobres, y, por supuesto, entre los pobres de los países ricos. Esto potenciaría la demanda en productos y servicios a nivel mundial, y relanzaría la economía de todo el Planeta a niveles de bienestar desconocidos hasta el momento en la historia. Y tan solo basta emplear el dinero que se usa para matarnos entre nosotros en dinero para que vivamos.

¿Entonces por qué se hacen las guerras?

Pues por las mismas razones que las hacían los asirios: por ambiciones de poder, por codicia, por envidia, por soberbia, enfermedades todas ellas de una conciencia inmoral. Tan inmoral como los gobiernos que invierten en armamento, que son todos los del mundo, y quienes les apoyan, que son todos los inmorales del mundo civil o religioso.

Pero ¿y si hiciésemos el esfuerzo de imaginarnos que cada uno de nosotros ha conseguido ya superar en su propia conciencia esos mismos elementos que desencadenan las guerras?, ¿serían posibles? Yo creo que no. ¿Quién de nosotros no tomaría por loco a cualquier jefe de gobierno que intentase enviarnos a matar por esas razones? ¿Con qué argumentos los sanguinarios jefes militares justificarían nuestro interesado patriotismo, ese prejuicio-base que ayuda a alistarse a los soldados ingenuos para convertirlos en carne de cañón, por la misma razón que el dinero ayuda a alistarse a los mercenarios?

General, tu tanque es poderoso, pero tiene un defecto.
Necesita un hombre que lo quiera guiar.

B-Brecht

Cuando ese hombre no exista, se acabarán los tanques. Y por supuesto, los gastos militares. Entonces no solo podremos comer todos sino lo que es tan importante como eso: florecerá la civilización de la paz.