La iluminación espiritual

La conexión magnética

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; La conexión magnética; Patrocinio Navarro

EL GRAN ENTE TERRENAL

Ante la magnitud de la catástrofe humana y nuclear que sucede en Japón comenzamos a percibir seriamente a nivel mundial que hemos edificado un mundo peligroso en el que manejamos energías que nos pueden destruir, como es el caso de la energía atómica. Además, esta energía está controlada por gentes a su vez no controladas por las poblaciones, sino por técnicos y gobiernos a los que los pueblos no tenemos acceso para comprobar cuándo nos mienten y cuándo no, sabiendo que el Sistema al que sirven tiene como norma disimular y hacer como si nunca pasara nada hasta que se hunde el barco y nos ahogamos todos.

El drama enorme de Japón nos muestra que nuestro Planeta no es inmune a las continuas agresiones que sufre, y que no se puede jugar impunemente con modos de pensar negativos para la Tierra. Nuestros pensamientos son energía y conducen nuestras acciones. La energía de nuestros pensamientos ha edificado con nuestras acciones esto que llamamos "el mundo". Un mundo que se nos presenta cada vez más inhóspito, y una naturaleza cada vez más inestable y agresiva para todas las especies.

¿Existe entre la Tierra y nosotros, sus pobladores algún tipo de vínculo tan poderoso que es capaz de manifestarse en forma de catástrofes naturales? Al hacernos esta pregunta nos vemos obligados a mirar hacia el campo de la energía, pues al fin y al cabo todo es energía y además ninguna energía se pierde. Y si no se pierde, ¿hacia dónde se dirige?

En Origen y formación de las enfermedades (1), podemos leer:

Entre el campo energético y magnético del ser humano y de la Tierra existe una acción recíproca constante en que se hace efectiva la ley de causa y efecto.

El ser humano es un cúmulo de energía que, según sea su forma de pensar y de actuar crea sus propios campos de energía, es decir, sus campos magnéticos. Por consiguiente, cada ser humano tiene sus campos energéticos y magnéticos de acuerdo a su forma de pensar y actuar. Entre sus campos magnéticos y los campos magnéticos de la Tierra existe una acción recíproca constante: las reacciones de la Tierra se transmiten al ser humano a través de la acción recíproca del ser humano y de la Tierra de igual modo que la forma de actuar del ser humano se traspasa a la vibración de la Tierra. Lo que el ser humano le hace a la Tierra, planeta en el que vive, se lo hace a sí mismo debido a la correlación ser humano y Tierra.

La ley de causa y efecto actúa y se hace efectiva en cada pensamiento humano. En cada deseo y tendencia está ya la semilla. En tanto el ser humano esté en la ley causal sus pensamientos, palabras y obras son las consecuencias de sus analogías, de sus causas. Por lo tanto, lo que el ser humano le hace a su prójimo o a su prójimo animal y a la Tierra con sus reinos de la naturaleza, lo cosecha él mismo. Los campos magnéticos terrestres registran todos los actos de los habitantes de la Tierra, de los seres humanos, y las corrientes magnéticas, -las cuales son las portadoras de sonido del gran ente terrenal, de la Tierra- llevan todas las resonancias, sean sus consecuencias positivas o negativas, de regreso a aquel que las emitió: al ser humano.

Lo que el ser humano le hace a su prójimo y a su prójimo animal se graba en su propia alma. Es acogido en el libro de la vida, en el alma. Debido a que todo se basa en vibración, el hombre vuelve a recibir y acoger en sí la vibración que él emitió otrora y sigue emitiendo ahora.

Los campos magnéticos terrestres registran cada disonancia, especialmente la violencia humana, por medio de la cual se producen alteraciones en el aire y sobre y dentro de la Tierra, por ejemplo, por experimentos atómicos y cosas por el estilo. Todas las disonancias son transmitidas por las corrientes magnéticas, las portadoras de sonido de los campos magnéticos terrestres, que en sentido figurado podrían ser denominados también los nervios de la Tierra.

Los campos magnéticos terrestres son ámbitos de vibración de diferentes tipos, que en conjunto son llamados campo magnético terrestre. Ellos son los puntos neurálgicos de la Tierra, y al mismo tiempo los espejos del Planeta habitado. Si estos espejos de la Tierra a raíz de los comportamientos humanos son transformados y empañados, esto repercute entonces en toda la Tierra: en el clima, en los reinos de la naturaleza y en las personas. Las corrientes magnéticas alteran incluso el comportamiento de los animales.

El ser humano es influenciado de acuerdo con su forma de pensar y actuar, porque según su estado de conciencia está comunicado en mayor o menor medida con el magnetismo total de la Tierra. Así como en muchos casos los animales transforman su instinto y se tornan veleidosos, así sucede a menudo con una persona atada a la Tierra. La tensión de su cuerpo va cediendo Se vuelve depresiva y agresiva.

El mundo vegetal también transforma sus características: muchas plantas altamente desarrolladas desaparecen y nacen especies de inferior calidad.

(1) Origen y formación de las enfermedades, Gabriele Wittek.


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