La iluminación espiritual

La calma y la quietud de tu mente

POR: JEBUNA

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LA VISUALIZACIÓN

La mente en calma puede ver la verdadera manifestación de la naturaleza.

Recuerdo de niño cuando tiraba piedras al mar, un hecho, que fue el que me enseñó que para poder discernir una gran idea y visualizarla correctamente solo se logra mediante la calma. En el momento que lo hacía y sin saberlo, estaba presente mi Maestro, su majestad, La Naturaleza, su manifestación me ilustraba como utilizar el poder del pensamiento correctamente. Siempre lo recordaré, porque a partir de ahí cambio mi manera de leer la información del universo.

En la madrugada frente al mar repetía mi rutina de tirar piedras, pero ese amanecer era diferente, el mar estaba picado, parecía loco, mis piedras parecían no tener un destino claro, una y otra de las piedras lanzadas caían en las aguas sin su peculiar salpullido al romper las turbulentas olas. Algo totalmente diferente a lo del día anterior, que por cada piedra que lanzaba podía apreciar claramente su destino. Ahí, en ese instante broto la semilla. Compare el suceso con el estado de la mente y no tarde en concluir que en una mente en caos como agua turbulenta las ideas terminan por perderse. Pero en una mente en calma, quieta como el agua serena, si llegan las ideas, son visualizadas con lujo de detalles.

LA CALMA

La esencia de este suceso es la calma. Estar alertas es estar en reposo, solo la paz en nuestro interior y la serenidad, pueden dar la luz que todo lo ve, la que ilumina nuestro sendero. Deduzcan que la verdad siempre será esquiva para mentes estresadas. Las creencias, la programación y el miedo generan caos en tu clarividencia. No hagas esfuerzo por lograr la calma, ese mismo esfuerzo te aleja de ella, simplemente deja que suceda, no hagas nada y llegara a ti. En esencia, eso es meditar.

La meditación logra la ausencia de actividad mental, con ello, la mente deja de pensar; la mente está silente. No hay rastro de actividad mental, es pura conciencia en la tranquilidad de la ausencia de todo. Hay que diferenciar claramente al intelectual del verdadero pensador. El intelectual, solo procesa resultados, en pocas palabras, es una máquina que trabaja para el sistema y repite como loro lo que aprendió de otro intelectual, su mente está adiestrada y en constante actividad. El verdadero pensador es un observador nato, capitula el aquí y el ahora teniendo en cuenta eventos minuciosos de la manifestación presente, sin usar la mente, solo la observación. Es quien evoluciona y provoca evolución, es toda una chispa creativa. Su mente está quieta a cada instante, solo se activa con una cosa a la vez y vuelve a la quietud. Toda esa fuerza radica precisamente en su quietud, en la calma.

Jiddu Krishnamurti nos dice: Quien aparenta ser espiritual está muerto, ya que ha adiestrado la mente para que esté quieta y se ha encerrado en solo una fórmula para estar sereno. Osho lo explica más claro: El hombre autorrealizado está en calma. La vida y la muerte son lo mismo; la dicha y el infortunio son lo mismo. Nada lo perturba, nada lo saca de su hogar, de su centro. A un hombre semejante no le puedes añadir nada. No puedes quitarle nada: está satisfecho, realizado... Ha llegado. Ha alcanzado la existencia, el ser; ha florecido como hombre total.

Ser espiritual y aparentar ser espiritual son dos cosas muy diferentes. La mujer de tacón aparentará ser alta, pero en realidad nunca lo será, su idea es una mentira, una irrealidad que no tiene vida, muerta. Entre la apariencia y la realidad hay un gran abismo. La mente y el ego están preparadas para aparentar. Solo tu interior puede manifestar tu plena existencia. Aquietar la mente, es darle vida a tu interior para que tu interior sea quien gobierne tu mente y no que tu mente sea quien gobierne tu interior.


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