La iluminación espiritual

La batalla de la consciencia

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; La batalla de la consciencia; Patrocinio Navarro

Humanos genéricos

Cualquier persona que mire el mundo sin prejuicios toma conciencia
de que estamos en un compás de espera como nunca estuvimos.
El mundo anocheció y esperamos una nueva aurora.

Según Tolstoi, existen tres tipos humanos genéricos: el individualista, egoísta, poco más que con conciencia animal, que solo se preocupa de sí mismo y es insensible a todo lo comunitario. Le sigue el que tiene una concepción social de la vida, que además de preocuparse de sí mismo se preocupa también de la familia, la comunidad, el país, etc. Y por último el hombre con una concepción espiritual de la vida, que además de preocuparse de sí, de lo social y común, se preocupa de su relación con Dios. Para Tolstoi, tanto como para el autor del presente libro, este último constituye el eslabón más avanzado de la escala de la evolución, entre otras muchas razones porque los dos primeros tipos evolutivos han fracasado históricamente, como se verá en este libro.

Y si hemos de señalar cuáles son las herramientas que valoran por igual todos los buscadores espirituales y en las que todos están de acuerdo como leyes espirituales válidas cualquiera sea su sentido espiritual, religión, etc., hemos de señalar dos: Los diez Mandamientos dados a Moisés y el Sermón de la Montaña de Jesús el Cristo.

Desde que un puñado de científicos se propuso investigar el misterio del átomo y este les condujo al misterio del ser, el horizonte de la realidad comenzó a acerarse a la mística milenaria y alejarse de los límites que le impusieran Descartes, Newton y Darwin tanto como los filósofos materialistas. Se puede decir que el mundo ya no puede ser mirado de la misma manera a partir de entonces. Términos tales como razón, conciencia, metafísica, universo, Dios, ciencia, espiritualidad, humano, economía, política, religión, espacio y tiempo, y otros que hasta ahora tenían sus propios territorios bien delimitados y encorsetados, de pronto adquieren nuevos significados. Y no solo eso, sino que descubrimos a la luz de la nueva ciencia y la espiritualidad libre que todos esos conceptos han sido manipulados y han conducido a la humanidad y al mundo animal a un estado de injusticia, asesinatos a gran escala, dominación e infelicidad sin precedentes y situado al Planeta al límite de lo habitable.

El conocimiento de la estructura de la materia nos coloca ante un nuevo modelo de Universo – que siempre estuvo ahí ciertamente – donde el hombre no es ni el centro -como se nos quiso hacer creer durante siglos- ni tampoco la periferia, sino un ser implicado en un Todo absoluto, y cada ser humano una manifestación de ese Todo a cuya esencia pertenece. A través de progresivos descubrimientos sobre la naturaleza de la realidad, la física se dirige hacia un reencuentro con la metafísica, con el lado espiritual que siempre mantuvo hasta que le fue negado por el racionalismo a ultranza y por la ciencia materialista y manipulado por las Iglesias falsamente cristianas.

Ciertas ideas procedentes de las filosofías orientales y del cristianismo originario tal como es expuesto en la actualidad a través de Gabriele de Würzburg, nos acercan a una nueva comprensión de la naturaleza, y a la resolución de las viejas cuestiones pendientes sobre los misterios de la existencia y las relaciones del hombre con ese Todo Universal inteligente y creador al que algunos llamamos Dios o Padre. Y el hombre pragmático, desconcertado, manipulado tanto como desengañado, sumergido en el torbellino de una civilización que se desmorona, vuelve la mirada esperanzada hacia todo eso que promete acabar con su soledad sin claves y revelarle su verdadera condición, tanto como las claves de sus diversas existencias o reencarnaciones como seres humanos.

Con el tiempo, especialmente desde la era industrial y cada vez más deprisa el hombre occidental ha ido viendo desgarrarse su existencia entre la moral farisaica que le predican las Iglesias y los gobiernos y su propio desconcierto a la hora de elegir una alternativa para salirse de las trampas que se le han ido tendiendo. Y hoy más que nunca, cada uno se ve empujado por este sistema corrupto que gobierna el mundo a ser no el hombre libre, inteligentemente integrado en el Universo y sus leyes, sino un engranaje individualista de la gran máquina de producción-consumo- destrucción que llamamos Sistema, capitalismo financiero, o neoliberalismo. Sin embargo, ante los nuevos horizontes científico-espirituales, se tiene ahora la oportunidad de acceder a conocimientos y experiencias que permiten a cada uno encontrar su dignidad atropellada por la gran máquina y sus servidores y afrontar valientemente el reto del siglo 21: el reencuentro consigo mismo, con Dios, la naturaleza y los semejantes, todo a la vez y sin fragmentaciones ni campos vallados.

Advertimos que no es fácil este retorno a lo primigenio esencial, porque esta sociedad militar-industrial- financiera- eclesiástica que gobierna la aldea global está haciendo todo lo posible para que tal cosa no suceda, y para ello tiene en pie de guerra, literalmente hablando, a ejércitos de banqueros, militares, jerarcas religiosos, profesores acomodaticios, tecnócratas, científicos sin conciencia, intelectuales corruptos, y toda clase de intermediarios al servicio del egocentrismo de los dirigentes espirituales de la sombra y atrapados por el propio egocentrismo. A causa de esta distorsión, existe a nivel mundial una programación de la ignorancia igual que existe una programación de la producción de cualquier cosa material. Por ello existen muchos conceptos tradicionalmente tenidos como válidos, pero que ocupan exactamente el lugar de su propio cadáver a la vista de los nuevos descubrimientos.

Nos hallamos en este momento tanto ante la fragmentación del conocimiento en parcelas separadas y poco dadas a converger entre sí como ante una esquizofrenia entre lo individual y lo social que ha llegado a materializarse en un individualismo gregario donde todo mundo da la espalda a todo el mundo pero hace las mismas cosas y se encuentra en los mismos sitios a las mismas horas. Y todo está programado para que así suceda.

Existe, por último, como consecuencia de todo esto, la conciencia generalizada de que no hay salida, que es lo que el Sistema quiere que sintamos para que seamos pasivos, sumisos y sordos al prójimo.

Si se priva a alguien de una razón para vivir y ser feliz encontrará muchas razones para morir o ser desgraciado. Esto al sistema no le importa. No solo hace negocios con los que enferman y mueren (seguros, medicinas, hospitales, médicos, tecnología, funerarias y cosas por el estilo, sino que siempre quedan otros que le seguirán manteniendo. ¿Hasta cuándo?

En los Diez Mandamientos y el Sermón de la Montaña creyentes y no creyentes; seguidores tanto de una fe como de otra, existen indicaciones difíciles de rechazar por quienes tienen eso que se llama buena voluntad, pues tales indicadores del camino de la evolución son en realidad la hoja de ruta de la conciencia espiritual de los hijos de Dios que somos todos, no importa en qué creamos..


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