La iluminación espiritual

El barco de la humanidad en plena tormenta

EL CAPITALISMO GLOBALIZADOR

La comunidad científica alerta en estos días acerca de la creciente escasez de agua dulce. Y eso pese al derretimiento de los polos. Hace tiempo se viene hablando de este peligro cada vez más evidente y de sus posibles efectos perversos. Escasez de agua invita a los ricos a privatizar fuentes y ríos y genera rivalidades entre regiones por la posesión de este recurso vital. Rivalidades que pueden llegar a conflictos bélicos. Si a esto añadimos la enorme cantidad de agua que se precisa para la ganadería extensiva, la manipulación genética llevada a cabo por multinacionales como Monsanto, y la especulación financiera con alimentos de primera necesidad, nos vemos ante un panorama realmente serio dentro del cambio climático.

Para los científicos, el cambio climático ya se ha convertido en algo tan irreversible como sus catastróficas consecuencias. Para economistas y sociólogos, la pobreza mundial no cesará de crecer, y no bastarán todas las ayudas humanitarias de gobiernos y ONG. Porque si nunca bastaron, menos ahora. Y con la pobreza, las guerras locales y vecinales y las migraciones de hambrientos y refugiados aumentan por días.

Los médicos, por su parte, predicen nuevas enfermedades mientras persisten o aumentan las conocidas (como sucede con el SIDA) y rebrotan algunas que se creían superadas (como sucede con la tuberculosis).Por otro lado, cada vez son menos efectivos los antibióticos porque los virus y bacterias se hacen resistentes a su influencia.

PELIGROSOS CAPITANES

Se podría pensar, y muchos lo hacen, que si tenemos gobiernos y políticos como administradores de las naciones y sus recursos, tendrían que ponerse de acuerdo y aportar soluciones globales. De hecho se reúnen frecuentemente, pero de sus reuniones no sale nada útil ni esperanzador.

Los políticos sucumben a diario a las presiones multinacionales, convirtiéndose en meros capataces de obras públicas y gestores del gran capital multinacional del armamento, la energía, las industrias químicas, farmacéuticas y de alta tecnología y la construcción. Son rehenes de los grandes grupos financieros y bancarios que -juntos a los anteriores- pagan sus campañas electorales. Aquí radica la debilidad de los llamados representantes públicos, pues su fuerza estaría en apoyarse en sus teóricos representados, que son los ciudadanos, pero se han volcado totalmente al lado opuesto: a los parásitos de los ciudadanos, y forman equipo con ellos.

La consecuencia inmediata es una sensible disminución del papel de las ideas políticas renovadoras y de los parlamentos donde se discutan. La democracia (donde la hay) retrocede, incluso la democracia llamada representativa o formal, en nada semejante, como sabemos, a la democracia participativa y real.

El arte y la cultura, por otro lado, también han caído en manos mercenarias, y han sido convertidos definitivamente en producto mercantil, como todo cuanto tiene algún valor para el mercado tragalotodo. Y en cuanto a la educación, ¿qué podemos añadir que no se sepa ya sobre el profundo desinterés de los gobiernos por aumentar inversiones que propicien la calidad educativa y de conocimientos de los estudiantes en sector básico para el futuro? Entre tanto, lo que sí crece es el abandono escolar, y el desinterés de los estudiantes por aprender, hasta el punto de crearse en las aulas un clima de difícil convivencia entre alumnos desmotivados y profesores mal pagados, deficientemente formados en las universidades y obligados a ejercer en aulas de escuelas-cuartel cada vez más masificadas y peor dotadas de medios.

¿Y LOS JÓVENES MARINOS?

Los jóvenes carecen cada vez más de trabajo y perspectivas claras de futuro. Esto le está reservado a minorías pertenecientes, como en siglos pasados, a las capas sociales más altas, que acaban por poseer títulos y preparación que les permiten acceder a puestos de trabajo cualificados, en el propio país o en otro.

Entre grupos crecientes de jóvenes de las clases medias empobrecidas y de la clase trabajadora aumenta la rebeldía al par que la decepción ante sistema tan injusto, y se manifiestan pacifica pero radicalmente en contra exigiendo soluciones. Pero los suburbios urbanos se están rebelando violentamente. Quieren trabajo, quieren estudiar y no quieren emigrar empujados por el hambre. Entre otras razones porque ¿ a dónde?... Otros muchos, sin embargo, se han rendido tal vez por la desesperanza ante un futuro laboral bien problemático por el no querer complicarse la vida en acciones reivindicativas. Esto les lleva a pensar en divertirse sobre todo mientras prolongan su estancia en la casa familiar sostenidos por los padres o abuelos.

Para colmo, la mayoría de nuestros jóvenes sienten poco interés por temas existenciales; leen poco o nada; piensan poco o nada; y para ellos el sexo, los amigos, las videoconsolas, los botellones y otras drogas son la expresión de lo que se puede aspirar en este mundo. No esperan tener un trabajo digno (los contratos-basura son otro éxito del gran capital) ni se les facilita el ser independientes con la suficiente garantía laboral como para permitirse formar una familia o tener su propia vivienda (su precio inasequible, un nuevo éxito del gran capital).Sin duda esto explica bastantes de sus actitudes escapistas, aunque no se pueden justificar por ello, pues otros jóvenes consiguen aprender a pesar de todo aunque tengan que emigrar para encontrar trabajo (otro éxito del gran capital).

El capitalismo globalizador ha triunfado en todas partes (globalización es la mundialización del poder de los ricos), pero sus consecuencias son aterradoras por lo que tienen de rearme bélico, crisis económica programada, imposición de modelos culturales que favorecen la expansión del capitalismo, y desarme moral, pero en cambio rearme militar para nuevas guerras.

La escalada bélica mundial por el control de recursos energéticos incluye el genocidio en los países pobres y/o de otra religión. Lo primero busca arrebatarles sus tesoros, y lo segundo asegurar la buena conciencia de estos nuevos cruzados medievales que cínicamente dicen defender la democracia y los derechos humanos y luchar contra el terrorismo mientras atentan a diario contra las libertades, contra el derecho a la vida y contra la paz mundial.

Estamos al límite en un barco que se hunde, pero aún la conciencia de la mayoría de los pasajeros (nosotros), duerme. Sonámbula, anda atrapada en las tradiciones religiosas y mundanas ausentes de valores espirituales, mientras es bombardeada a diario para modelar su mente y que sus problemas sean los que dicen las informaciones que le suministran a diario los medios. Pero la conciencia puede despertar. Hace falta un despertar ético, una regeneración moral profunda como fuerza motriz para levantar cabeza. ¿Cómo hacerlo después de la traición de las religiones y sus Iglesias y contra el frente materialista política y científicamente organizado que mantiene el neoliberalismo en todo el Planeta?....

Solo es posible despertar la conciencia cumpliendo las leyes espirituales.
¿Acaso hay otro medio? Despertar la conciencia es despertar al sentido de la realidad.

Hay muchos caminos espirituales para llegar al mismo destino, la cuestión es que cada uno busque el suyo para finalmente transformarse en alguien más noble, más desinteresado, más divino y menos humano -demasiado humano que le dé los conocimientos y la fuerza precisa para descubrir el sentido de la propia vida y con quién vivirla y unirse en este barco que naufraga llamado Civilización Capitalista.