La iluminación espiritual

El baile de los parceleros locos

PATROCINIO NAVARRO

Imagen; El baile de los parceleros locos; Patrocinio Navarro

LAS GRANDES PARCELAS

Convertidas en parcelas de negocio y poder.

El gran paradigma de las sociedades modernas se basa en el desprecio de la totalidad y en el cultivo de grandes parcelas convertidas en parcelas de negocio y poder: multinacionales, poder político, poder religioso, poder mediático, financiero, etc. De ellas dependen otras parcelas (ciencia, recursos, cultura, educación etc.) y en cada una de estas parcelas subsidiarias –que tienden a reproducir el patrón paradigmático figuran nombres y apellidos de personas o sociedades de personas. Y el conjunto se mueve.

Cada una de las grandes parcelas-madre intenta tomar el control sobre las otras y sus filiales dependientes a fin de aumentar su tamaño y su poder. ¿Quienes dirigen las grandes parcelas y planean los grandes movimientos? No se muestran jamás públicamente. Dan la cara por ellos ciertos individuos a los que llamaremos prohombres de portada. La mayoría de estos prohombres de portada se nos muestran como espiritualmente muertos, escépticos, agnósticos, o materialistas; creen que la vida consiste en pertrecharse del suficiente poder que les permita triunfar sobre otros aspirantes, de conocimientos suficientes que les otorguen cierta dignidad intelectual, y de lo suficiente para llenar sus despensas y su tiempo de existencia que suponen limitado a este mundo. Este es el paraíso terrenal de los políticos, especialistas, expertos, ideólogos, gurús en los diversos ámbitos; todo ese variopinto mundillo de los auténticos disgregadores y de los Oportunistas del Conocimiento.

La fragmentación cultural y la ignorancia de unas partes sobre las otras, es, por su intervención, la clase de cultura que llega a las escuelas de nuestros hijos mucho más tarde de darse a conocer en sociedad, cuando ya ha calado suficientemente como ideología o como paradigma socialmente rentable.

Al negar la Meta-Física (el más allá de la Física) con su sentido de la lógica racionalista, cartesiana, materialista y newtoniana heredadas del pasado, los que dirigen el mundo cultural, científico y académico creen haber llegado al summun de la sabiduría, y unos a otros se dan la razón en este aspecto, y por ello se reconocen entre sí, mientras a través de su trabajo influyen sobre multitudes ignorantes, que los toman por auténticos sabios sin darse cuenta éstos de la enorme responsabilidad de conciencia que contraen disgregando, manipulando, empobreciendo la Realidad, y apartando de ella a las gentes de menores conocimientos, como sucede en el mundo intelectual, en el mundo científico y en el mundo de las religiones oficiales.

Si las personas responsables de formar opinión conocieran las consecuencias negativas - o Karma -, que les supone el errar y arrastrar a error a otros,-por no hablar de su papel como elementos involucionistas en el colectivo humano- casi es seguro que la mayoría de los libros no existirían, los científicos jamás investigarían otras cosas y los responsables de la sociedad en cualquiera de sus aspectos tendrían mucho más cuidado en hablar y en actuar del que tienen habitualmente. Por supuesto, dejarían de mentir y manipular mentes.

La impresión que mientras tanto recibimos de la realidad si miramos el conjunto de las culturas del mundo, es que nos hallamos ante un enorme campo donde reina el particularismo, el elitismo, el seguidismo, la falta de conocimiento profundo y un largo etc., con la sensación de que la realidad es una complejidad inarmónica, un rompecabezas donde las piezas nunca encajan. Un enorme galimatías.


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