La iluminación espiritual

Armadura celestial

LA GUERRA ESPIRITUAL

  1. En las batallas se le denomina armadura física a un conjunto de piezas con que los guerreros se protegen el cuerpo o parte de él.
  2. Alrededor nuestro hay dos mundos, uno físico y otro espiritual, dentro del espiritual existe una tremenda batalla, por cada una de nuestras almas.
  3. Aunque no lo notemos, alrededor nuestro se está librando una guerra, es por ello que debemos asumir una posición de protección y combate.
  4. Por lo tanto mejor vistámonos de la armadura celestial, para que podamos resistir en los días malos y nos podamos mantener firmes en cada obstáculo.
  5. La guerra espiritual invisible, también llamada lucha en las regiones celestes es una batalla que envuelve a cada uno de los seres humanos.
  6. Aunque la guerra espiritual no se ve, es absolutamente real y sus estragos se producen en las almas de cada persona, al estar dotados de libre albedrío.
  7. En la actualidad nosotros estamos involucrados en una guerra espiritual, sobre lo que podría catalogarse como la lucha final entre el bien y el mal.
  8. Estamos inmersos en la guerra final, una guerra de espíritus, la guerra más grande que cualquier batalla que la humanidad haya pasado.
  9. En nuestros tiempos las fuerzas del mal utilizan todos sus métodos para engañar a la gente, tratando de tomar ventaja en esta batalla final sobre la tierra.
  10. Están abiertos ambos caminos, el camino negativo rumbo a la destrucción del enfrentamiento del hombre con el hombre o el camino de sabiduría y compasión.
  11. Así reconociendo estas fuerzas del mal que gobiernan sobre la tierra, debemos estar preparados para toda clase de pruebas.
  12. Todo hijo de Dios necesita saber cómo hacerle frente al enemigo, es por ello que Dios nos da instrucciones detalladas para poder portar su armadura.
  13. Como guerreros victoriosos, nuestra armadura estará lista y dispuesta a cada momento para protegernos del enemigo en su propio campo.
  14. Vestir con la armadura celestial será una forma de vida que caracteriza aquellos quienes viven sus vidas de acuerdo a la instrucción divina.
  15. La primera instrucción concerniente a la armadura de Dios es ceñirnos con el cinturón de la verdad. Es decir, estaremos listos para la batalla, con el cinturón puesto, hasta que nos hayamos ceñido de entendimiento, portando el conocimiento celestial. La segunda parte de la armadura es la protección de la coraza de justicia, la tarea de la coraza es la de proteger el pecho y especialmente el corazón.
  16. Para poder portar esta coraza, será necesario que seamos personas con un corazón justo en todas las áreas de nuestra vida.
  17. La tercera parte de la armadura de Dios son los zapatos, como sabemos, los zapatos se necesitan para facilitar el movimiento de los pies.
  18. En el caso de la armadura de Dios, los zapatos que nos deberíamos de poner son los de tener la disposición de proclamar el evangelio de la paz.
  19. Ponerse estos zapatos significará que estaremos listos, para cuando el proveedor de la armadura nos llame, para movernos a proclamar la paz.
  20. La cuarta parte de la armadura será tomar el escudo de la fe, esto significará simplemente creer en lo que Dios ha dicho.
  21. El conocimiento no es fe necesariamente, solo creyendo lo que Dios dice, tendremos protección semejante a la que el escudo da a un guerrero.
  22. La parte final de la armadura de Dios es la espada del Espíritu, la espada que viene de Dios, quien es espíritu, que es el conocimiento de Dios en acción.
  23. El conocimiento al cual se refiere aquí no es conocimiento intelectual, es el conocimiento que ha pasado de lo externo de la mente hasta el corazón.
  24. Entre más conocimiento puesto en nuestro corazón, con más filo será la espada que tengamos, será eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos.
  25. El conocimiento de Dios en acción en nuestra vida es la mejor arma que podemos tener y la única mediante la cual podemos vencer al enemigo.
  26. Debemos ser conscientes que se nos ha dado la armadura completa de Dios, nuestra responsabilidad es tomarla, ponérnosla y vestirla en fe
  27. Así vistiéndonos con la armadura celestial, hemos sido plenamente equipado con las armas que garantizan protección y combate en nuestra vida.